Capitulo 8

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Tomate tú tiempo

«Nos dejaron una copia del documento donde autorizamos tu estadía en la U.A». Esa fue la única respuesta que le dio su madre al preguntar por la carpeta que la mujer traía en su bolso. Para seguidamente proceder a leerle todas las precauciones que tomaba la academia para evitar «incidencias desfavorables»: desde cubrir el apartado medico de cada omega, beta y alfa perteneciente a la institución, habitaciones optimizadas para el periodo de celo, hasta un botón alarma en cada cuarto y un purificador de aire central para evitar la concentración de feromonas.

Mitsuki hacia oídos sordos a las constantes preguntas, quejas y gruñidos de su hijo, al finalizar su lectura solo agrego breve comentario: «Ni con todas las restricciones que tomo tu escuela puedes dejar de causar problemas, mocoso tonto», Aunque por esta vez, la rubia de verdad podría decir que su hijo se merecía el insulto; ¿de qué otra forma explicaría que se dejara marcar a los quince años? ¿Acaso se había explotado el cerebro o qué? 

—¿A dónde quieres llegar con esto, bruja? —preguntó el rubio ya desesperado, su madre estaba muy tranquila, demasiado, no estaba acostumbrado a verla así; y a decir verdad ese comportamiento le resultaba tétrico. 

—Cuidado con cómo me hablas, mocoso —Mitsuki hizo un breve pausa para examinar a su hijo de pies a cabeza—. Joder, Katsuki a tu edad hay formas más simples y menos radicales de amarrar a un maldito alfa. ¿Tan poca fe te tienes? —la omega abrió los ojos horrorizada ante la idea que acababa de pasar por su mente—: ¡¿No estarás preñado o si?!

—¡¿Ah?! —ahora fue turno de Katsuki de mirar entre horrorizado e indignado a su madre—. ¡Claro que no, bruja! ¿Cuál es tu problema? —Mitsuki suspiro aliviada, no había duda ni nervios en esa mirada, solo ira. Todo en orden.

—La U.A. es, según esto, a prueba de accidentes —explicó mientras señalaba la carpeta—. Aunque aparentemente no es aprueba de adolescentes hormonales como tú. —El menor volvió a fruncir el ceño por el comentario pero antes de responder, Mitsuki siguió—: así que volviendo al tema anterior… ¿Quién es? ¿Y hace cuánto que elegiste a ese alfa?

—Escúchame bien, bruja. —dijo Katsuki con la voz tan forzada que casi parecía un gruñido—.  Yo no escogí a ningún maldito alfa. No lo quiero y mucho menos lo necesito. Puedo defenderme perfectamente bien por mí mismo, jamás seré de esos…

—¿De esos qué, mocoso? —interrumpió la omega dejando salir por primera vez un dulce olor a caramelo pero con ligeros toques amargos. Katsuki por su parte se levanto de su silla sin apartar en ningún momento su mirada de la de su madre.

—De esos omegas incapaces de vivir sin un alfa, incapaces de defenderse y adictos a depender de alguien “superior”. Yo no tengo un alfa —el rubio sintió algo en su interior removerse al pronunciar esas palabras pero obviando esto siguió hablando—. No elegí a nadie y tampoco tengo nada más que hablar contigo sobre eso —el menor estaba listo para darse la vuelta y salir del lugar pero al oír una escandalosa risa de su madre se freno en seco.

—No me hagas reír, Katsuki —Mitsuki ocultaba su sonrisa con el puño —. Ahora dirás que lo que está debajo de ese parche no es una marca —la rubia señaló el cuello de su hijo, quien solo desvió la mirada—Bien. Niégalo tanto como quieras solo te engañas a ti mismo —Mitsuki nuevamente tomo un sorbo a su té, obviando el hecho de que el rubio seguía de pie y que algunos clientes daban vistazos a su mesa con curiosidad por su arrebato—. ¿Sabes, Katsuki? Es normal que los de otras castas miren a los omegas como seres inferiores, y también que algunos de los nuestros se crean esa falsa ilusión de debilidad. Aun así, en una relación entre castas donde hay un omega involucrado siempre será el omega quien tendrá más poder —la rubia escuchó un chasquido de lengua por parte de su hijo—. No me creas si no quieres pero esa es la verdad. Los alfas y betas pelean por la aprobación de los omega desde las épocas de las cavernas  y una vez que un lazo como el tuyo se forma el más mínimo rechazo por tu parte hacia el alfa puede llevarlo a la locura hasta convertirlo por completo en una bestia.

Debilidad ante el instinto - TodobakuWhere stories live. Discover now