—Muy bien...—murmuró Jisoo cerrando unos de sus ojos mientras se movía de posición para captar diferentes ángulos — me gusta.
La sonrisa de Jisoo no se hizo esperar al ver a Chaeyoung en la posición correcta; sus brazos a un costado de su cabeza llena de pensamientos acerca de la chica que tenía enfrente, su mirada brillosa gacha, la tela cubría su cuerpo, rozándolo al igual que los dedos de Jisoo.
Jisoo aún se quedaba estática al ver la belleza de Chaeyoung; era arte. Sus orbes observaban con atención los movimientos de la mayor.
Los trazos eran sumamente delicados, hechos a medida con mucha finura.
Jisoo sonrió al ver una parte del resultado; estaba perfecto al igual que su musa.
Nuevamente guió sus orbes hasta Chaeyoung, la cuál estaba en una posición bastante comprometedora, Jisoo sonrió ladinamente, Chaeyoung era simplemente perfecta, una obra de arte por si misma sin necesidad de encuadres
—Eres arte...—murmuró por lo bajo.
Si Chaeyoung se viera con los mismos ojos de Jisoo, sería completamente diferente.
Jisoo la miraba como si fuera la mejor obra de arte de todo París, como si fuera la delicia más exclusiva de toda Corea, como si fuera la diosa más preciosa de todo el Olimpo.
Si tan solo supiera todo lo que sentía.
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