20 │(Des)haciendo los Límites

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SAIGE

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SAIGE

ANTES:

Razones por las que Hunter McLaggen no debía gustarme:

1. Personalidades muy distintas

2. Un sarcasmo sin límites

3. No conoce el término «callarse»

4. No es en absoluto mi tipo de chico

5. Probablemente el sentimiento no sea mutuo

6. Keegan, Keegan, Keegan

Me mordí el labio mientras continuaba pérdida en mis pensamientos. «Oh, Dios, Saige, ¿en serio estás haciendo esta lista?, ¿estamos así de mal que estás haciendo una lista?». Pues sí, consideraba que todo lo que había estado sintiendo las últimas semanas rozaba ya lo problemático, porque podría inventarme todo un testamento de razones por las que Hunter McLaggen no debía gustarme y aun así, me resultaba imposible dejar de comportarme tan rara a su alrededor.

Y con rara, me refiero a que de repente, era vergonzosamente consciente de hasta el más mínimo detalle sobre él. En mi cabeza, existían dos versiones de mí; la que se encargaba de hacer una lista de razones por las que Hunter no debía gustarle, y otra que tenía también su propia lista, pero la suya era una muy distinta. La suya registraba cosas como:

1. Los ojos de Hunter pueden intimidarte si los miras durante mucho tiempo

2. Se preocupa por la gente cercana a él, incluso cuando lo intenta ocultar

3. Los únicos momentos en que fuma son cuando está estresado o ansioso

4. Sus manos se sienten ásperas, por conducir su motocicleta sin guantes

5. Cuando su sonrisa es genuina, no solo su boca sonríe, sino todo su rostro

6. Su semblante cambia por completo cuando está lejos del despacho, de su casa y de la escuela

7. A veces, cuando está tan cerca que puedo divisar sus pecas, me pregunto qué se sentiría si...

—¡GOOOOOOOL!

El efusivo vitoreo del grupo de hombres reunidos alrededor del televisor me hizo dar un gran salto del susto. Si no hubiese sido por la señora Pia que me sostuvo del brazo, mi trasero se hubiera caído de la silla.

Me sonrojé al escucharla reírse de mi reacción. Sabía que ella no tenía el don de leer mentes, pero me avergonzaba el hecho de que últimamente esa clase de pensamientos se manifestaban hasta en los momentos menos oportunos. Podía estar en el medio de una clase, de alguna tarea en el despacho, incluso sola en mi habitación y mi cerebro sacaba el tema de manera automática.

La Ley de lo (Im)perfecto ©Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon