VIII

1.7K 299 140
                                    


Si tan solo hubiera tomado el sombrero para tener algo suyo en estos momentos, sentado en esa salita con las flores falsas, no se sentiría tan solo y ansioso. Mira la escalera esperando al rubio y no nota que se escapa un suspiro.

-Si te soy honesto, me asusté al regresar y no verte. –le comenta Itachi sentándose a su lado. –Pero cuando llegué a casa ese día, ya estabas aquí, te veías tan bien que ya no pensé en nada más que aliviarme.

-Afortunadamente me encontré una familia que me pudo recibir. –se queja sin verle, mirando las escaleras en espera del rubio de nuevo.

-Una buena familia... ¿no es así?

-... Sí. –dice recordándoles a todos. –Hay una mujer molesta, se llama Karin, la primera noche me invitó a pasar a su habitación y no creo que para una pijamada.

-Sí... -se ríe. –Tienden a ser así.

-¿Promiscuas?

-Muy claros con sus sentimientos. No hay cupo para errores, suelen hallar en seguida con quién quieren pasar el resto de sus vidas y con quiénes no.

-Pues qué envidia. –le dice con cierto coraje y mira de nuevo hacia arriba pensando si Naruto estará súper seguro. O sea, claro que lo ve seguro pero... ¿no sería simplemente que está confundiendo sus emociones? No llevan nada de conocerse, han sido tan pocas cosas que han vivido juntos... ¿quién se cree que es, Blancanieves? El idiota se le declaró la primera mañana con una flor... y el ultimo día le pide matrimonio ¿qué demonios le pasa? Así no son las cosas.

Da igual que pase en las películas y en los libros... así no son las cosas.

Da igual que suene tan bello y especial... así no son las cosas.

Da igual que él también quiera vivir algo así... así no son las cosas.

Da igual que haya venido hasta acá para buscarle tras un año completo... así no son las cosas.

Siente una mano sobre la suya en sus piernas. Su hermano la presiona con ligereza, para demostrar apoyo.

-¿Qué haces?

-... ¿No te gustaría... no lo sé... que sucediera algo?

-... ¡No! –le rechaza la mano y baja la mirada unos segundos antes de escuchar movimiento, el rubio ya está bajando las escaleras, puede ver su sombra.

-Las cosas que quieres que pasen, tienes que hacer que sucedan. Así son las cosas. –le dice con una extraña similitud a sus pensamientos. –Ya casi llega el momento, Sasuke, así que decide.

-Ya tengo mi decisión, desde hace un año.

-Bien. Entonces dísela. –se levanta del sillón y poniendo las manos en sus bolsillos, espera a que el rubio baje, se ve gracioso con su sombrero colgado en su cuello y la camisa de polo negra. –Mucho gusto, Itachi Uchiha, hermano mayor. –le ofrece la mano, el otro la sostiene.

-¡¿Usted es quien lo dejó abandonado en la carretera?!

-Y usted quien lo encontró y cuidó. –le contesta hábil y lo logra silenciar en su coraje.

-Hábil... pero no lo perdono dattebayo. No ande dejando a Sasuke en donde sea, se lo van a robar ¿ya lo vio?

-¿Qué tiene?

-Está bonito. –le apunta con dramatismo. –Las cosas bonitas luego luego son robadas.

-¿Tú vas a robártelo? –pregunta con tranquilidad y autoridad por la edad y el pobre rubio abre la boca sin poder contestar eso. –Bien, los dejo unos minutos para que puedan charlar. –dice y camina sin remordimientos.

La irreverente historia sobre cómo Sasuke encontró al amor de su vidaWhere stories live. Discover now