"Algo más que simples cartas" (TERMINADA)

Capítulo 2:

El jodido loco:

A mediados del mes de diciembre el invierno amenaza con su llegada.

Hace un frío de mil demonios que te cala hasta los huesos, pero a pesar de eso tengo recuerdos gratos de algunos años atrás; en las épocas navideñas a Martín le encantaba salir de casa para acostarse sobré la blanca nieve que cubría toda la entrada, hacía ángeles y muñecos de nieve.Cuando se aburría acostumbraba a aventarme bolas de nieve comenzando una gran guerra de la que nunca terminábamos si no fuera por que mi madre nos llamaba para entrar a cenar.

Él era idéntico a ella... A mi madre ,claro.

Su tez era tan blanca como la nieve, la nieve que tanto amaba.

Sus ojos eran azules tan profundos como el mar,sacó los ojos de mi padre. Y sí ,pueden llamarme sentimental pero ese chico fue lo mejor que tuve.

Pero aún no estoy listo para contar como fue que lo perdí y como fue que mí vida cambió para mal después de él. Honestamente no creó estar listo nunca.

¿Cómo asimilas la muerte de una persona que amaste más que a nadie en el maldito mundo?

La muerte de un ser amado es algo que jamás se supera, el vacío que deja su partida no se llena.

Mi madre dice que mientras los recuerdos sigan estando la persona fallecida no desaparece.Mientras que sus seres amados los recuerden ellos viven por siempre, nos cuidan, ven por nosotros aún que no los podamos ver.

A las cuatro en punto de la tarde seguía haciendo un frío helado.

Me levanté de la cama, caminé hacia la ventana y noté que un camión de mudanza estaba enfrente de la casona, una casa demasiado elegante para mí gusto.

Hace ya cuatro años que la estaban rentando pero nadie de por aquí se ánimo por ella ,cuesta un tremendo dineral. Salí del cuarto ,bajé a la cocina para servirme un poco de café bastante cargado, eso causó que me madre me diera una mirada de desaprobación.

-Te he dicho que dejes de tomar tanto café, está demasiado cargado.

-Y yo te he dicho que no lo voy a dejar aunque me lo pida Obama. Si me disculpas  volveré a mi habitación y tú podrás seguir con la única cosa que realmente te importa . El tonto trabajó.

- No empecemos de nuevo ya hemos hablado de esto. Te lo he dicho, no es lo único que me importa,tú también me importas y demasiado. - Suspiro pesadamente.- Hijo...- se que esta siendo sincera pero dentro de mí sigue ese sentimiento que desde hace años atrás sigue atormentadome e impidiéndome seguir como si nada hubiese pasado.

- Lo sé Martha.- mi madre hizo una mueca de dolor. Hace mucho que he dejado de llamarle mamá, ella sabe perfectamente el por qué. Odió comportarme así con ella pero no consigo ser de otra manera por mucho que quiera.

-Bueno, ¿Tienes hambre?

-No, saldré a cenar con Jeremy y su novia.

-Bien, tengo que ir al hospital. Me toca guardia hoy y por favor no llegues tarde a casa. Contéstame las llamadas cuando te marque al celular - Rode los ojos harto , asentí dirigiéndome nuevamente a mi habitación. Me acerqué nuevamente a la ventana y está vez la abrí dejando que el aire golpeara mi rostro.

Pude ver con más claridad el panorama de la casona. Un hombre de aproximadamente unos cincuenta y tres años salió de la casa señalando una caja a los señores de la mudanza, los hombres asintierón haciendo caso de lo que el señor les había pedido; una señora de estatura mediana se acercó al señor y lo abrazó provocandome náuseas por lo cursis que se veían. Seguido de eso un chico masomenos de mi edad salió de una camioneta blanca con un balón entre las manos y algunas maletas cargando.
El tipo tiene pinta de ser de esos fresitas adinerados.

-¿Dónde está Lea, Mike?- escuche a la señora preguntar.

-Sigue dormida en la camioneta- contestó.

No pasó mucho tiempo cuando ví salir de la misma camioneta a un chica con cabello ondulado de color negro a la altura de los hombros. Traía una sudadera azul celeste con un pantalón negro combinado con unos tenis blancos pero estaba volteada de espaldas ,lo cual no me permitió ver su rostro; me acerqué más a la ventana para intentar ver mejor sus facciones. Me fue imposible.

La puerta de mi cuarto se abrió de repente con mucha rápidez que me causo un susto de muerte. Me recargue en el mueble que estaba de lado de la ventana, sin recordar a tiempo que el imbécil de Jeremy trajo la bola de boliche que se ganó con Sandra en no se que concurso. Empuje el mueble y la bola cayó sobre mi pie derecho.

-¡Maldición! Joder, joder.

-¿Hijo estás bien?- preguntó mi madre preocupada.

-¿Tú qué crees?- dije entre dientes.- Te agradecería que para la próxima toques la puerta antes de entrar.

Mi madre se acercó e intentó ayudarme, me negué.

-Lo lamento pero deberías de dejar de poner cosas como esas en los muebles.

-Fue Jeremy.

Ignore el sermón de mi madre para observar la casona. 
La chica peli negra estaba volteando hacia acá, sus ojos eran de un color café profundo. Note que sus  pestañas son largas y tiene unos labios gruesos; no se en qué momento pasamos a  miramos  fijamente el uno al otro por unos cuantos segundos. Su mirada fue tan penetrante que la miré con cara de desprecio, la chica intentó sonreírme a lo que me terminé comportando como sólo yo sabía hacerlo.

Si, como un completo imbécil.

Ella sonrió e acto seguido hizo lo mismo que yo había hecho, me quedé impactado ante su valor de enfrentarme. Se nota que esta chica no sabe con quién esta tratando,una vez que sepa me mandará por la mierda al igual que todos los de aquí.

La ignoré completamente apartadome por fin de la ventana dirigiéndome al baño, había quedado con Jeremy en verlo en Food Blair una de las mejores cafeterías de la zona.

Me metí a la regadera dejando caer el agua caliente sobre mis hombros e inconscientemente sonreí, hace mucho tiempo que no lo hacía.  Demasiado tiempo tanto que había olvidado como se sentía y todo por esa chica peli negra.

Mi nueva vecina.