Capítulo 3.

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Tengo que entrar a trabajar a las doce para ir preparando todo el bar.

Me quedaban dos horas para comer algo.

Me terminé clavando alto choripan y al final si terminé tomando cerveza con Dani y nuestros amigos.

Yo no los conozco tan profundamente pero ellos dicen que también son mis amigos.

—¿Alguno tiene casa? —pregunté con la esperanza de poder dormir calentita hoy.

Esa pregunta la hacia casi todos los días.

Aunque ya sabía la respuesta siempre tenía la esperanza de que alguno pueda salir de esta mierda.

Todos negaron menos uno.

Lo miré atenta.

Querido Valentín Oliva, eso y que tiene veintiún años, la misma edad que Dani, es lo único que sé de él.

—Tenía —aclaró antes de que pueda decir algo.

Hice un puchero, ya me había ilusionado.

—Hoy se duerme cuchareando perro —Festejó Mauro aka Lit Killah, uno de los más gedes.

—Uh, olvídate —Nacho apoyo la idea.

—Yo paso. —Negué y me fui levantando de a poco.

Volví a soltar un quejido y llevé mi mano otra vez a donde más me dolía, no sé quién fue la puta que me pegó esa patada pero me dejó hecha verga.

—Si me haces el favor de encontrarme otro tren te invito a comer. —Lo miré a Dani con la cara más tierna que pude y una sonrisita.

Él lo pensó un poco y terminó aceptando.

Estrechamos nuestras manos cerrando el trato.

Dejé a su cargo el parlante y me despedí de todos con la mano.

—¡Si alguno me quiere ir a buscar no me enojo! —grité antes de perderlos de vista.

Siempre que termino mi turno en el bar las calles se ponen muy peligrosas.

Más de una vez me salvé de ser violada porque siempre me defendía como podía, pero ahora apenas puedo correr, si me encuentro a alguien dado vuelta soy pollo.

Entré al bar respirando hondo preparándome para lo que me toca hoy.

Lo bueno es que acá no hace tanto frío como afuera y cuando se llena de gente llega incluso a hacer calor.

Me saqué la campera cuando el bar ya estaba por explotar.

Seguí limpiando las bebidas que tiraban y aguantaba las ganas de mandar todo a la mierda cada vez que soltaban un comentario asqueroso y desagradable sobre mi cuerpo.

No puedo perder esta oportunidad, capaz si ganó más experiencia me terminan aceptando en algún lugar mejor.

Capaz si sigo ahorrando como vengo haciendo hasta ahora dentro de poco puedo alquilar algo y terminar el secundario.

Tampoco me hago muchas ilusiones, siempre positiva pero también realista.

—¡Puuta, veni a limpiar e-esto! —habló un hombre full escabiado, tanto que no modulaba bien y arrastraba las palabras.

Sin quejarme fui y limpié todo.

Por suerte esa noche no pasó nada malo.

Terminé mi turno viva.

Volví a ponerme mi campera mirando esperanzada afuera rogando que alguien este ahí esperándome.

Grande fue la decepción cuando solamente vi borrachos y drogadictos.

Arrugué la nariz y tomé aire antes de abrir la puerta y poner un pie afuera.

Todavía está oscuro, otra de las desventajas del invierno para alguien que trabaja a estas horas.

Me puse mi capucha y empecé a caminar a paso rápido.

Ignoré gritos y chiflidos de algunas personas y seguí caminando sin mirar atrás.

Me quedé en blanco cuando vi a alguien con campera negra y capucha parado en una esquina con sus manos en los bolsillos, tenía pinta de ser un tranza esperando a que alguien se acerque a comprarle o un chorro que va a apuñalar al primero que se le cruce.

Evité hacer una mueca de miedo y crucé sin mirarlo.

Cuando sentí su mano rodear mi muñeca deje de respirar.

—Soltame wacho —fue lo primero que dije y lo pisé lo más fuerte que pude haciendo que me suelte.

—Eu, soy yo. —Se quitó la capucha antes de que arranque a correr como sea.

Es Valentín.

—Sos un hijo de puta —solté con toda la sinceridad del mundo provocando que se ría un poco.

—Perdón —se disculpó —. Dani no me dejó de romper las pelotas para que te venga a buscar —me informó.

—Ah... —Empecé a caminar con él al lado mío —. ¿Y por qué no vino él?

—Esta averiguando algo, capaz podamos anotarnos en alguna compe. —Sé perfectamente a que se refiere. A Dani y a mi también nos unió el rap, a los dos nos gustaba y él conoció a sus amigos gracias a eso también, yo me familiarice con ellos y acá estamos.

—¿Vos también rapeas? —Lo miré curiosa.

Ayer, con todos los pibes, no pude saber mucho de él, no le iba a hacer un interrogatorio en frente de ellos sabiendo que me iban a molestar.

—Si. —Asintió.

—Bien ahí. —Miré el puestito de café que había en la calle y me acerqué sin decirle nada a Valentín.

Compré dos cafés y le di uno. Él me agradeció y caminamos en silencio.

—¿Terminaste el colegio? —decidí romper el silencio.

—No. —Suspiró.

—¿Trabajas? —La curiosidad puede conmigo, es uno de mis defectos, no puedo quedarme callada y me gané más de una paliza por eso.

—¿Sinceramente? —Me miró unos segundos. Yo asenti.

—Nadie te va a juzgar bro. —Me encogi de hombros dándole un poco de confianza.

—Vendo droga. —Le dio un trago al café.

Ah, tranqui.

Compañeros de Calle; Wos.Where stories live. Discover now