[12] Doce años y un poco más

Începe de la început
                                    

Qué exagerados. 

Respiró y se detuvo cuando las miradas puestas en él comenzaron a picarle el cuello. 

«Pueden mirar todo lo que quieren, menos a mí». 

Levantó la cabeza y pasó su mirada por todos los presentes en el lugar en busca de culpables. Cuando encontró su respuesta —algunos de los representantes que conocía, en especial sudamericanos—, dejó caer sus ojos en los contrarios y todos tuvieron que darse la vuelta y disimular. 

Buen resultado, se dijo, y continuó con lo suyo.

Miró el ventanal del salón, estaban en un piso considerablemente alto, todos los edificios cercanos eran más bajos y el vidrio del ventanal era templado. Tachó, entonces, a la posibilidad de un francotirador. 

Se encontró, por fin, a las representaciones de las potencias y no se extrañó como lo habría hecho si esa fuera una reunión normal. Porque los administradores de las reuniones ya se habían dejado mandar por las clases sociales y la presión inconmensurable del dinero. 

Escuchó a la organización terminar su discurso y Perú cerró el portafolio. 

—He de comentarles la verdadera razón de esta reunión... ¡Necesito su completa atención! —La gran organización grita al final, llamando la atención de varios grupos. 

ONU aún no acepta que nadie escucha por completo su discurso de paz —carente en este siglo al igual que en muchos otros— a pesar de que éste tenga importancia en algún punto.

Muy pocos tomaron atención completa a su discurso, entre ellos el pelirrojo que, por respeto o pena, escuchaba mientras tomaba sus apuntes. 

Todos se tensaron y voltearon en dirección a la organización. Hasta los europeos mas estrictos, por así decirlo, también habían caído en los encantos del aburrimiento. 

—Rayos, nos atraparon —Italia habló, asustado, sacudiendo el brazo de su amigo y colocándose en un pose dramática como si fueran a matarlos. Sacudió más fuerte el brazo del contrario al notar que no continuaba con su frase.

—¡Espera! —Dio el último sorbo a su taza, se limpió delicadamente con su servilleta que llevaba a todos lados y continuó—. ¡Todos! ¡A cubierta! —Inglaterra dio la orden de retirada, algunos cerraron los ojos; otros, se taparon las caras con sus portafolios y otros se resignaron a morir ahí, sacando el pecho y cerrando los ojos fuertemente para lo que venía.

Cierto norteamericano se estaba sumiendo en la desesperación, no sabía donde esconder aquella hamburguesa que había comprado momentos antes de entrar a la reunión. ¡Las cremas se estaban derramando!

Reino Unido ocultó lentamente su taza bajo la mesa, al mismo tiempo que Irlanda escondía su Coddle, que aún se encontraba humeante.

—¡Pero no te lo lleves! —Albania se quejó, al ver como el irlandés alejaba el plato que tanto le había costado que le invitaran.

Por otro lado, los latinos estaban aún más dramáticos que las novelas que Televisa llegara a presentar. Se habían escondido bajo las mesas y habían firmado la versión final de sus testamentos. Le dejarían a sus hijos la herencia que no tenían. 

—¡Oh! ¡Ahora quién podrá ayudarme! —dramatizó Guyana.

—¡Yo no! —respondió—. ¡Estoy en mi lecho de muerte, lo lamento tanto, amigo mío! —México se retorcía de dolor fingido en el suelo—. ¡Hasta aquí llegué! —México falleció en medio del salón a a la vista de todos.

—¡Noooo! —gritan al unísono.

Los sudamericanos luchaban por acercarse al cuerpo del norteamericano, mas una fuerza invisible se los impedía, por lo que forcejeaban sin éxito alguno.

C A M B I O S [TodosxPerú]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum