Capitulo 37 5/10

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Tome a la mujer de mi vida de la mano y se la bese dulcemente, ella sonrió y juro que nuestros ojos brillaban con el choque de nuestras miradas. La conduje hasta la pequeña mesa e hice que se sentara en los cojines que prepare para ella. Yo volví a la cocina y tome la pasta que prepare y volví a la sala y la serví.
—Se ve deliciosa —me dijo mientras la miraba.
—Y sabe aun mejor, te lo aseguro —cuando termine de servir fui a la cubitera donde tenia enfriando un excelente vino rosado, lo descorche y lo serví en unas copas que estaban junto a otras copas que tenían solo agua. Me senté en mi lugar y comenzamos a cenar, ella quedo encantada con mi pasta, cuando uno vive solo debe aprender a cocinar si o si, muchas personas dirían que es mejor comprar comida echa y evitarse problemas, pero no, creo que llega el momento en el que te aburre y crees que es mejor prepararte tu mismo lo que tu deseas y bueno han sido años de practica, así que me defiendo perfectamente en este campo.
—Gracias por todo esto, es increíble, tan dulce, romántico... nunca nadie había hecho algo así por mi.
—No agradezcas. Solo quería un momento así contigo, un momento dulce, romántico y sobre todo especial. No hay nada que yo no hiciera por ti _____.
—Te amo James. Jamas pensé que yo me enamoraría así de nadie.
—Ni yo. Todo esto es tan nuevo para ti como para mí, y quiero que así sea siempre, quiero que juntos descubramos mas cosas. No quiero que te prives de nada, quiero que conozcas todo lo que tengas que conocer, que rías, que aprendas, incluso aunque no quiera verte sufrir, quiero que te equivoques y que llores, pero quiero que me permitas estar a tu lado en cada momento de tu vida, bueno o malo.
—Oh James... claro que te lo permito, yo no quiero nada si no estoy contigo. Así que te exijo nunca te vallas de mi lado porque no podría soportarlo.
—Te amo.
—Y yo a ti —me acerque a ella y nos besamos con una dulzura que a cualquiera que nos viera seguro empalagaría, pero como estando con ella todo me da igual, pues no me interesa .Es increíble que sienta esto por ella, por mi sobrina, pero cuando estamos juntos, nada importa y nos olvidamos incluso de que somos familia.
Después de la pasta serví las tiras de pollo que prepare en salsa de chipotle, las cuales también le encantaron. Todo esto acompañado de una entretenida platica sobre su escuela y mi trabajo, ella me hablaba sobre sus clases, sus estudios para sus exámenes incluso me contaba de algunos de sus compañeros. Me contó de Dana, la chica con la que no tiene buena relación, la recuerdo perfecto del día que fui por ella a aquel canta bar para impedir que hiciera una tontería de la cual no quiero recordar. Resulta que _____ y Dana eran muy buenas amigas, pero Dana se enamoro de un chico el cual se enamoro de ______, ella nunca le hizo caso por respeto a su amiga, pero Dana no lo vio de esa forma y bueno por desgracia su amistad termino y desde ese día no se llevan nada bien.
Al termino de nuestra cena, disfrutamos de nuestros bombones con chocolate, mientras continuamos con nuestra platica, que ahora ya se había convertido en preguntas y respuestas.
—Ok, es mi turno... ¿A los cuantos años fue tu primer beso?
—A los 12 —conteste —Y estuvo horrible, ya que mas bien debería decir que me besaron. Era una chica mas grande y bueno en lugar de haberme gustado porque ella tenia mas experiencia a mi no me gusto en lo mas mínimo, parecía que quería que su lengua me llegara a la garganta... horrible.
—Iugh, que horror —dijo burlándose —el mio fue a los 10 años en la escuela y bueno no estuvo tan mal, mas bien estuvo como muy simplón y sin chiste —se encogió de hombros.
—Bueno yo hubiera preferido uno así... En fin, me toca, ¿Cuál es tu materia favorita?
—Historia, me encanta, sobre todo la mundial... ¿y a ti?
—Una coincidencia más, también amaba la clase de historia ah y las matemáticas.
—Wakala, ¿enserio te gustaban las mates? Yo las detesto —comencé a reír ante su gesto de asco, creo que ni viendo comida podrida hubiera hecho la misma cara.
—Enserio... A mi me encantan, por eso amo mi profesión, se usan mucho.
—Mira, no tenia ni idea, ahora ya se quien me ayudara a estudiar mate.
—Cuando quieras cariño, yo te ayudo.
—Se me acaba de ocurrir algo. ¿Qué te parece si jugamos? —me dijo coqueta mientras se mordía el labio. Creo que ya se a que tipo de juegos se refiere, me acerque a ella y bese su cuello y subí despacio hasta sus labios.
—Mmmm, me encanta jugar contigo, así que tú dirás.
—¿Tienes alguna enciclopedia de historia? —detuve mis incitantes besos, ¿Qué? Mierda, yo creí que esto terminaría en un sexo delicioso, me aleje de ella y la mire ceñudo, este juego ya no me gustó.
—Si, están en el librero... ¿Para que quieres una enciclopedia? Creí que querías jugar —se levanto y fue al librero, comenzó a mirar los libros que tengo hasta que tomo una gruesa enciclopedia de historia universal, le dio una ojeada rápida y volvió a sentarse.
—Pues obvio vamos a jugar... Quiero saber que tanto sabes de historia, si tanto te gustaba, seguro eres bueno —fruncí más el ceño y la miraba confundido.
—Ok, esto no es lo que yo tenia en mente —estallo en risas. Dejo la enciclopedia en la mesa y rodeo mi cuello con sus brazos, poso sus labios sobre los míos y dijo en un susurro
—Yo se perfecto lo que tenias en mente... Yo te pregunto algo y si contestas incorrectamente te quitas una prenda y viceversa.
—¿Hasta quedar desnudos? —le pregunte con picardía, ahora si ya comienza a gustarme.
—Completamente desnudos —mordió mi labio y yo gruñí. Ya comienzo a excitarme.
—Me encanta la idea, pero para que sea más interesante, si uno contesta correctamente tiene el derecho de exigir que su contrincante se quite una prenda.
—Ok, hecho.
—Y el que quede desnudo primero, ¿Qué castigo recibirá?
—Eso no lo se, ya lo decidirá el ganador, pero que sea duro.
—Mmm duro. Ok, pues empecemos, muero de ganas por castigarte y hacerte el amor bien rico.
—Uy, ¿tan seguro estas de que vas a ganar?
—Por supuesto, además de que me conviene ganar, puedo ser un experto en historia si me lo propongo.
—Ok, veamos si es verdad.
Nos sentamos frente a frente a una distancia corta. Y como yo soy un caballero, le cedí el primer turno. Tomo la gruesa enciclopedia y comenzó a buscar una pregunta
—Para que veas que soy una niña muy buena, una fácil... ¿Quién fue Napoleón Bonaparte? —ja, valla que esta regalada, lo siento princesa pero creo que voy a ganar, tu peor error fue darme ventaja.
—Fue un emperador de Francia, un genio militar mayormente conocido por haber logrado conquistar casi todo el Occidente y parte de Europa central gracias a sus alianzas, era un hijo de puta tirano pero un puto genio, era muy inteligente. ¿Con eso esta bien? O quieres que te hable mas a detalle —pregunte con presunción.
—Con eso es suficiente, si me hablas de todo lo que hizo seguro no acabamos en toda la noche —me paso la enciclopedia —es tu turno.
—Pero antes señorita... Quítate la chamarra —sonreí con malicia, ya la quiero toda desnuda para mi. Ella puso sus ojos en blanco, y yo solo encogí los hombros como disculpándome pero la verdad es que no lo siento, comienzo a disfrutar de este juego. Cuando se quito la chamarra la aventó al sillón y me miro esperando ahora mí pregunta.
—Muy bien —comencé a buscar algo difícil para preguntarle, yo no tendré piedad. Genial ya lo tengo —dime cariño ¿Cuáles fueron todos los países que participaron en la primera guerra mundial? Y cuando digo todos, son todos, de ambos bandos.
—¿Todos? —pregunto incrédula, lo se nena esta difícil.
—Todos, si omites uno la tomo como errónea.
—Eres un maldito tramposo ¿Lo sabias? —Con una sonrisa cínica me encogí de hombros —ush, ok, haber... De las potencias fueron el Imperio Austrohúngaro, Bulgaria y el Imperio Alemán y de los aliados fueron Gran Bretaña, Italia, Francia, Rusia y Estados Unidos —sonrió triunfante y me miro con las cejas enarcadas.
—¿Segura que son todos? —le pregunte divertido y su sonrisa se borro.
—¿Me faltan?
—Así es, te faltan 2, uno de cada bando.
—Mierda... Emm... ¿España?
—Error, perdiste cariño y eso que te di otra oportunidad para que me dijeras los que te faltaron. Quítate el short.
—Tramposo, eso eres, un maldito tramposo —refunfuñaba mientras se quitaba su short, yo solo la miraba con excitación y gracia, amo hacerla enojar.
—¿No te interesa saber cuales te faltaron?
—No —respondió haciendo un gracioso puchero mientras me arrebataba la enciclopedia de las manos —es mi turno... La tengo. Dime tiíto... Fecha del nacimiento y muerte de Adolfo Hitler.
—¿Qué? ¿Es enserio? Recordar fechas no es lo mío.
—Lo siento cariño —me imito al llamarme cariño— quiero día, mes y año o te la tomo como errónea —ahora ella sonrió con malicia y yo la miraba con coraje, condenada esto lo hace por venganza. Piensa Maslow, recuerda el año primero, seguro de ahí es mas fácil dar con el mes... bueno recuerdo que murió en 1945, si estoy seguro, si tan solo pudiera saber cuantos años tenia cuando murió, maldita sea...
—No lo se... solo se que murió en 1945 —le dije mirándola con los ojos entrecerrados, de repente soltó en carcajadas.
—¿Se siente feo verdad? —condenada se esta burlando de mi —quítate los pantalones.
—¿No prefieres que me quite la chamarra? —le pregunte con curiosidad, creo que en este tipo de juegos uno va en orden ¿o no?
—No. Quiero ver a mi Garu ir despertando... la chamarra —ordeno.
—Bien, bien —me puse de pie y me quite el pantalón al quedar en bóxers me volví a sentar frente a ella.
Continuamos con las preguntas y respuestas de Historia. A pesar de que nos hacemos preguntas difíciles para tratar de ganarle al otro, a pesar de que nos molestábamos continuamente para hacernos refunfuñar, esto estaba siendo divertido, a mi jamás se me hubiera ocurrido jugar algo así, es divertido, te ayuda a aprender pero sobre todo es bastante erótico, irse desnudando poco a poco y con lentitud es bastante excitante, otra novedad y otro juego que debemos repetir a como de lugar.
Me sorprendió saber que en verdad si tiene conocimiento sobre Historia, no me mentía cuando me decía que le gustaba, así que la competencia estuvo reñida, nos preguntábamos sobre más cosas de la primera y segunda guerra mundial, sobre la revolución industrial, presidentes y más, hasta que finalmente ella quedo solo en bragas y yo en bóxers. Ya tenia sus preciosos y redonditos pechos a la vista, carajo, no aguanto, ya quiero morderlos y besarlos.
—Bien, es mi turno, si contestas erróneamente pierdes —sonrió con malicia, mierda, estoy seguro que me hará una pregunta bastante difícil, pero debo tratar de contestar correctamente, si lo hago entonces ella perderá y no puedo darme el lujo de fallar, vamos Maslow, tu puedes.
—Dime ¿Qué separaba el muro de Berlín? —La mire, la mire y la mire por unos largos segundos, mire su boca que comenzaba a curvarse en una sonrisa que me decía "gane" continúe bajando hasta sus pechos, los mire a cada uno con detalle, sus pezones ya estaban erectos, esta excitada, perfecto. Volví mi vista hasta su rostro, continuaba sonriendo, ella ya se ha declarado la ganadora de nuestro juego pero la última palabra la tengo yo...
—El muro de Berlín se levanto en el año de 1961, ¿el motivo? Según era para proteger a los habitantes de la RDA contra los ataques fascistas occidentales. Pero el objetivo real era otro, impedir el escape a la libertad de miles de ciudadanos inconformes con el régimen comunista impuesto por la Unión Soviética. El muro separaba la República Federal Alemana de la República Democrática Alemana.
Su sonrisa desapareció conforme iba dando mi excelente explicación, el tema sobre ese muro lo estudie infinidad de veces y es por eso que lo se a la perfección. Se que solo me pidió que repúblicas se separaban pero para hacerla enojar y restregarle mi triunfo opte por darle un pequeño resumen sobre el tema. Maslow, eres un puto genio, Bonaparte y Hitler te quedan cortos.
—Quítate las bragas y prepárate para tu castigo... cariño.

Me puse de pie, tome mi copa y de un trago me termine el vino. Sentía el delicioso y dulce sabor recorrer toda mi boca, lo saboree por unos cuantos segundos y lo deje resbalar poco a poco por mi garganta, sentía el fresco vino por dentro, era una sensación maravillosa, pero no se comparaba con esta sensación de saber que tengo a la mujer que amo frente a mi dispuesta a recibir el castigo que se merece.
Algo duro. Ella así lo dijo desde antes que iniciara el juego. Y algo duro le daré.
Le tendí mi mano, ella aun estaba un poco enfurruñada por su derrota pero poco a poco se relajaba, esta consciente que perdió y bien, no hubo algún truco ni nada por el estilo, me subestimó y bueno aquí están las consecuencias. Cuando se levantó la tome de la cintura y con fuerza la hice girar para que me diera la espalda, la acerque a mi y sentí su espalda desnuda en mi pecho. Lentamente mis manos fueron de su cintura hasta su abdomen, quiero hacerle algo a este preciosa y suave barriga, mi dedo dibujo su ombligo, su hermoso y pequeño ombligo, también tengo que hacer algo con el. Con las palmas de mis manos baje hasta sus caderas, aun tenia sus bragas puestas, eran de un encaje fino, mas bien era como un cachetero color lila, un color tierno y dulce, me gusta.
Deslice mis dedos indices por dentro de ella y con fuerza la rompí. Escuchar como se rasga el encaje es un sonido muy excitante.
—¡Oye! —me regaño.
—Tranquila cariño, esto forma parte de mi castigo... dejarte sin ropa interior.
Quiso decir algo más pero se contuvo. Sabe que no puede decirme nada, solo esperar el castigo que le corresponde. Aventé el pedazo de encaje en que se convirtió su cachetero y lo lance a no se donde y tampoco es que importe mucho ¿no? Con mi nariz acaricie su cabello y la hundí hasta sentir su nuca, inhale su delicioso aroma y pose un dulce beso en su cuello, fui hasta su oreja y la acaricie también y pose otro beso detrás de ella.
—Para que veas que soy un niño bueno, te daré la opción de atarte, pero, si tu respuesta es no, debes prometerme no moverte —le dije susurrándole en su oído mientras una de mis manos que aun con la palma acariciaba la piel de su vientre, bajo lentamente hasta su entrepierna y sin darle tiempo a nada hundí mi dedo medio dentro de ella.
_____ se arqueo llena de placer, recargando su cabeza en mi pecho al tiempo que la echaba hacia atrás, cerraba los ojos y abría la boca con un grito en silencio. Estaba húmeda y eso que apenas y la he tocado, me encanta ponerla así. Saque mi dedo y volví a meterlo con fuerza pero esta vez no lo saque, comencé a moverlo en círculos y sentía como sus paredes vaginales me acariciaban, mi dedo pulgar se unió al juego y comenzó a acariciar y estimular su perla la cual poco a poco comenzaba a hincharse.
—¡James! —gimió y yo sonreí de lado, mis dedos están haciendo un excelente trabajo, cada vez se empapan más.
—¡Shhh! —saque mi dedo y volví a meterlo haciéndola arquearse más —Dime _____, ¿atada o no?
—At... atada —dijo con esfuerzo, estaba inmersa en su viaje de placer al cual yo la estoy guiando.
—Buena elección.
Mis dedos continuaban llenándola, con la mano que aun tenia en su vientre la apreté más a mi, sentí su trasero en mi erección que aun estaba prisionero por el bóxer, ella al sentirlo movió las caderas sobre el, ya lo desea, pero para que ese momento llegue aun falta. Mordí su hombro y volvió a gemir, sentí como su vagina se contraía, estaba cerca de venirse.
—No te vengas.
—¿Eh? —pregunto confundida.
—Esta vez no te vas a venir hasta que yo te lo ordene, si te vienes antes no habrá Garu después de tu castigo ¿entendido?
—James, por favor.
—No estas en condiciones de pedir nada, ahora dime ¿entendido? —Le dije mientras mis dedos disminuían su ritmo.
—Ok... entendido —dicho esto, la solté y camine hasta quedar frente a ella.
—Acuéstate sobre la alfombra y abre las piernas.
Sin darle la oportunidad a que me dijera nada di media vuelta y salí de la sala rumbo a mi habitación. Carajo, esto es tan jodidamente excitante, lo que estoy apunto de hacer con _____ nunca lo había echo con nadie, y bueno eso es obvio, como lo he dicho mi vida sexual en el pasado era de lo mas normal y tradicional, claro, con algunas practicábamos una que otra pose pero nada comparado con lo que he hecho con _____. Esto que haré, fue una recomendación que en algún momento me dio un compañero de la universidad, el dijo haberlo echo y le gusto, así que bueno, ahora es momento de probar si es tan bueno como el lo decía.
Tome el pañuelo rosa que ya es uno de nuestros accesorios principales para este tipo de ocasiones, y baje de nuevo a la sala. Al llegar vi a _____ que ya estaba acostada y abierta de piernas tal y como yo se lo había pedido, la tenue luz de las velas la hacia verse mas hermosa y sensual de lo que ya es. Dios, me encanta, estoy muy duro, ya quiero cogérmela pero bueno, es momento de su doloroso pero excitante castigo, y cuanto antes mejor. Aquí vamos.
Camine hacia ella, tome la cubitera, una vela y me hinque delante de ella. Su hermosa y perfecta vagina estaba expuesta a mi, estaba palpitante y chorreando de deseo, si nena, te quiero más mojada aun. Ella me miraba con curiosidad, no tenía ni idea de que estaba a punto de hacer. Puse la vela y la cubitera sobre la alfombra a un lado de mí, le hice una seña para que se sentara y lo hizo de inmediato, genial, ya sabe que en este juego mando yo. Me di paso entre sus piernas que aun seguían abiertas, me acerque a su rostro y bese sus labios con fiereza y posesión, cuando nos quedamos sin respiración me aleje de ella y la mire, observaba con detenimiento su hermoso rostro y finalmente bese la punta de su nariz. Tome sus manos e hice las llevara hacia su espalda, con el pañuelo amarre sus muñecas con un buen nudo, esta ocasión por nada del mundo puedo dejar que se deshaga de su amarre. Me estire y tome uno de los cojines que usamos de asiento, lo puse detrás de ella e hice que se acostara apoyando su cabeza en el cojín.
—Ahora te voy a vendar los ojos —le mostré otro pañuelo pero este era de color rojo —Tu castigo cariño es un poco doloroso pero nada que no puedas soportar. De todas formas te aclaro que yo jamas haría algo que te lastimara de verdad y lo sabes, así que te pido confíes en mi, y sobre todo que disfrutes del placer que esto te va a causar. ¿Entendido?
