Capítulo 16.

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—¡Vomita para el otro lado, hijo de puta! —Mauro le pegó un cache a Nacho.

—Ni se te ocurra —advirtió Dani cuando el morocho lo miró interrogante.

—Shh... —el ojiazul, que todavía tenía su cara apoyada en mis muslos, se quejó.

—Toma agua gordo pelotudo, dale. —Le tiré la botella de agua en la geta —. Uh. —Se la re puse.

—Escucho borroso. —Levantó las manos intentando tocar a Mauro.

—No me toque', no me toque' porque se pudre eh. —Juntaron sus frentes haciendo fuerza como si fueran toros.

No se puede estar un segundo en paz.

—Para polaco, no flashemo' —Valen levantó su mano hasta una de mis piernas, acariciándola, provocando el enojo de Dani, que enseguida vino a separarlo.

—Mhmm... —fue la respuesta que obtuvo del nene adormilado que tengo encima.

El nene que me esta volviendo loca.

Con mis manos apreté los cachetes de Valen, es demasiado tierno.

—Sos re trolo —escuché que Mauro le susurró a Nacho antes de dormirse juntos.

a.

—Vicky, te quiero —volvió a repetir Valen como por décima vez.

—Si, ya sé. —Rodé los ojos.

Que rompe pelotas.

Que me hago, si cada vez que dice eso me vuela el bocho.

'Ta todo mal wacho, salí de mi cabeza.

—Cerra los ojos, Vicky, vamos a dormir —ordenó Valen.

                               ***

¿Cómo puede ser que desaparezca de la nada?.

La concha de mi madre.

Siento que mi pecho se aprieta de la desesperación cada vez que se va.

Me mordí el labio nerviosa.

Cuando lo vi doblar en la esquina todo el aire salió de mis pulmones y me ardía como la mierda.

Me dolía, todo me dolía, cada paso que daba acercándose me dolía.

—Vicky —susurró cuando estuvo cerca.

—¿De dónde venis? —Observé su cara. Esta golpeado, otra vez —. ¿Qué hiciste? —Suspiré.

—Nada, te extrañé. —Miró la punta de sus pies nervioso.

—Te extrañé la pija, ¿qué te pasó, Valentín? —seguí insistiendo.

—¿Posta querés saber la verdad? —Se acercó intentando intimidarme.

—Ya te dije que si, boludo. —Me crucé de brazos seria y decidida.

—¿Y si es mucha violencia para vos? —Cuidadosamente posó sus manos en mi cintura —. Vos sos una flor delicada, Vicky— susurró.

Pa', hasta la rosa más linda tiene espinas.

—Yo quiero saber. —Miré el moretón que tenia en el ojo.

Violencia... un moretón ocasionado por un golpe seguramente... guita...

¿Se caga a palos?

¿Peleas y guita?.

¿Peleas clandestinas?.

Frunci el ceño y lo miré a los ojos conectando todos los puntos.

—¿Peleas y ganas guita por apuestas?

No es la primera vez que viene con alguna parte del cuerpo afectada. Y que después de eso le pinte lo buena onda, nos invite a comer y compre porros.

Valentín levantó las cejas sorprendido.

Tengo el re iq.

—Si. —Asintió apenado.

—¿Si? —repetí para mí —. Es muy peligroso, Valen. —Las imágenes de la vez que lo encontré tirado en la calle pasaron por mi mente —. ¿Y esa vez que te encontré...? —no pude continuar la pregunta.

—Pelee contra un nene de papi que no queria aceptar que perdió y me fue mal, en este mundo los pobres tienen menos derechos. —Sonrió con tristeza.

Y tenia toda la razón.

Nosotros no tenemos oportunidades, a nosotros nos la quitan.

El que menos tiene es el que más se tiene que esforzar.

Asentí mordiéndome el labio, conteniendo toda la rabia y tristeza.

—Si —susurré —. Tenes razón. —Me rasque la nariz.

—Ey. —Se acercó y dejó un mechón de pelo atrás de mi oreja —. Vamos a salir de acá, yo te voy a sacar, te lo juro —susurró mientras escondía su cara en mi cuello —. Confía en mi. —Su respiración tibia rozaba mi piel sensible y me ponía los pelos de punta.

—Confío en vos, Valen. —Lo abracé.

Obviamente que confío en él. En poco tiempo se volvió mi única salida.

Confío en vos, Valentín Oliva.

Confío en nosotros.

Compañeros de Calle; Wos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora