Capítulo 3: Nada Mejor Que La Belleza

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La lluvia al otro lado de la ventana, el frío arrasador y el vapor de sus respiraciones se combinaba dejando una capa protectora que las cubría de cualquier "mirón" que se aproximara.

Aquel Ford Mustang era un montón de latas metálicas recubriendo un pequeño -que en ese momento, diminuto- espacio. Lauren se torturaba mentalmente, buscando algún tema de conversación apropiado y no psicópata para entablar con su bellísima vecina. Lamentablemente sus neuronas se limitaban a temas como el clima o las leyes confederadas de los antiguos registros estadounidenses cuando estaba nerviosa. ¿Qué tema podía sacar de aquello? El clima era un asco... y no consideraba que hablar de los límites entre estados era algo que a ella le interesara.

Camila, por su parte, se gritaba así misma que era tonto tener pena por su... inconveniente momento de necesidad. Italia no era una cuidad con falta de trafico. Su mejor excusa era decir: "Soy una tacaña de lo peor, solo vengo contigo porque no quería pagar". Sus mejillas, en rebelión con el resto de las células funcionales en su cerebro, se volvían completamente rojas al recordar que aquella chica había elogiado su belleza esa misma mañana. Era por ello que su vista estaba clavada contra el vidrio. Fingiendo que la mujer a su lado no era más que algún tipo de chofer, mientras Lauren pensaba una y otra vez que clase de cosas le gustan a las chicas como ella.

-Bella regazza. -la castaña a su lado giró como si aquel fuera su nombre.

-Camila. -corrigió ella al momento, antes de sufrir nuevamente un repentino sonrojo.

-Camz. -dijo Lauren, mirando a la castaña con una enorme sonrisa en su rostro.

Ella pensó en gritarle. Pensó en bajarse del auto y continuar su camino a pie.

Desechó ambas ideas al recordar que afuera llovía y con la primera alternativa, ella la podría echar, mientras con la segunda tomaría una pulmonía indeseada.

De ambos modos, terminaría en una camilla de la clínica más cercana... por unos dos segundos consideró aquello como buena idea. No tendría que ver la insufrible cara de Shawn por lo menos una semana. Y luego la negó. El italiano, en su afán por conservar las apariencias, estaría pegado a ella cada segundo.

Algo demasiado molesto para simplemente experimentar.

-Te diré así desde ahora. Camz. Será nuestro pequeño secreto.

Camila la miró a través de sus fríos ojos achocolatados. Aquella mirada de Medusa tan peligrosa y trágicamente, característica en el hermoso rostro de la fémina. Lauren estaría hecha piedra de no ser porque miró adelante justo un segundo antes.

La castaña deseaba gritarle que era una insolencia. Que era impropio.... Era un acto clásico entre italianos coquetear y seducir a cualquier persona. Sin importar que él o ella tuviesen un compromiso. Camila había tenido que lidiar con muchas personas de ese tipo... y había pasado de todos.

Sin embargo, ahí estaba ella.

En el auto de una mujer que había coqueteado sin el menor sentido de recato y le sonreía como una niña pequeña. Una mujer lo suficientemente grande para convertir aquel auto en uno de esos diminutos autos de los payasos. Era tan alta, tan femenina, tan... sumamente hermosa....

Sintió un extraño calor subir a sus orejas, bajar a su cuello y alojarse en medio de su pecho. Como una daga punzante, enterrándose cada vez más.

.

Lo hermoso no era bueno. Ella era hermosa y la habían comprometido antes de poder razonar.

Su padre era varonil y fuerte.... Un excelente marinero. Pero eso no fue suficiente para que el mar no se lo tragara.

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⏰ Última actualización: Jan 24, 2023 ⏰

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