Due

7 4 0
                                    

Llevaba un día de vacaciones, por fin había salido de la preparatoria y mis hermanos celebraron comiendo muchas golosinas. Si les duele el estómago después no va a ser mi culpa, yo les dije que no comieran tanto.

-Bueno, al menos recogieron todo- dice mamá al ver la sala impecable.

-¿Recogieron?, me suena a manada.

-Tuve la esperanza que tus hermanos no comieran tanto- negué divertida, para después mirar las noticias- ¿Algo nuevo?

-¿Algo que no he visto o que si pero de diferente forma?

-Algo que no han dicho- yo negué mientras seguía viendo las noticias.

Los "asesinos" de la joven no han sido encontrados aún.

-¿Qué joven?

-Celeste Morgan.

-Pero ayer en la noche dijeron que ya los tenían.

Mire de nuevo a la televisión para prestar más atención.

Entre el calor y dolor del asunto, la familia Morgan acusó a dos jóvenes, los cuales fueron llevados a prisión. Pero al realizar una investigación notaron que no tenían nada que ver con la joven.

-Mintieron- dije viendo a mamá la cual bajo la mirada y fue por agua- ¿Por qué la gente miente?

-Por miedo- la mire confundida, no soy una persona que miente entonces no se las razones- las personas piensan que hacen lo correcto cuando en realidad solo lo hacen por miedo. Miedo al ver que en la realidad que viven no es la que ellos quieren- ella se fue dejándome sola.

Mire hacía la televisión donde pasaban vídeos de Celeste, no se porque sigo viendo esto. Solo me estoy dando miedo e inseguridades.

-Los asesinos son como las personas buenas- di un pequeño salto al ver a Joaquín parado a un lado mío.

-¡Dios!, casi me das un infarto.

-Perdón- se sentó a un lado mío para ver las noticias conmigo- pero tengo razón.

-¿A qué te refieres?

-Las personas buenas no se fijan en los gustos, físico, pensamientos, edad o estatura. Solamente hacen su trabajo sin importar todo ello, por eso te debes de cuidar. No quiero perder a mi única hermana.

Entonces fue cuando todos mis pensamientos cambiaron, si antes mi miedo era de un diez por ciento ahora es de un cincuenta por ciento.

[...]

Habían pasado unos días desde lo que me dijo Joaquín, desde entonces no he salido ni siquiera a la esquina.

-¿Qué vas a hacer?- me pregunta mamá, la cual estaba recargada en el marco de mi puerta.

-Aseo de mi cuarto, de los pasillos, y regar el jardín.

-Pues yo te veo acostada.

-Si, ya voy.

[...]

Dure tres horas haciendo todo, estaba cansada puesto que un día anterior ayude a mis hermanos a hacer ejercicio. Me derrotaron.

Perfecta estrategiaWhere stories live. Discover now