—Si, entendido —su voz estaba llena de curiosidad y excitación, creo que la idea de que le vendara los ojos le gusto y la prendió más. Perfecto, ese era justo lo que quería provocar en ella.
Me acerque a ella, levante su cabeza y puse el pañuelo de seda sobre sus ojos y lo amarre sobre su nuca, hice unas señas frente a ella pero no hubo respuesta, eso quiere decir que no ve absolutamente nada, finalmente recosté su cabeza con delicadeza nuevamente sobre el cojín.
Fui hasta sus labios y les di un pequeño beso que ella de inmediato me respondió, bese su barbilla, su cuello, el valle de sus senos, su abdomen y su vientre, volví a subir hasta sus senos y metí uno de ellos a mi boca, succione con fuerza y ella gimió, con mi lengua dibuje la areola, mordí su pezón y lo abandone para ir al otro y repetir la misma operación. Cuando termine de disfrutar y saborear esos deliciosos pechos me incline y me dedique a mirarla unos segundos. Estaba jadeante, su pecho subía y bajaba por su acelerada respiración, sus labios rojos como la cereza y entre abiertos, incluso, a pesar de la tenue luz de las velas pude notar como sus mejillas estaban enrojecidas por el calor que la invade desde el fondo de su ser. Sus piernas abiertas, la tome de sus rodillas e hice que las flexionara para tener una mejor vista de su vagina, mi hermosa Pucca.
Me estire un poco hasta la mesa y tome una de las servilletas de tela, tome dos hielos de la cubitera y los envolví con la servilleta, le hice un nudo y la puse en la cubitera para evitar que se derritan. Tome la vela que estaba a un lado, y con la otra mano tome la cubitera, me puse a un lado de ella, su cuerpo quedaba de forma horizontal delante de mi, la música de piano continuaba sonando y hacia mas perfecto el momento. Puse la cubitera de nuevo sobre la alfombra para tenerla bien cerca.
Levante la vela sobre ella a medio metro sobre de ella, la ladee un poco y una gota de cera liquida callo en el valle de sus senos.
—¡Ah! —Pegó un pequeño grito —¿Qué fue eso?
—¿Qué sentiste? Y dime la verdad.
—Sentí... caliente, me quemo pero...
—Pero...
—Me gusto —admitió con timidez. Mis labios dibujaron una sonrisa de lado, mierda, esto esta saliendo mejor de lo que esperaba.
Volví a ladear la vela y otra gota de cera callo pero esta vez sobre su seno izquierdo, se arqueo y volvió a gritar, amo cuando grita con dolor pero con placer al mismo tiempo, eso me incita, me prende, me vuelve loco. Fui a su seno derecho y volví a poner una gota de cera. Luego llene su abdomen de gotitas de cera que ya estaba fría y dura, volví a sus senos y también los inunde de cera. Cada que una gota tocaba su piel gritaba, le dolía y ese era su castigo pero cuando el dolor se convertía en placer, me hacia sonreír y me ponía mas duro todavía, ese es mi premio. Finalmente puse una gota en cada uno de sus pezones, y fueron esas últimas gotas las que más la hicieron gritar y arquearse de placer.
Con su respiración agitada, me acerque a sus labios que aun estaban entre abiertos, con mis dientes tome su labio inferior y tire de el, ella jadeo de nuevo. Solté su labio y me adueñe de los dos en un beso insistente, la deseo tanto, me quiero hundir en ella ya, me baje mi bóxer, mi pene salio disparado y bien firme, ya necesitaba expandirse con libertad, para dar por finalizado nuestro beso volví a morder su labio. De un rápido y ágil movimiento me coloque entre sus piernas, la tome con fuerza de su cadera y de una fuerte y salvaje envestida la penetre.
—Ahora te voy a coger duro, tal y como tú lo pediste —comencé a entrar y salir de ella con rapidez.
—Si, duro, cógeme James.
