— Cuida tu boca, Lilith — murmuró Fred detrás de mí, pero lo ignoré.

— ¿Y quieres que te crea? — levantó la voz y me miró a los ojos durante un par de segundos. — Te lo dije, Remus, y seguiste defendiéndola. Te dije que es como su familia. Nunca confié en ella.

— ¡Estás terriblemente equivocada con ella, Molly! — dijo Remus, luciendo realmente enojado pero aun así, controlándose. — La chica no ha hecho nada malo, y si no confías en ella por su familia, entonces tampoco deberías confiar en Sirius y aquí estás, en su casa. La casa de la familia más obsesionada con los sangre pura de toda Gran Bretaña.

— ¡Sirius ha probado su inocencia!

— ¡¿Y Lilith no lo ha hecho ?!

Sus ojos se encontraron con los míos de nuevo y se veía como si quisiera hacerme desaparecer en ese preciso momento.

— La manzana no cae lejos del árbol — ella escupió.

Apreté los puños debido a toda la rabia que crecía dentro de mí.

— Entiendo que no le agrade, Sra. Weasley — empecé, manteniéndome lo más tranquila posible. — Sé lo que mi madre les hizo a tus hermanos y lo siento muchísimo, pero no olvides que yo no soy ella. He estado cargando con todos sus putos crímenes toda mi vida y lo siento si no soy una bebé inocente y valiente como tu querido Harry, pero no me educaron para creer que era un heroína o que alguien me salvará. Estoy tratando de vengarme a mí misma y a los que fueron lastimados por esos bastardos, pero la gente como usted insiste en señalarme como la villana en lugar de a ellos. Solo tengo diecisiete años y si no puede ver eso, entonces tal vez no soy la niña aquí.

Ella jadeó y sentí que alguien me agarraba de la muñeca y me golpeaba contra la pared. Pronto, tuve la varita de Fred en mi cuello mientras sus ojos me miraban llenos de rabia.

— No te atrevas a hablarle así a mi madre, Arambella — dijo arrastrando las palabras con la furia presente en su tono.

Lo miré incrédula. ¿No estaba viendo cómo me trataba su madre? ¿No había estado presente cuando estaba hablando con Draco?

— Retrocede, Weasley — lo amenacé, sacando instantáneamente mi varita y poniéndola contra su pecho. Sentía una amargura enorme en mis entrañas, todo lo contrario desde nuestro momento con la música. Eso parecía ahora bastante lejano.

Él entrecerró los ojos y apretó la mandíbula. No le tenía miedo.

— No te tengo miedo, no me tientes, Lilith. Te dije una vez que no te metieras con mi familia o haría que te arrepientas — susurró luciendo completamente distante.

— Fred, déjala en paz. Tiene derecho a estar enfadada — Remus habló permaneciendo calmado pero con una voz firme, haciendo que Fred instantáneamente se alejara lentamente de mí y caminara al lado de su madre. — No miente cuando dice que no habló nada fuera de lo normal con Malfoy.

— ¿Cómo lo puedes saber? — Molly le preguntó.

— Fred, estabas allí, ¿no? — el pelirrojo asintió. — ¿Y la escuchaste mencionar algo sospechoso?

Esta vez negó con la cabeza y se miró los pies, como si estuviera un poco avergonzado.

— Sí, eso pensaba, y lo sé porque además yo estaba escuchando su conversación — admitió Remus.

Sentí que la sangre abandonaba mi rostro.

— Remus...— encontré mi voz para hablar suavemente. ¿La única persona en la que realmente confiaba en esta casa no confiaba en mí?

Adivinó el dolor en mis ojos y rápidamente aclaró la situación.

— Confío en ti, Lilith, ciegamente. Pero no confío en Lucius Malfoy, y apuesto a que él espiaría a su propio hijo para hacer un seguimiento de tus movimientos sabiendo que te gusta hablar con Draco todos los veranos, y como resultado, él sabría sobre ti y la Orden. No podemos correr ese riesgo, ¿entiendes?

Suspiré fuerte, meditándolo. Sí, tenía sentido. Mi propio yo confiaba en Draco ciegamente, pero nunca había sentido buenas vibras por parte de su padre y siempre había tratado de evitarlo.

— Entiendo, Remus, lo siento — murmuré.

— No hay nada de qué disculparse.

— Lo siento, Lilith — Sirius se disculpó. — No deberíamos estar usándote para obtener información. Pero si finalmente consideras estar en la Orden, sería una buena idea saber más sobre los Malfoy. Estoy seguro de que quieres que Draco no salga perjudicado por los Mortífagos.

Asentí.

— Todavía no confío en ti — dijo la Sra. Weasley con un tono frío. —Tendrás que hacer milagros para ganarte mi confianza.

Me quedé callada.

— Mamá, por favor, es suficiente — Fred la silenció.

Y a pesar de que no esperaba eso y me hizo gritar internamente, todavía me mantenía escéptica y dolida por su ataque anterior. Estaba cansada de que me atacara por el mínimo movimiento mío que consideraba sospechoso.

— Molly, por favor, cariño...— Arthur Weasley habló por primera vez.

Un sonriente George hizo su entrada, inclinándose sobre el marco de la puerta, completamente ignorante del incómodo momento que acabamos de pasar.

— Freddie, ¿listo para irnos? — sonrió, pero cuando vio nuestras caras, su expresión se volvió preocupada. — ¿Está todo bien? ¿Por qué esas caras largas?

—No te preocupes, George. Todo está bien.— intervine dándole una sonrisa reconfortante.

— Sí, vamos, Georgie. Probablemente Bill nos esté esperando — Fred continuó, agarrando una de las chaquetas de cuero que Sirius le había dejado, mientras se marchaba. Mierda, le quedaba genial.

— Lilith, sé que no quieres, pero tu tío realmente quiere hablar contigo. Deberías intentarlo, al menos para callarlo mientras esté aquí — Remus intentó convencerme.

Genial, ¿puede todo ir peor?

WICKED HATE | FRED WEASLEY (traducción)Where stories live. Discover now