Capítulo 3. Tu besalo.

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3. Tu besalo:



No podía pararme de esa silla, era una fuerza que no lo permitía. Tenía que estar en esa silla aunque quisiera huir por mi vida.

—Hola hermana.—La voz pausada de Alicia hizo que dejara de probar fuerza.

—¿Alicia?—De las sombras salió la nombrada. Vestía un vestidos blanco de fino encaje en el busto, con una cola que llegaba a tocar el piso;parecía una princesa.

—Hoy ajustaremos cuentas hermanita. Tu fuiste la causante de mi muerte, no estuviste para mi en ese peor momento. Espere por tu "¿Cómo estas Alicia?" ¿Sabes? Nunca preguntaste.

Comencé a negar con mi cabeza mientras gruesas lágrimas comenzaban a salir de mis ojos.

—¿Qué? ¿Me dirás que no es cierto? Yo mejor que nadie sabe de lo que hablo. Te amaba mucho, pero ya eso cambió, no te amo en lo más mínimo. Ya no eres considerada mi hermana ahora eres la que causó mi muerte, no ese estúpido cáncer.

No podía decir ni una sola palabra, todas estaban atascadas en mi garganta con un imposible paso. En el fondo sabía que todo fue mi culpa, era verdad que no me preocupe.

—¿Alison? ¡Despierta, Alison!—Unas cuantas sacudidas bruscas en mi hombro hicieron que abrirá mis ojos.

Mamá estaba frente a mi, con un semblante preocupado. Me senté de golpe en la cama y la abrace fuerte mientras lloraba. Han sido muchos días seguidos soñando con la muerte de mi hermana mis ojeras están más vivas que nunca en estos últimos meses. Me duermo pensando en ella y me levanto soñando con ella.

—Está bien, está bien.—Las manos de mi madre no dejaban de sobar mi espalda.—Estoy aquí contigo. Respira hondo y expulsa y vuelve a respirar.

Hice lo sugerido por mi madre, así fue como me calme un poco.

—¿Soñando de nuevo con Alicia?—Secó mis lágrimas con sus pulgares.

Asentí con mi cabeza.—Nunca podré estar tranquila conmigo misma.

—Alison; no puedes seguir así. Necesitas descansar, este es tu último año en la preparatoria y tienes que estar concentrada. Odiaras está idea pero creo que necesitas volver a ver al psicólogo.

Junte mis manos en forma de plegaria.

—Madre no quiero volver con el psicólogo, no tienes que preocuparte por mí. Estos sueños solo son sueños, nada importante.

Miro su reloj de mano.—Hablaremos de esto más tarde, ahora ve a ducharte. Tengo que irme cariño.

Como era costumbre dejo un beso en mi frente y se marchó. Me mire en el pequeño espejo que permanece en una de las mesas de noche de mi cama. Estaba toda roja, suspire indignada.

—Hermana,—hice una pequeña pausa—me culpo, me culpo todos los días.











Me llevaba las miradas extrañas de los estudiantes en cuento me hice presente en la entrada de la preparatoria para dirigirme al pasillo donde estaba mi casillero. «Solo por llevar un par de lentes oscuros ya me estoy haciendo famosa en la prepa» Con un poco de pereza abrí mi casillero para buscar mis cuadernos para las primeras clases, no quitaría mis lentes, mis ojeras son una pesadilla.

—Ali,—la voz venía de mi espalda por lo tanto me voltee—bienvenida al club.

Mi mejor amiga; Cristina, también traía unos lentes oscuros. Su cabello rojo caía por ambos lados de su rostro haciéndola ver extremadamente atractiva, y no olvidemos esas pequeñas pecas que adoran su rostro. Cuando nos conocimos ponía todo tipo de producto en su cara para hacerlas desaparecer, las odiaba, pero yo la hice amar cada una de ellas.

«Entre dos mundos» (Pausada)Место, где живут истории. Откройте их для себя