motherfucker thief ✧ kookmin au

10; BIEN

Narra Jungkook

Luego del cambio de look que le realizaron a Jimin, pasamos al centro comercial para hacer algunas compras que al final yo sólo me encargué en cargar cómo si fuera el esclavo de Jimin. Oh, espera. Lo soy.

Por suerte a la hora de irnos Jin se compadeció y decidió acomodar las compras en la parte trasera por sí mismo, así que lo dejé a pesar de que Jimin hubiese puesto una cara de desacuerdo al oírlo decir que lo haría.

Aprovechando el tener a Seokjin distraído, fui tras Jimin en cuanto lo vi avanzar hacia el vehículo.

Lo tomé de la mano antes de que intentara abrir la puerta, usando un agarre flojo y cuidadoso para no incomodarlo.

Él pareció no haberse dado cuenta de que lo seguía, porque se alarmó al sentirme y saltó lejos, retirando su mano.

— Perdón... — susurré, avergonzado. Apretando mi mandíbula al saber que estaba comenzando a sonrojarme.

— No le deberías hablar a tu amo si no te lo pide. — rodó los ojos, cruzándose de brazos.

Yo dejé escapar un pesado suspiro, estaba cansando.

— ¿Puedes detenerte ya? — le hablé con mi voz apagándose, quizá volviéndose más dura de lo que creí —. Ya estuvo bueno, ¿no? Regresa mi mascota, Jimin.

Lo vi tensarse luego de que pronuncié su nombre, sus músculos contrayéndose y su pausada respiración deteniéndose. Lo tenía frente a mi cara, frunciendo el ceño de esa manera tan irritante y a la vez adorable, aguantando la respiración sólo por mí. Y lo odiaba, pero era una belleza total. Nadie podría negarlo.

— No. — Jimin soltó con una repentina molestia.
Intentó girar hacia el carro, pero fui más rápido y lo detuve.

— ¿Sabes lo insoportable que estás siendo? — hablé, perdiendo la paciencia y tirando de él hacia mí —. Sólo quiero a mi mascota de regreso, no es tan difícil.

Los ojos color miel de Jimin me miraron tan abiertos cómo nunca antes cuando nuestros rostros se encontraron de cerca.

Pareció haber quedado sin palabras. Sólo me miraba sin pausa alguna.

— Jimin. — utilicé una voz más suave, susurrante.

Mamá, no quería asustarlo de verdad. Lamento todos mis pecados. Quiero llorar.

— Pide perdón en Twitter. — de la nada, pareció reaccionar —. Porque tú fuiste el que me hizo pasar por una situación insoportable.

Él se soltó de mi agarre y se apresuró en alejarse.

— No puedes culparme, no tenía idea de lo que ha-...

No pude terminar de hablarle porque se subió al auto y cerró la puerta con una fuerza impresionante.

Yo me quejé en voz baja, quedándome en mi lugar y bajando la mirada.

De repente me quedé pensando en la manera única en la que Jimin me miró por unos cortos segundos.

(...)