Tres: El puente de arcoíris

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         Aparecimos en un cuarto, que más bien era una especie de celda. Tenía una pared blanca y dos campos de fuerza color dorado. No estaba amueblada, pero era medianamente espaciosa. A los pocos segundos de aparecer, Loki se teletransportó fuera de la celda con el Teseracto. Antes de que hiciera otra cosa, decidí hacer lo mismo. Aparecí frente a él y después de que me viera impresionado, le di un golpe en la mandíbula. Intenté tomar el Teseracto, pero detuvo mi mano con su ante brazo y desapareció el Teseracto. Intenté golpearlo con la otra mano, pero sostuvo mi puño con su palma abierta y me miró como si fuera a comerme viva. Le di una patada entre las piernas y salí corriendo. Sabía que era una habitación especial, porque si fuera una cárcel, habría mas celdas. Estaba a punto de llegar a la puerta, cuando se apareció frente a mí haciendo que chocara. Me incorporé rápidamente, pero alguien me tomó de los brazos por detrás y me puso una especie de cadenas junto a una mordaza en la boca, que se expandió por ambos lados de mi rostro al tocarlo. El Loki frente a mi se desvaneció, era una ilusión. Intentaba hablar, pero la mordaza era diferente a cualquier cosa que había visto antes.

—Ni siquiera intentes usar tus poderes, no podrás— me susurró al oído. No le creí, así que intenté teletransportarme, pero no logré más que hacer mi cuerpo vibrar y moverse menos de un centímetro para después regresar al mismo lugar. Me solté de su agarre con un cabezazo y cuando intenté caminar, caí al suelo mirándolo con odio. Se agarró la cara, apretando la mandíbula y se tocó la parte superior del labio para ver qué estaba sangrando. Se relamió el labio quitando la sangre y caminó rápidamente hacia mí, haciendo que me arrastrara hacia atrás. Me tomó del suéter que llevaba puesto y me alzó un poco del suelo —¡Soy un dios humana tonta!— gritó tensando toda la cara. Parecía que me iba a asesinar y apretaba el agarre cada vez más ¿Qué quería de mí?, ¿Cómo supo que era hija de Tony?, ¿Dónde estaba? y ¿Por qué Loki estaba en libertad? Me soltó bruscamente, haciendo que mis rodillas se estrellaran contra el frío suelo y casi me fuera de boca. Se levantó, dio media vuelta y caminó unos pasos. Respiraba rápido, necesitaba causar un accidente para escapar. Se dio la vuelta rápidamente, esta vez mirándome con tranquilidad y se acomodó el pelo hacia atrás —Bien— unió las palmas como si aplaudiera y me sonrió. Sabía que Loki tenía trastornos psicológicos, pero nunca había visto una persona mas trastornada que Tony. Se acercó a mí y me quitó la mordaza, que se volvió a encoger.

—¿Dónde estoy Mussolini Asgardiano?— dije a gritos. Me quedé callada después de la última palabra y miré a mi alrededor. Las paredes eran altas, todo era dorado, no se parecía a nada que hubiera en la Tierra. Me miró, sabía que ya me había dado cuenta. Rió un poco y abrió los brazos hacia los lados.

—Bienvenida a Asgard señorita Stark— dijo sonriendo. Mi corazón empezó a latir más y más rápido. No podía creer que estuviera ahí, tan lejos de mi hogar. Siempre me había preguntado que pasaría si me pasara algo en una ciudad donde no conozco a nadie, pero ¿qué haría en otro planeta?

—¿Qué hago aquí?— pregunté confundida y lo miré de arriba a abajo. Llevaba un traje verde con negro que lo cubría de pies a cabeza. El pelo lo tenía hacia atrás, pero no llevaba los cuernos ni el cetro, porque lo tenía S.H.I.E.L.D. De repente una idea cruzó mi cabeza.

—Quiero lo que me pertenece— dijo mirándome con ira —Sé que tu padre y el payaso con escudo tienen mi gema— fruncí el ceño, ¿Se refería a la piedra azul del cetro?

—¿Yo qué tengo que ver con eso?— le pregunté arrugando la nariz. Ladeó la cabeza sonriendo y se agachó para verme de cerca.

—Que eres la hija de Tony— alzó las cejas y lo miré unos segundos hasta sonreír.

—¿Ese es tu plan?— dije y comencé a reírme. Frunció el ceño poco a poco hasta verme como si estuviera loca.

—¡Se arrodillara pidiendo clemencia por ti!— dijo levantándose y haciendo una pose estoica. Me quede seria unos segundos y volví a reír fuertemente agachando la cabeza. Volví a alzar la mirada y fui apagando mi risa mientras me volvía a ver con confusión.

The Tenderness Behind the FlowerWhere stories live. Discover now