En un mundo donde los alfas son la raza dominante, Yoongi es un beta bajo las ordenes de la familia Jeon y esta decidido a ser fiel a sus amos, pero el tatuaje en su espalda representa el único obstáculo en su vida para ser feliz hasta el día de su...
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El día del juicio llegó, Yoongi había contado los días gracias a las comidas que le llevaban, la de ese día sería la última por lo que decidió disfrutar su hogaza de pan y su agua helada. Le costaba ponerse de pie ahora, por lo que prácticamente se arrastraba hasta la entrada para poder comer, su respiración era pausada y su garganta estaba seca, aunque tomara agua.
El guardia que le había cuidado toda la semana a veces se compadecía de él y le ayudaba a recostarse o le acercaba la comida, era una buena persona, solo que cumplía órdenes y él lo entendía perfectamente.
Los guardias llegaron por él, abrieron la celda y se asomaron a colocarle los grilletes en las manos.
- Vamos -ordenó el pelinegro haciendo un movimiento de cabeza indicándole que se levantara.
- Perdón, señor -se acercó Zico, el guardia de la prisión, haciendo una reverencia ante los alfa-. El beta no puede caminar más, si me lo permite lo llevaré a la corte para que no los retrase.
Ambos guardias se observaron considerando la idea y voltearon a ver al beta que esperaba órdenes.
- De acuerdo, llévalo -permitió el rubio saliendo de la celda junto a su compañero.
- Con permiso, señor -dijo respetuoso Zico cargándolo con cuidado en su espalda-. He visto que sufre mucho al levantarse y... dejarlo caminar así sería una tortura para usted.
- No necesitas hacer esto -dijo Yoongi acomodándose en su espalda.
- Somos de la misma raza y cuando llegue a mis últimos momentos desearía que alguien tenga consideración conmigo.
Min esbozó una leve sonrisa comprendiendo y asintió.
- Tienes razón, gracias.
- No hay problema -dijo tranquilo el otro caminando tras los guardias.
Recorrieron un largo camino, sino fuera por Zico él no había podido caminar todo ese recorrido. Finalmente al llegar a la corte las puertas se abrieron y el beta le llevó hasta la silla en el medio de la sala, le encadenaron las manos con los grilletes que surgían del suelo para que no escapara y se alejaron para quedarse detrás a una distancia prudente.
Suspiró cansado sintiendo dolor en todo el cuerpo con ese simple gesto, tragó saliva con dificultad escuchando las voces de los presentes murmurando a sus espaldas, su mirada viajo por la sala y se encontró con la de Jihyo quien tenía sus ojos cargados de tristeza y angustia a pesar de su semblante serio, a su lado Jungkook y Wheein con impotencia y pena tatuada en sus rostros. Se preguntó porque Namjoon y Taehyung no habrían ido, pero seguramente se habían quedado a cuidar a Jimin y Moonbyul pues ese no era lugar para niños, además no quería que le vieran así.
Cerró los ojos y suspiró de nuevo conteniendo un gemido de dolor repasando toda su vida... era gracioso, pero a pesar de todo no se arrepentía de nada de lo que había hecho.