Crepúsculo (LUNATION)

MANOS

Jugamos caras y gestos en casa de los Cullen, Edward estaba de muy buen humor y reía de mis chistes, hasta de los de Emmett, nos pareció extraño.

— Edward. — Lo llamé.

—¿Sí? — Giró hacia mi con una sonrisa leve en sus labios.

—¿Probaste la sangre que dejé en el refri? Es que esa era sangre de adicto justo cuando le daba una sobredosis, Carlisle se lo advirtió a todos y…

—Creo que deberían etiquetar esos paquetes mejor. — Siguió mi juego.

Emmett y Jasper se miraron confundidos.

—¿Qué le pasa al loco? — Susurré.

—¿No puedo estar feliz? — Se quejó Edward.

—No. — Esme entró a nuestro campo de visión y me dió un bowl de palomitas. Todos nos reímos de Esme. — Es una broma, me encanta verte así. — Dijo tierna y Carlisle le pasó un brazo por sus hombros de modo cariñoso.

—Continuemos. — Alice le dió un papelito a Edward, el cual era el único que podía actuar las películas porque si adivinaba, haría trampa leyéndonos la mente.

Edward era un excelente actor, su equipo lo adivinaba de inmediato, en mi equipo, Carlisle actuaba las películas, yo nunca adivinaba ninguna, ellos ponían películas de hace más de 100 años y que ni siquiera eran de este país.

Después de quedar empate, decidí hablar.

— Por favor su atención. — Me puse de pie frente a todos. — Quería comentarles que mi casa está terminada. — Dije con muchos ánimos. — Así que esta semana voy a mudarme, llevaré mi ropa y si me lo permiten, me llevaré a Emmett para que sea mi mayordomo.

— No se vale devolverlo. — Jasper bromeó y todos rieron. —¿Y cómo te mudarás? — Preguntó al finalizar las risas, se cruzó de brazos.

— Le pediré a Edward que sea tan amable de llevarme junto con mis cosas.

— Ese día voy a estar ocupado, no podré. — Edward negó.

—No les he dicho cuando me voy. — Lo miré mal.

—Puedo leer la mente de Alice y ese día no puedo. — Se excusó Edward.

—Todavía no decido cuándo. — Le aventé un cojín que él atrapó con facilidad. — Pero entonces le diré a Emmett que me lleve. — Lo señalé.

—Ese día iré a cazar con Rosalie. — Emmett se negó y yo hice un puchero.

— Dejen de molestarla, yo te llevaré. — Carlisle se ofreció y todos lo miraron mal.

—¿No necesitas una cocinera? — Esme alzó la mano mirándome tierna.

—¿No necesitas un médico? Es importante tener uno cerca. — Carlisle argumentó.

—¿Una estilista? — Alice saltó emocionada.

—¿Un chófer? — Edward me sonrió.

—¿Un Jasper? — Me reí de Jasper.

—Claro, dejemos esta casa gigante y vayamos todos a vivir a mi casa.

— No encuentro ningún fallo. — Rosalie me sonreía tierna.

— Ya basta, todavía no termino de hablar. — Me tomé un segundo, me conmovió todo aquel numerito. — Me iré, los voy a extrañar, espero venir los fines de semana, buscaré un nuevo empleo, pero en cuanto se muden deben de llevarme con ustedes. — Les advertí.