IX

1.8K 319 93
                                    

A pesar de las constantes vueltas que le dio ya a toda la cama, el sueño no llega y aun con la presión de levantarse tempranísimo para irse, no puede ni siquiera sentirse cansado. Solo ansioso. Calzándose las botas que le prestó Naruto, sale con la pijama del rubio y se asoma al pasillo oscuro. Nada inmuta el silencio del campo.

Cierra la puerta detrás de él y mira las escaleras. Sabe que Naruto duerme en la sala, lo ha visto doblar las cobijas, así que baja con mucho cuidado, procurando no hacer ruido aunque es innecesario, apenas baja nota que la sala está limpia y en la cocina hay una luz encendida. Camina con seguridad y sin cuidar los ruidos.

-¿Qué demonios haces despierto a...? –detiene la queja al ver a la mujer con una trenza mal hecha mientras termina de limpiar la mesa del comedor. –Perdone, pensé que era...

-¿Mi hijo...? Está en el granero. Dijo que iría a acomodarle a Kurama... -le explica sin verle y Sasuke se siente regañado a pesar de lo incongruente que suena todo. -¿Me haces un favor, pequeño?

-Dígame.

-¿Puedes llevarle el café? –le muestra una taza grande de plástico. –Me gustaría que no se embriagara.

-¿Embriagarse? –se lo imagina y ya siente la molestia de verlo así. Aun con eso, toma la taza y sale por la puertecilla hacia el establo. El frío le golpea las mejillas y camina con dificultad por los saltamontes que aparecen a la mitad de sus movimientos haciéndole moverse con temor a aplastarlos o que caigan en su cabello. Odia esa sensación.

Aun así, se permite ver el cielo y goza una última vez del brillo de las miles, millones de estrellas y el aroma de la naturaleza.

Al fin llega a esa puerta corrediza y la encuentra semi abierta, lo suficiente para pasar su cuerpo de lado, apenas rozando los bordes. Lo ve en el suelo tarareando una canción mientras mueve la botella encima de su estómago. Está ebrio, lo nota apenas con el siseo de sus palabras.

-Don't let me down... don¨t let me down...

-No creí que supieras esas canciones.

-Son la onda... -dijo arrullado pero sentándose con dificultad, su cuerpo se mecía un poco y le vio con ojos enrojecidos por el llanto.

-Naruto, deja de beber alcohol. –se arrodilla y le ofrece la taza. –Ten, tu madre te la envía, dice que no te quiere ebrio.

-¿No debería estar dormido? –le dice con una sonrisa desganada sin tomar la taza.

-... Bajé por agua y tu madre me abordó.

-¿Por qué no me ama si yo lo amo a usted?

-Así no funciona. –le explica paciente y lo ve negar con la cara el café. –El hecho de que ames a alguien no hace que te ame. Eso es estúpido.

-Pero usted me ama... -le asegura con cierto puchero infantil. Sasuke le mira beber de la botella de nuevo. –No quiero café. –le dice empujando un poco la taza. –Tómesela usted.

-Yo tampoco quiero café. –le dice y baja la taza, asegurándola cerca de un pilar de madera. Al levantar los ojos mira la botella cerca suya. –Tampoco alcohol.

-¿Seguro? Ayuda a llorar.

-Sí, pues no quiero.

-Y también a decir cosas. –le sonríe travieso pero Sasuke intenta quitársela ahora. –No, si no es para tomar, no se la doy.

-Le voy a tomar. –asegura y le da un trago chiquito, mientras se sienta a su lado y deja que Naruto recarga su cabeza en su hombro. Planea arrullarlo.

La irreverente historia sobre cómo Sasuke encontró al amor de su vidaWhere stories live. Discover now