— Es de mala educación mirar tanto a una persona —dijo él— agradecería que dejarás de hacerlo o tendré que incrustar una daga en tu bonita cabeza y la sangre no combinará con tu cabello

Me quedé en silencio al oírlo y luego simplemente  me reí a carcajadas ¿Quién se creía este tipo?

— ¿Creés que me intimidas? —cuestione con sorna— por favor, tú solo eres un asesino más del montón, ustedes son como pequeñas rocas en toda esta basura de mundo, pero yo —sonreí en grande ante de decir lo siguiente— yo soy un puto diamante

— Un ego bastante grande para un cuerpo tan pequeño —comentó con diversión

— Pues este cuerpo pequeño puede romperte esa fea máscara de un puñetazo —amenace irritado, este sujeto estaba jugando con mi paciencia

— El gatito sacó sus garras, pero esta noche es peligrosa  —dijo él con sorna en su voz— mejor regresa a tu casa a tomar tu lechita y luego a dormir

Okay, en definitiva este tipo no me agradaba.

— Ah ¿Quieres que tomé mi "lechita"? —cuestione con una sonrisa, sentí su mirada a través de los círculos negros de los ojos de la máscara

Me arrastre más cerca de él, hasta quedar a su lado, sin siquiera pensarlo posé mi mano en su muslo, apretando la musculosa pierna por sobre la tela de su pantalón negro, la fui deslizando hacia arriba, cada vez más, sintiéndolo tensarse bajo mi toque y aquello envió una ola de autosuficiencia a mi ser.

— Pero tienes razón, debería regresar a mi casa —detuve mi mano justo antes de llegar a su entrepierna

Me puse de pie con una sonrisa triunfante y volteé a mirarlo.

— Adiós conejito

No estaba seguro, pero podría jurar que sonrió bajo aquella máscara.

— Adiós gatito

Y con ello me di la vuelta, sin bajar la guardia en caso de que al idiota se le ocurriera atacarme, pero no fue así, únicamente sentí su mirada sobre mi, pero no volteé hasta que doble en la esquina y dejé de sentir su mirada.

Todo había sido raro y ahora que estaba solo tuve que recargarme contra la pared llevandome la mano al pecho, mi corazón no dejaba de latir y tuve miedo de quizá estar a punto de sufrir un infarto, era una sensación extraña, entre una calidez y a la vez un pesar horrible. Me abracé a mi mismo en un momento, no tenía frío, pero sentí la necesidad de sostenerme, cuando una lágrima se deslizó por mi mejilla y con mis dedos la aparté confundido.

— Ah... ¿Qué pasa conmigo? —cuestione en voz baja para mi mismo

Tardé unos minutos en recomponerme, cuando lo hice recordé el por qué estaba fuera esta noche, además, el grito en un callejón cercano ayudó con esto, no hacía falta ir a ver para saber que ocurría, conocía perfectamente esos gritos llenos de terror y dolor de una persona a punto de morir

No era mi problema, muchas personas morirían hoy, está noche más que nada, ya que dudaba que muchos salieran a matar de día.

Ahora necesitaba buscar a mi víctima, pero las calles estaban casi vacías, solo habían un par de cuerpos tirados con sus caras cortadas y nombres escritos con sangre a su lado.

Tendría que hacer lo que quería evitar, entrar a una casa. Mi elección fue una casa bastante ostentosa donde según recordaba vivía solo un hombre de unos 50 años, lo recordaba precisamente porque una vez tuve una pequeña discusión con él, me vio con uno de los tantos chicos que solía frecuentar y el viejo se puso a lanzarme una pila de insultos y palabrería de religión, si, la humanidad no había avanzado mucho respecto a ese tema, la homosexualidad seguía sin ser completamente aceptada.

KILLER GAMES 《KookMin》Where stories live. Discover now