Capítulo 6.

606 112 99
                                    


Al finalizar la llamada con Ximena, Erick decidió marcarle a Amanda.

—¿Y bien?

—Aceptó.

—Genial, ahora no pasarás solo.

—El problema es que no sé qué puedo hablar con ella.

—No te preocupes, tus temas de conversación son interesantes. Sólo procura no mencionar películas gore, libros de terror psicológico, traumas infantiles, fetiches raros, ya sabes, para no asustarla. Por lo menos en lo que ves cómo reacciona a ese tipo de conversaciones.

—Ya me quedé sin temas de conversación.

Yo estoy igual, me siento muy nerviosa, no sé qué podré hablar con Ciara.

—Agh, lo que sea, hablemos de lo que se nos dé la gana.

—Tú hazlo, a ti no te importa quedar mal con Ximena pero yo sí le quiero dar una buena impresión a Ciara.

—Solo hay que ser nosotros mismos. Si en verdad Ciara es para ti, no tendrás que fingir ser alguien que no eres.

Tienes razón —dijo luego de unos segundos—. Tengo que colgar, ahí me cuentas cómo te fue.

—Lo mismo digo, suerte.

—Igual.

Después de terminar la llamada, el chico decidió dormir un rato, total, había mucho tiempo para que diera la hora acordada de pasar por Ximena.


***


Ximena estaba desesperada, ¡tenía tan poco tiempo para arreglarse! Apenas eran las once y media pero tenía que buscar el atuendo adecuado para una cena formal. <<¿Para qué acepté?>> pensó, molesta consigo misma por haberse dejado llevar y no pensar las cosas con calma. <<Es una reunión con gente importante, ¡y no tengo nada qué ponerme!>>.

Sin saber qué hacer, se dirigió con su madre. Rita, al ver su expresión preocupada, se acercó a ella.

—¿Qué sucede, Ximena?

—Mamá, quedé de salir con un amigo y no tengo nada que ponerme — se quejó.

—¿Quién es? —Preguntó con curiosidad. Sabía que no era Víctor, de ser él no habría dicho "un amigo".

—Erick —comentó.

—¿Erick? —Se quedó pensando—. No me suena.

—Es un compañero del bachillerato —explicó. Su madre negó con la cabeza.

—No sé de quién me hablas, nunca lo mencionaste.

—Es el hermano de la novia de Víctor.

—¡Ah! —Exclamó—. El chico con el que fuiste al café, ¿no?

—Ese mismo.

—¿Y a dónde te invitó?

—A una cena, sus padres tienen una reunión, ¡y es formal!

—¿Por qué te invitó ahí?

—Dice que estaría genial que pasáramos un rato juntos —explicó, desviando la mirada hacia otro lado para no ver a su madre a los ojos.

—Uyy —dijo con tono pícaro, haciendo que su hija negara con la cabeza.

—Ya... Aun así no tengo vestidos formales —comentó—. Solo el que usé en mi graduación pero no sirve, ya me lo vio puesto. —Hizo un puchero.

Las peripecias de Ximena © |Completa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora