Día 5

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AU Moderno

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Caos era lo único que podía palparse en ese lugar

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Caos era lo único que podía palparse en ese lugar.

Los platos de porcelana y algunos vasos de cristal que estaban acomodados en los estantes se estrellaban violetamente contra el suelo, haciendo temblar en un crepitante sonido agudo el interior de aquella pequeña cocina.

Las sartenes sobre la estufa chirriaban ante los movimientos agresivos del animal que saltaba asustado entre ellos, lanzándolos al piso, creando más de esos molestos ecos metálicos.

Unos pasos acelerados resonaban sobre el suelo de madera, brincando detrás del nervioso animal, el cual estaba corriendo en círculos debajo de la mesa, enredando sus saltos entre las sillas y las cucharas tiradas en el piso.

Jean llevaba una escoba en la mano, alzándola con amenaza, el miedo y la molestia peleando territorio sobre su rostro. Una remera blanca y desgastada le cubría el torso, no portaba más que ropa interior negra, y calcetines disparejos cobijándole los pies. Los cabellos despeinados se alteraban desastrosamente en su cabeza, además de esa mirada cansada e irritada quemándose en su cara.

Apenas eran las siete de la mañana, y ya tenía que lidiar con eso.

Corrió en persecución del animal en el instante que lo vio salir disparado hacia el pasillo, no era más que una bola blanca con manchas marrones y negras entintando su pelaje, pero a Jean lo tenía exhausto y colérico.

Todas las mañanas, de lunes a domingo, a las siete en punto, sin falta alguna, un gato manchado entraba a su departamento y lo despertaba con maullidos alterados y un desorden en su cocina. Jean había intentado de todo para mantener al animal lejos de su departamento, pero nada le brindaba resultados favorables.

El problema había iniciado hace cinco semanas, cuando el verano recién comenzaba. Kirschtein solía dejar la ventana de su balcón abierta para mantener fresco su departamento, sin embargo, aquella acción fue la que provocaría su desgracia. Una madrugada, despertó al sentir una extraña presencia cerca de él, provocándole escalofríos. Desagradable su sorpresa al descubrir que un pequeño felino lo observaba desde una de las esquinas de su cama, quieto y con las pupilas ensombrecidas.

Desde ese momento, inició el sufrimiento de Jean. Intentó cerrar la ventana del balcón durante las noches, pero para su nula y condenada fortuna, el gato había descubierto como entrar por la ventana de la cocina, la cual no tenía seguro por la parte de adentro y era fácil de abrir.

Kirschtein era demasiado vago como para intentar cambiar la ventana, y creyó que el felino en algún momento se cansaría de ir, pero a la vida le apasionaba decirle lo equivocado que estaba, y ese era su momento.

Semana JeanMarco 2021Where stories live. Discover now