Visitas incómodas I

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-¡Bueno! Ya tendréis tiempo de conoceros. Estaréis agotados de tanto viaje. Venir, os llevaré ante vuestras habitaciones.

Tras decir esto, los príncipes y su padre se fueron, acompañados por mi padre. Elrohir me desvió la mirada lentamente mientras que yo le seguía observando con curiosidad.

A la mañana siguiente, desayuné en el salón un poco de Lembas junto a Elladan y Elrohir. Elladan me había caído bien, no paraba de darme temas de conversación, contándome historietas de Rivendell y de sus viajes a Fornost, Moria y Bree.

Elrohir….con la mirada perdida y sin desayunar, seguía callado y ajeno a la larga conversación que estaba teniendo con su agradable hermano. Yo tampoco intenté hablar con él, la verdad es que me da igual que no le guste estar aquí…Le seguiré ignorando, de momento.

De repente, las puertas se abrieron bruscamente de par en par y de allí apareció mi bella luz. Tauriel se acercó a paso acelerado hasta mí, haciendo caso omiso de las presencias de los dos elfos y me recriminó:

-Legolas, estaba esperándote en la armería y no has ido….

-Dísculpame.  Estaba ocupado con nuestros invitados. Mira te presento a los príncipes de Rivendell….Elladan y Elrohir-A la vez que cité su nombre, Elladan la saludó llevándose al pecho su brazo derecho. Mientras que Elrohir, simplemente, la miraba fijamente….

-Los hijos del maestro Elrond…

Al instante, mientras Elladan seguía comiendo tranquilamente, aprecié que Elrohir se levantó de su silla, dirigiéndose a mi Tauriel. Ella se quedó callada a la vez que ese misterioso elfo seguía caminando hacia ella y sin despegar su mirada de mi capitana.

Elrohir cogió un cabello de Tauriel y empezó a olerlo con gusto, cerrando los ojos. Mi capitana se quedó perpleja y hasta un poco asustada.

Yo, callado, presencié con atención aquella escena.

Él, soltó su cabello y la dijo, casi susurrando:

-“Nai sílë findelyo caluva tienyanna oialë…”

Cuando dijo esto, sentí mi corazón arder de rabia contenida, pero me quedé en absoluto silencio, mientras que Elladan no prestaba atención a lo que estaba sucediendo.

Para mi sorpresa, Tauriel sonrió y se puso un poco nerviosa, sólo respondió:

-“Hantalë….”

-“Quentuvalyë nin esselya?” 

-Tauriel.

Antes de que continuaran, me levanté a paso acelerado, me puse en medio de los dos elfos y ordené a Tauriel:

-Tauriel, ¿Te acuerdas de la misión que te encomendé la semana pasada?

-Si, Legolas…

-Ya es hora de terminar con esas arañas, ¿no?

Al escuchar esto, Elrohir posó su mano en mi hombro y me dijo:

-¿Has dicho, arañas? ¿Arañas del Bosque Negro?

-Si… ¿algún problema?-Le respondí extrañado y un poco enfadado…creo que todavía seguía celoso…

-Siempre he deseado conocerlas….bueno todo el Bosque en sí, me encanta la naturaleza en general, los bosques, los animales, las flores….

-A mi también Elrohir-Respondió Tauriel dedicándole una sonrisa de gran afecto.

-¿Te quieres venir conmigo?-Preguntó mi capitana a la vez que yo la observaba sorprendido.

Legriel. Where stories live. Discover now