Otto

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Estaba a un día de cumplir una semana en este lugar, no voy a mentir cuando digo que mi cuerpo duele. Cada que ellos quieren complacer su apetito sexual me toman a mi, no importa que esté dormida.
Siempre que lo hacen me tengo que aguantar, no quiero que las niñas me vean débil... si, tal vez si lo sea, pero no todo el tiempo. Después de varios golpes y días sin dormir pude deducir como salir de aquí, ahora solo falta ejecutar el plan.

-¿Han pensado que una chica puede servirles en sus secuestros?

Ellos me miraron algo confundidos mientras las niñas se sentaban para mirarme asustadas.

-Piénsenlo, secuestran mujeres, niñas y adolescentes. Van a confiar más en una mujer que en dos hombres.

Se miraron entre sí para después proponerme un trato.

-Esta noche, una niña. Si nos ayudas a secuestrarla dejaremos de hacerte daño. ¿Trato?

-Trato.

[...]

Transcurrió el día, donde las niñas cada que podían me decían que lo que estaba haciendo esta mal. Ellas estaban en un cuarto donde no podían ver la camioneta, había logrado que ellos no fueran a verlas ya nunca. En cuanto ellos salieron a comprar unas cosas a mi me encargaron subir todo lo necesario a la camioneta.

-Bien, este es el plan. Tengo que subir todo a la camioneta, entre eso ustedes subirán también.

-¿Por qué?

-Saldrán de aquí, y podremos meter a esos hombres a la cárcel.

Antes de que volvieran desate rápido a María y Rossy para subirlas a la camioneta y ocultarlas entre las sogas y bolsas.

-Por nada en el mundo vayan a hacer ruido, prometo que saldrán de aquí pero necesito no hagan ruido. Por favor.

Ellas asintieron con algo de miedo y al mismo tiempo entusiasmadas, en todo este tiempo había logrado hacer que no les hicieran nada a ellas y también, logré hacer que el daño que me hacían se triplique.

-Ya llegamos. ¿Hiciste lo que te pedimos?

-Si, todo está en la camioneta- dije con esto cerrando las puertas traseras para mirarlos, los tres teníamos ropa negra, suficiente para que cubrieran todos mis golpes.

-Recuerda, si nos traicionas mueres.

-Lo tomo muy en cuenta.

-Perfecto, sube.

Rápido lo hice, respirando gracias a que no fueron a ver al cuarto.

[...]

Habíamos llegado, era momento de mandarlos a la cárcel.

-Baja las bolsas y la soga, estaremos a la vuelta, a nuestra señal te acercas.

-Si, entiendo.

Ellos se alejaron dejándome así poder bajar a las niñas, cuando volteé atrás mío había un joven viendo todo. Rápido le llamé logrando hacer que se acercara.

-Hola, yo soy Vivianne Monte Padilla. Estas niñas junto conmigo hemos sido secuestradas, los que hicieron eso están aquí a la vuelta. Hazme un favor, quédate con ellas y marcale a la policía.

-¿Tu qué harás?

-Evitar que secuestren a alguien más.

El asintió para tomar a las niñas y alejarse un poco, logre ver como sacaba su celular y le marcaba a la policía. Rápido tome la soga y una bolsa para acercarme a los ladrones.

Perfecta estrategiaWhere stories live. Discover now