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Su aliento se mezcló con el mío al igual que nuestros pequeños jadeos.

No tuvimos la última clase la cual era de biología, llegamos temprano a su casa y claro está que no había nadie.

Mi cabeza reposaba en una de las almohadas de su cama, la verdad es que no si era la almohada de el o de Dewey.

Mi mano izquierda se entrelazo con una de las suyas, nuestros dedos se entrelazaron fuertemente y nuestro agarre se intensificó.

Estaba sobre mi atacando con intensidad mi boca, la cual hacia lo mismo con la suya.

-Besas increíble.- susurro sobre mis labios y siguió en nuestra batalla.

Mi mano libre se paseó descaradamente por sus hombros hasta posarse sobre su cabello, lo tome fuertemente aprtendolo más contra mi.

-Te amo.- admiti en medio de nuestros besos.

-También te amo.- afirmó.

Se separó de mis labios y ambos sonreimos brevemente, inmediatamente sus húmedos besos pasaron a mí cuello, acaricie su cabello dándole más acceso a la zona que estaba besando.

-Malcolm..- susurre su nombre sintiendo pequeños espasmos gracias a sus besos.

Tome sus mejillas y volví a unir nuestros labios. Gire mi rostro encontrando un mejor acomode por parte de ambos para poder besarnos con mas facilidad.

Mis piernas se enredaron en su cintura logrando tener más contacto el uno con el otro. Me ayudó y con una de sus manos sostuvo una de mis piernas mientras la acariciaba.

Nuestros cuerpos estaban haciendo movimientos acompasados para poder sentirnos.

Su bulto chocando contra mi entrepierna causaba que salieran pequeños jadeos de mi boca, los cuales Al menos se quedaban atrapados entre los besos que nos dábamos.

Explorarnos el uno al otro era tan gratificante. Los dos lo disfrutábamos al máximo.

Sentí como mi ropa interior iba quedando mojada con cada roce que me daba, mi mente y me cuerpo pedían ser atendidos.

Los dos nos estábamos consumiendo de las inmensas ganas de estar juntos, aunque  nuestros pensamientos seguían siendo lúcidos. Ambos sabíamos que no podíamos tener sexo aquí y ahora.

Pero al menos podíamos acabar con las sanciones de otra manera.

Una de sus manos se poso sobre el botón de mi pantalón, sentí como intentaba desabrocharlo aunque ya no pudo.

-Iuhg! Que asco!- exclamó Dewey.

Con ese grito todo el calor que se había acumulado en mi se apagó repentinamente.

En uno a segundos ya nos habíamos sentando en la cama y ambos nos estábamos alineando.

-Y en mi lado de la cama!- volvió a quejarse el niño mirándonos con asco.

-Dewey cállate!- le ordenó Malcolm.

-¿Qué pasa?!- se escuchó el grito de Lois.

Maldije por lo bajo, pensé que ya se había ido a trabajar, de seguro que había ido a dejar a Jamie con la niñera antes de tiempo.

Me levanté de la cama con Malcolm siguiendome los pasos.

Dewey nos dio una mirada de molestia antes de que despareciermos por el pasillo.

Malcolm tomo mi mano.

- Que vergüenza.- admiti mirándolo.

-Ni siquiera escuche cuando llegaron.- confesó concordando conmigo.

She's My Girl || Malcolm In The Middle Where stories live. Discover now