Capitulo 1

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Secuelas

–¡Para, por favor! –grito Bakugō mientras de sus ojos no paraban de salir lagrimas de dolor.

«Basta...»

–¡Cállate y obedece, omega! –gruño el alfa a la par que aceleraba el ritmo de sus embestidas; ignorando por completo los gritos de dolor del rubio– ¡Conoce tu lugar! – Shōto acerco su rostro al cuello del omega; embriagándose con el dulce aroma, para luego pasar su lengua sobre el área.

–¡No, por favor! – El omega intentaba defenderse pero sus muñecas eran presionadas de una manera bestial contra la cama– ¡Detente! ¡Déjame ir! –volvió a rogar entre lagrimas, mientras trataba de alejar su cuello de los colmillos de Todoroki.

«Bakugō, lo siento».

–¡Quédate quieto! – Shōto forzó el agarre para hundir mas rubio en el colcho. ¿Quién se creía ese ser insignificante a oponerse a su voluntad? Debía corregirlo–. Tendré que mostrarte quien manda –dijo con una voz ronca mientras perforaba el inmaculado cuello con sus colmillos.

«No...».

–¡No, no, no...! –la voz del omega era amortiguada por sus propios hipidos– por favor... –suspiro al sentir la esencia del alfa dentro suyo.

Todoroki se retiraba lentamente del interior de Bakugō, para luego verlo a los ojos.

–¿Ahora lo entiendes, omega? – Una expresión aterradora tomo lugar en el rostro del bicolor

–Si... hare lo que pida, alfa.

La voz de Bakugō sonaba apagada; quebrada y ronca por tanto llorar y gritar, su piel estaba pálida y un poco amarillenta, sus ojos carentes de todo brillo se dirigían hacia la puerta de la habitación. Todoroki siguió la mirada rojiza, encontrándose con una mujer albina parada junto a la puerta.

«Madre...»

–¿Cómo pudiste? ¡Eres un monstruo! –grito Rei horrorizada. Las paredes alrededor desaparecían, dejando solo oscuridad.

«Yo no quería...»

–¡Eres incluso peor que el viejo! –ese grito llamo a la atención del bicolor, encontrándose con el albino unos metros al lado de su madre–. Me das asco...

«Natsuo... hermano».

–Me decepcionas Shōto... – Fuyumi secaba sus lagrimas sin apartar la vista del heterocromático–. ¿Y así quieres ser un héroe? – Sorbió su nariz mientras Natsuo se acercaba a consolarla–. Solo eres un villano... ¡Un vil villano!

«Fuyumi, no llores por mi culpa».

¡Monstruo!

«No».

–Alfa... –el rubio llamo su atención; su piel era tan blanca como un papel y todo su cuello se encontraba lleno de sangre y marcas de dientes– hare lo que digas, mi alfa...

–¡No! –Shōto abrió los ojos conmocionado; encontrándose solo en su habitación.

Su respiración estaba agitada, sentía los latidos de su corazón repiqueteando detrás de sus orejas; mientras sus manos apretaban con fuerza la mallugada, y quemada tela de lo que unas horas atrás fueron sus sabanas.

«Solo fue un sueño» suspiro, dejando salir su frio aliento: debía regular su temperatura pronto, si no quería activar los detectores de incendio y llamar la atención, tanto de su profesor como de sus otros compañeros.

Todoroki llevo su mano a su frente removiendo un poco el sudor, y despeinando su cabello. «Supongo que será otra noche en vela». Soltó otro suspiro, desganado. Llevaba así casi una semana, no podía dormir; y en los pocos ratos que lo conseguía se despertaba alterado por culpa de una pesadilla. La culpa lo estaba consumiendo en todo momento, recordándole lo despreciable que era, por perpetuar un acto tan vil como el suyo.

A decir verdad, no recordaba con claridad como se había desarrollado la situación una vez que abrió esa puerta. En sus últimos momentos de lucidez, recuerda haber sido embriagado por las feromonas de celo de Bakugō y luego todo se volvió negro. Pero este hecho, no fue impedimento para que su mente se llenara de imágenes de si mismo ultrajando al omega; mientras este rogaba por clemencia. Shōto asumía que sus sueños no estarían mal encaminados en cuanto a esto último, ¿la razón? Simple. La primera vista que tuvo al despertar.

Ante sus ojos no estaba el Bakugō Katsuki que conocía, no era el mismo chico que destilaba seguridad y arrogancia a donde fuera, no era el que siempre se lanzaba a pelear contra cualquiera que intentara desafiarlo y no era el que le dedicaba una mirada intimidante a quien estuviera en su camino, no. Su mirada reflejaba ira pero, no era igual que siempre, toda su aura e incluso su tono de voz cuando le grito que se fuera. Era más como la de un animal asustado. La de un pequeño animal herido que se siente acorralado e indefenso.

«Me tenía miedo» pensó Shōto mientras mordía su labio inferior en una mueca de ansiedad.

Recuerda bien esa imagen de Bakugō en el suelo de su habitación, mientras trataba de cubrir su desnudes con esa fina sabana, pero sin apartar la vista del alfa, vigilando que no intentara nada. Se sintió horrible; y su lobo no dejaba de gritarle que se acercara al omega. Cosa que obviamente no hizo, no después de ver la expresión de Bakugō al verlo moverse.

Shōto pregunto por el estado del omega en ese momento, pero solo recibió gritos y golpes de diversos objetos que el rubio le lanzaba para que se fuera, y así lo hizo; solo vistiendo un pantalón, salió de allí sin siquiera tomar su ropa. Su prioridad era alejarse de Bakugō antes de caer nuevamente ante su instinto primitivo.

Pero incluso cuando llego a su habitación, y cerró la puerta con llave, la ansiedad no se iba. Su lobo rasguñaba en su interior, exigiendo ver al omega. A su omega. Una sensación de necesidad lo embargaba de manera constante, siendo persuadido para ir por Bakugō. Mentiría si dijera que pudo contenerse, mas de una vez fue vencido por esa necesidad. Siendo el mismo Todoroki quien le llevaba la comida preparada por Lunch-Rush y los supresores enviados por Recovery girl al rubio; solo dejaba la bandeja frente a su puerta y daba unos toques antes de salir corriendo a su propia habitación.

«Un buen alfa cuida de su omega siempre que lo necesite». Esas eran las palabras que Fuyumi siempre le decía. Y aunque tenía claro que ahora no era un buen alfa bajo ningún criterio, no podía dejar solo a Katsuki en esos momentos. Se haría responsable de sus actos, después de todo, no podían hacer como si nada hubiera pasado. O eso creyó hasta que se encontró con Bakugō antes de ir a su curso de recuperación:

«Escúchame bien, bastardo de mierda. No quiero que te metas en mi camino y no creas que solo por tener tu maldita marca cambia algo entre nosotros. No. Somos. Nada. Así que si te atreves a decirle a alguien sobre lo que ocurrió, te juro que te hare estallar en pedazos. ¡No te me vuelvas a acercar!» fueron las palabras textuales del Katsuki, antes comenzar a ignorarle por completo.

Ese hecho no hizo las cosas más fáciles, no después de ver como la marca era cubierta por un parche en los vestuarios. Su alfa no dejaba de gruñir y rasguñar en su interior por el comportamiento del rubio. Y sinceramente... ¡ya no sabía qué hacer!

Cada vez que se intentaba acercar, Bakugō no hacía más que rechazarlo y rehuir de él, su alfa interno no dejaba de molestarle para que fuera por el rubio, y además su consciencia se la pasaba recordándole lo asqueroso y despreciable que era.

«Soy un monstruo». Suspiro nuevamente mientras se ponía de pie para luego recoger su futón; o lo que quedaba de él.

La alarma de su celular había empezado a sonar hace unos segundos y debía prepararse para asistir a clases, de nuevo, sin dormir. Hoy tocaba entrenamiento, tal vez podría entretenerse con eso y dejar de pensar en Bakugō. Su desempeño había bajado bastante esos días. Si lograba concentrase solo por unas horas, su semana podría mejorar un poco, debía ser optimista.

Con ese pensamiento, tomo sus cosas para seguidamente encaminarse a las duchas.

...

–¡Kirishima, Todoroki, Iida y Bakugō tercer grupo! –grito Aizawa mientras señalaba a los nombrados.

Su error, su semana seguía siendo horrible.

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Datos extras:

*Lunch-Rush es un heroe profesional encargado de cocinar para toda la U.A. Aparece en el capitulo 7 y 6 del manga y anime respectivamente, aunque no es muy recordado.

Debilidad ante el instinto - TodobakuWhere stories live. Discover now