—Tío, soy tu tío.
—Si, tío, cógeme.
—¿Así? —pregunte entre dientes mientras la penetraba con mas fiereza aun, solo sentía como mis bolas se tambaleaban de aquí allá chocando contra sus nalgas.
—Si, así... Tío, así, me vuelves loca —sus palabras me estimulaban más y más, hacían que acelerara mi ritmo y que la forma en que la estaba poseyendo fuera mas salvaje y primitiva, bendita historia universal, jamas pensé que me serian de tanta ayuda, gracias a ellas estoy aquí cogiéndome a mi sobrina, duro y muy delicioso. Sentí como su vagina comenzaba a contraerse alrededor de mi pene, esta por venirse.
—No te vengas, hasta que yo te lo ordene.
—¡Dios! Si no me vengo... te juro que moriré.
—No te vengas todavía.
Le dije con fuerza, este es mi castigo y se hace lo que yo diga. Rodeo mis caderas con sus piernas y con sus talones en mis nalgas me apretó más a ella para que le diera más, no quiere que pare. Comenzó a menear sus caderas y eso fue mas que suficiente para que yo me acercara más a mi clímax, ya casi, ya casi... Una, dos, tres, cuatro envestidas. Le di una fuerte nalgada en su nalga derecha que la hizo gritar con más fuerza.
—Vente para mi... ahora —le exigí y dicho eso llego al orgasmo, retorciéndose y convulsionándose de placer al mismo tiempo que me venia yo también.
Sentado sobre mis talones, jadeante, con los ojos cerrados y mi cabeza hacia atrás, poco a poco trataba de reponerme después de tan glorioso orgasmo. Lentamente saque mi pene de su vagina que aun lo abrazaba con fuerza, pues sus paredes seguían contraídas por el orgasmo. Ella dejo caer las piernas estirándolas, ella esta aun más exhausta que yo. Me volví a poner a un lado de ella, levante su cuerpo e hice que se sentara recargandola en mi pecho, aun estaba débil, deshice el nudo del pañuelo que ataba sus muñecas, volví a acostarla lentamente y comencé a sobar sus muñecas con ternura para que se relajaran. Bese sus manos y las puse a un lado de su cuerpo, luego tome su cabeza y la levante un poco y quite el pañuelo de sus ojos, lentamente y pestañeando abrió los ojos, a pesar de que era suave la luz de las velas, sus ojos tardaron unos segundos en acostumbrarse a ella. Su mirada se encontró con la mía y me sonrió con timidez y yo le respondí de la misma manera, con las yemas de mis dedos acaricie su mejilla y me acerque apara besar dulcemente sus labios.
—Te amo —ella sonrió ante mis palabras y sus ojos brillaron.
—Yo también te amo James.
—Mírate —le dije con una sonrisa traviesa y con los ojos la invite a que se viera. Así lo hizo y abrió la boca con sorpresa.
—Dios, James, ¿Qué me hiciste? —Comenzó a reír —¿es cera?
—Así es —reí también por lo bajo —¿Te gusto?
—Si, mucho la verdad. Me quemaba al principio y dolía pero luego se sentía rico.
—Me alegra que te haya dolido y que te haya gustado también. Ahora déjame limpiarte —tome la servilleta que prepare con hielos y comencé a limpiar las gotas de cera de su cuerpo lentamente y con delicadeza.
—Uy, esto se siente más rico todavía, reconforta mucho después de la quemazón —sonreí y continué limpiándola, cuando termine, bese fugazmente sus labios, la tome entre mis brazos me puse de pie, ella rodeo mi cuello con sus manos y me miraba con ternura, acaricie su nariz con la mía y la lleve hasta la habitación. Al llegar la puse sobre la cama, fui por un poco de crema, puse unas gotas en mi mano y la unte en su vientre y pecho. Ya más reconfortada, nos metimos por debajo de las sabanas, nos abrazamos, nos besamos e hicimos el amor toda la noche.

Enamorado de mi sobrina (James Maslow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora