Capítulo 4

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—No me esperaba que estuvieseis enrollados.

—Nosotros no...

Tenía las mejillas ardiendo y no paraba de mover las piernas, nerviosa. Adri se tapaba la boca con la mano para ocultar su risa. Se estaba divirtiendo y yo solo quería enterrarme entre las sábanas y obligarme a no beber tan a lo loco la próxima que saliese.

Yo todavía llevaba la camisa de Adri, y cuando lo miré otra vez se me dirigieron los ojos a su tableta. Mi ex novio era guapo y todo eso, pero... El cuerpo de Adri estaba hecho para tocarlo y mirarlo hasta la saciedad.

Os prometo que yo soy una chica tranquila, a la que le gusta ver series sola en la habitación y arropada con sus muñecos, pero mis hormonas estaban floreciendo y hacía tiempo que a mi cuerpo no le daba un meneo...

ÁNGELA, CÉNTRATE.

—Pues yo pensaba que a Adri le iba otro tipo de chicas —Hugo seguía con el cuchillo en la mano.

Los hermanos estaban de pie enfrente de nosotros, mirándonos con sospecha de arriba abajo. Adri y yo estábamos sentados en el sofá, cada uno en una punta y sin mirarnos, pero yo sin saber que hacer ni decir porque no quería que pensasen que me acostaba con sus amigos y aprovechaba a la mínima de cambio para acostarme con alguien.

—Hugo, no... —Adri se incorporó y lo miró amenazante.

—¿Y qué tipo de chica soy yo? —Con un gesto de la mano le apoyé a que siguiese hablando.

—Bueno, me dijo que no se fijaría nunca en chicas... como tú.

Adri le dio un golpe en el brazo y se le cayó el cuchillo al suelo.

—Lo siento, la sinceridad no la controlo. —Se fue corriendo a la cocina y desapareció.

—Ha pasado ya tiempo y no te conocía...

Me levanté confusa. ¿Tan rara era? Tampoco quería que fuese mi novio, pero saber que no he sido nada para él todo este tiempo y que pueda que haya sido una molestia es...

—Así que te gustan las idiotas como Alice. —Asentí para mí misma— Vaya, no quería hacerte perder el tiempo conmigo.

Me levanté de mala gana y me dirigí hacia la habitación. Escuchaba a Hugo y Adri discutir en voz baja y miré a Claudia que me miraba con lástima.

—Estaba borracha y no me acuerdo de casi nada, pero te aseguro que él solo me ayudó a llegar a casa. Yo tampoco me fijaría nunca en chicos como él.

Vi que ella levantaba una ceja, como pensando en lo último que había dicho, y cuando llegué a la habitación me quité la camisa y me vestí de forma decente.

Mierda, mi pelo olía a él. Lo que me faltaba. 

No encontré a nadie en el salón, y antes de salir del piso alguien me cogió del brazo. Adri no se había cambiado aún, y su pelo alborotado llamaba a que lo tocasen durante horas.

Ángela, estás enfadada. No caigas tan rápido.

—Ángela, escúchame.

—No quiero.

Intenté soltarme pero se puso delante de mí y cerró la puerta principal. Claudia estaba mirándonos disimuladamente desde la cocina.

—No te comportes como una niña. Lo de Hugo es verdad, pero se lo dije el primer día que te conocí y...

—Déjame adivinar... Ahora me dirás que te parezco guay y que fuiste un capullo.

—...eres una chica guay y divertida. Fui un imbécil y sí, me atraían las chicas como Alice desde hace un tiempo. Sí, atraían. Créeme cuando te digo que no me siento orgulloso de mi época de borracho, ir de fiesta todos los días y sexo descontrolado.

Nosotros, imparables ||EN PROCESO||Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt