epílogo

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Los dedos de Jisoo se movían con agilidad sobre el lienzo, creando trazos finos y suaves, creando una perfecta recreación del crepúsculo.

Tenía una costumbre bastante peculiar; el día anterior a sus exposiciones, decidía pintar el cielo, le recordaba a cierta persona.

A veces escribía cartas sin destino, pidiendo volver a la noche en la que se conocieron, buscando sus ojos exhaustivamente, sin embargo, no había respuesta.

—Jisoo —sonrió.

Jisoo llevaba diez años como artista, se dedicaba al arte moderno, lleno de formas y colores. Era bastante reconocida en Francia. Desde que ganó la beca, nunca paró de trabajar duro y estudiar, así logrando mérito.

Hoy sería su primera exposición en su país natal; Corea, sí, volvería al país que la vio crecer.

Observó su obra, no era de las mejores, pero quería recordar aquellos momentos en Corea, en dónde tomaba los óleos y pintaba sin rumbo, solo sintiendo.

Limpió sus manos en su típico jean rasgado.

Se levantó de su tapete y caminó hcia la ventana que estaba al frente; el cálido cielo brillaba con fervor. Soltó un suspiro, quizás de cansancio o alivio, ni siquiera sabía.

"Mañana será un gran día" pensó.

—¡Mamá! —Un pequeño niño de unos cinco años corría alrededor de Chaeyoung con entusiasmo

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—¡Mamá! —Un pequeño niño de unos cinco años corría alrededor de Chaeyoung con entusiasmo.- ¡Mamá!

—¿Qué pasó, cariño? —preguntó con calma mientras seguía caminando al lado de su esposo; Michael.

—Quiero irme —dijo con un puchero, haciendo que la mujer sonriera.

Chaeyoung llevaba varios años casada, con una familia a la cuál amaba con todo su corazón.

—¿Vamos a ir a comer helado? —Volvió a hablar.

Chaeyoung miró al hombre que tenía a su lado y sonrió; era tan afortunada de tenerlos.

—Sí, cariño.

Estaba atardeciendo, el cielo se vestía con colores cálidos y tímidamente se despedía del sol.

Las tardes así siempre le traían vagos recuerdos.

Soltó un suspiro, de cansancio o alivio, ni siquiera sabía.

—Cariño, esta noche hay una exposición de arte ¿quieres ir? —preguntó contra su oído, provocando un escalofrío en su cuerpo.

Asintió como la tonta enamorada que era.

—Hace mucho tiempo que no voy a una exposición de arte- comentó.

Tragó en seco al recordar los momentos con Jisoo. Mentiría si diría que la había olvidado, pues, no era así.

Marcó un antes y un después en su vida; un quiebre, un hermoso caos.

Sí, Chaeyoung fue sumamente cruel con Jisoo, como le decían sus cercanos, pero ¿cómo podría decirle que toda su vida estaba en manos de sus padres? No se lo podría decir a la cara.

paint me » chaesooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora