Capítulo 28:

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Eveline Wattson:

Salí de la habitación, no quiero seguir  viendo las niñerías de esos dos.
Además de que tengo mucha hambre.

Bajé a la cafetería del hospital y parece desierto, no le tomé importancia e seguí mi camino ; al llegar a la cafetería vi que se encontraba llena. Los doctores, enfermeros conversan  armoniosamente.

Si se preguntan ¿cómo los distingo? es porque los doctores visten de un color azul eléctrico mientras los enfermeros traen un uniforme de color blanco combiando con amarillo. Entré bostezando como ogro, dormir en una camilla a lado de un troll cuando tú v eres un pequeño duende tienes que hacerlo con un cuidado impresionante, dormir con un ojo abierto toda la noche. Pues si no lo haces es demasiado probable de que el troll te aplaste.

Yo que soy la reina de la discreción (nótese el sarcasmo) llame la atención de toda la cafetería provocando que sus ojos me inspeccionarán de pies a cabeza. Cuando me di cuenta de ello todos volvieron a sus comidas evitando  tener  contacto alguno conmigo, no soy tan tonta y se porque se compartan de esta manera; no me molesta que me ignoren en absoluto, lo que si hace que mi irá aumente es darme cuenta de que esta sociedad cada vez está peor de lo que creí.

Me paré justo enfrente de la gran vitrina que me dejó ver los deliciosos aperitivos.

-Buenos días, me puede dar una malteada de chocolate,por favor.

-Disculpe señorita pero no tengo permitido venderles nada a ustedes.

-¿Cómo dice?

-Son órdenes,le voy a pedir que se vaya.

-¿Me jura que ustedes son personas? Porque son la peor cosa que he conocido en la vida,es increíble el grado en el que han llevado toda esta situación.

-Se equivoca señorita, usted es nueva en este lugar. No se imagina lo que son esos chicos y más el hijo de la familia Vandort, es el demonio encarnado. ¡Ha matado al gato de los Gudell; todos sabemos que es un peligro para el pueblo, lo vierón cubierto de sangre y a un lado de él se encontraba su hermano gemelo muerto.- Me asombre al escuchar que Martín era su gemelo.

-Ya que eres tan buena para andar contando los chismes de todo el pueblo, ten siquiera el valor de mirarme a los ojos cuando me hables ¿A qué le tienes miedo? Oh, ya sé, tienes miedo de que te digan tus verdaderas.

-Basta señorita.

-No, basta ustedes con sus prejuicios . Son una sociedad hueca y demasiado pobre. Y no, créeme que no me refiero a lo económico, lo que quiero decir es que carecen de inteligencia y simpatía hacia los suyos; ustedes son los que deberían odiarse a sí mismos por la forma en que se compartan con ellos.

-No le va a durar mucho el gusto de estar  a su lado, lo verás cuando arruinen tú vida poniéndote en peligro.- La ignoré acercándome a una mesa desocupada, me subí en ella poniéndome de pie para que todos los presentes escucharán lo que estoy a punto de decir.

-¡Escúchenme todos, está señora de aquí- señale a la cocinera - se ha negado en venderme porque soy amiga de los chicos que ustedes tanto desprecían. Han caído demasiado bajo dejándose llevar por chismes que no saben si son reales o no; ustedes son personas creyéndose oro cuando lo único que tienen de eso es la pintura que se ponen encima para aparentar algo que realmente no son.

Una última cosa para que les quede bien claro...

Evitenme la pena de ofenderlos, dedíquense a su vida que yo me hago cargo de la mía ,bola de metiches!- Salté de la mesa como niña pequeña, se me fue el hambre de tanto coraje. Justo en el pasillo a dos puertas del cuarto de Teo el doctor que lo operó apareció.

"Algo más que simples cartas"   (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora