-Encontré a un chico algo interesante -respondió a su autoproclamado mejor amigo, mientras con una pajita, revolvía su old fashioned de excelente calidad.

-¿Se puede saber qué tiene de interesante, Blasty?

La mirada envenenada que le dirigió al chico rubio con un mechón negro, le caló hasta los huesos.

-No me llames así, estúpido -volvió a dirigir su mirada al frente, viendo todo y a la vez a la nada, pensando -. Me rechazó. Él en serio me rechazó, se negó de forma rotunda a estar conmigo. Me dijo un puto "no".

El silencio reinó entre los cuatro amigos, hasta que Hānta no pudo más y terminó estallando en carcajadas, seguido de Denki y Eijirō.

»-¿¡Qué tiene de gracioso, bastardos!? -sacó un cigarrillo del bolsillo de su pantalón y lo encendió con la fosforera de Sero que estaba encima de la barra.

Su vaso ya se lo había terminado, por lo cual, beber de la piña colada de Denki le parecía buena opción. Se dio un trago a pesar de los berrinches de su amigo de ojos ámbar, y con una sonrisa de medio lado y algo -mucha- de sorna, agregó:

»-Nunca antes alguien me había rechazado. Además, se ve tan inocente que me inspira a corromperlo, no sé, me entran deseos de profanar su alma.

-Y su cuerpo, ¿no bro?

-Denki, deja de provocarlo.

-Dejando de lado a la pareja de miel y arco iris, no creo que sea tu tipo, Bakubro. Si es como dices, no creo que acepte estar con alguien que habla de estar con él como si fuese un demonio a punto de poseer un cuerpo.

-Polos opuestos se atraen.

-No creo que eso funcione con ustedes. Son tan parecidos que diría que hacen incesto. Menos mal no pueden reproducirse

Dio una calada a su cigarro y otro trago esta vez al vaso de Sero, que contenía dirty martini. Aunque no lo parezca, suele seguir los consejos y hacerle caso a ese grupo de locos.

-Es que debían ver su carita. Me miraba desafiante, se oponía por completo aunque sabía que no podría contra mí. Y cuando me rechazó, solo hizo que se aumentaran mis ganas de ensuciar su pureza, de poseerlo.

-Oye, tranquilo viejo, si quieres llamo al papa.

-Creo que no sería suficiente...

-Camarero, un vaso de agua bendita por favor y gracias.

Mientras ellos reían alegremente dentro del bar, fuera, el mundo parecía querer derrumbarse. La torrencial tormenta que caía, con relámpagos y truenos, no dejaba dormir a Izuku en paz. Aunque tener en mente al peligroso muchacho de hebras cenizas puntiagudas tampoco le ayudaba mucho conciliar el sueño, y no de la manera agradable.

El peliverde estaba que se cagaba del miedo, la frase "vengo por ti luego" se repetía una y otra vez en su cabeza.

Los rayos azotaban uno tras otro, alumbraban por completo la habitación, que tenía un ventanal de cristal por el que se colaba la luz. Pero eso no era lo que le preocupaba, su preocupación era la silueta que recién se hacía notable durante la última iluminación por parte de una descarga eléctrica por parte de Enel.

-Ochako, Ochako -rápidamente se levantó para despertar a su amiga, pero ella ni caso -, Ochako despierta.

-¿Qué pasa, Izuku? -cuestionó con voz somnolienta la castaña.

-Es él -el miedo al hablar era notable a leguas -, es el tipo de la playa. Está aquí, lo acabo de ver asomado a la ventana.

-Calmate y duermete, Izuku, es imposible. Además ¿qué loco saldría con esta tormenta? Esto parece un diluvio, sólo falta Noé y listo.

-Uraraka, te digo que lo vi, está ahí fuera.

-Shh, vas a despertar a Tōru -se echó a un lado y palpó el espacio junto a ella en su cama -. Ven, duerme conmigo, eso es que estás asustado todavía.

En otro momento, el chico hubiera sufrido un infarto por la vergüenza de dormir con otra chica, pero las circunstancias no estaban como para vergüenzas. Se acostó sin problemas, aún con dudas, pero un poco más tranquilo.

Aunque eso no significa que haya podido dormir, pues se sentía observado y se le hacía un poco incómodo, por lo que no pegó ojo en toda la noche.

Al día siguiente, a penas se percibieron los primeros rayos de sol, Midoriya no dudó ni un segundo y comenzó a hacer sus maletas.

-Midorya-chan, ¿qué haces? _Asui que se había despertado a por agua, lo vio sentado en la sala principal empacando sus cosas para no despertar a Ochako o Hagakure en la habitación.

-Me voy a casa.

-¿¡Qué!? ¡No puedes irte!

-Si puedo, Uraraka. No me voy a arriesgar a que un loco me haga algo.

-Espera, espera ¡Tú solo estás algo paranoico! -le gritó señalándolo.

-¿Algo paranoico? -preguntó en un susurro. Izuku se levantó del sofá, acercándose más a su amiga -Un tipo mató a un amigo de Todoroki, casi mata a Todoroki, y yo de estúpido como siempre hice un trato con él para que le dejara en paz que era más que obvio que yo ganaría, pero por obra de Bishamon, Ebisu o alguien, no fue así. Ahora ese tipo me persigue. Ayer estuvo aquí dos veces buscándome, sabe donde estoy. No me voy a quedar de brazos cruzados.

-Hombre, si lo dices así...

-No, Kyōka, no lo digo así, es así, y ustedes no lo quieren ver.

Cerró la maleta y emprendió su camino hacia la puerta, donde su amiga de cabello castaño hizo un último intento por detenerlo y hacerlo cambiar de parecer.

No tardó mucho en parar un taxi.

-Izuku, no te vayas ¿En serio dejarás que algo así te arruines las vacaciones? Piénsalo.

-Perdón, Uraraka, pero no quiero estar cerca de aquí -no era una despedida, en poco más de un mes comenzaba la escuela después de todo.

Mientras el chófer del vehículo guardaba la maleta con temática de All Might, el héroe favorito de Izuku, este abordaba el auto, que posteriormente lo llevaría al aeropuerto donde procedería a comprar un boleto hacia su país.

Fueron varias horas de viaje, pero valieron la pena al sentir la calma y el alivio en su cuerpo al poder respirar aire japonés.

Tomó un taxi a la salida y dio su dirección al conductor para que lo llevara a su casa. Quería ver a su madre, relajarse. Sin locos asesinos.

Gran fue la sorpresa de Inko al ver a su pequeño en casa antes de tiempo, pero eso no le obstaculizó para dejar lo que hacía y correr a abrazarle, como si no se vieran hace años, aunque solo fueron cuatro días.

-Bebé, ¿qué pasó? ¿Por qué regresaste antes? -acunó el rostro de su hijo con ambas manos y lo revisó desde todos los ángulos posibles buscando rastros de sabrá Buda que -Estas temblando, ¿te peleaste con las chicas?

Pero nada, seguía sin responder.

El Asesino De Mi Inocencia [KatsuDeku]Where stories live. Discover now