Traté de moverme, pero mis manos estaban atadas fuertemente con cuerdas que me lastimaban las muñecas.  Estaba sentada en el suelo rocoso, así que ni siquiera podía levantarme. 

No me voy a unir a ti, madre — traté de decir sin tartamudear, pero fallé, porque sonaba como si ya estuviera llorando. 

Lo sé, Lili, eres muy cabezota. Y como no quieres unirte a tu mamá en su magnífico futuro para ti, he tenido que tomar la justicia por mis manos — dijo arrastrando las palabras. 

¿Qué has hecho...?

Están todos muertos — me interrumpió, caminando desde la oscuridad haciéndose visible. 

Tenía el mismo aspecto que la última vez que la vi libre. 

Potter, su amiga la sangre sucia, los traidores a la sangre, todos ellos. Incluido a él, ya sabes. Los maté a todos. Me convertí en una asesina por ti, querida.

Sabía exactamente a quién se refería y sentí que se me llenaban los ojos de lágrimas, ni siquiera me importaba si ella me veía débil. 

Se había terminado. Había ganado. 

Ella parecía no molestarse por mis sollozos, de hecho, parecía complacida. Circe Snape se acercó a mí y tomó mi rostro entre sus manos, clavando sus largas uñas en mis mejillas. 

Pero dejé a alguien vivo. Alguien a quien quería que fueras testigo de como mataba.

Se separó de mí y sacó de la oscuridad a un hombre alto que tenía la garganta y las manos encadenadas. Circe lo hizo arrodillarse frente a mí y levantó su rostro con su varita. 

Sus ojos verdes, su cabello desordenado, la forma de sus labios, la estructura de su rostro.... igual a mí. 
Ese hombre frente a mí era Ares Arambella, luciendo exactamente como el día que nos dejó. 

Lili...— trató de pronunciar con voz ronca. Casi había olvidado el sonido de su voz después de todos estos años y escucharlo llamarme así me hizo llorar aún más fuerte. 

Circe no lo dejó hablar más cuando lo volvió hacia ella. No había palabras necesarias, ella lo miraba con una sonrisa arrogante, la misma que yo siempre usaba, y él la miraba aterrorizado. 

¡Avada Kedavra!

El cadáver de mi padre cayó al suelo con sus ojos mirándome. Joder

Ella sonrió y volvió a mí. Sacando una daga de su bota, la cual, puso contra mi garganta. 

Te lo dije, Lili — susurró, con la sonrisa aún en su rostro y con la locura desprendiéndose de sus ojos. — No puedes escapar de mí. Si no eres mía, entonces no serás de nadie.

Entonces, oscuridad absoluta. 

— ¡NO! — grité despertando y sentándome en mi cama, con lágrimas corriendo por mis mejillas.

La luz se encendió y Hermione fue directamente a mi cama. 

— ¡Lilith! ¿Qué pasa? — preguntó exasperada poniendo mis manos entre las suyas, tratando de calmarme. Pero la seguía viendo. 

WICKED HATE | FRED WEASLEY (traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora