Al levantar su vista de la pantalla, el teléfono casi se le cae de las manos. Sus ojos se abrieron como platos y su boca formó una "O", impresionada por lo que ahora estaba observando.

—Oh, Dios mío. —murmuró, cerrando la puerta detrás de sí. —¿A-armin, qu-qué es todo esto? —Jadeó, sonriendo feliz por la sorpresa.

—Quería hacer algo especial para ti. —se encogió de hombros, acercándose a ella. Tomó el teléfono de la mujer y lo dejó sobre uno de las mesitas de noche. —Quiero que esta noche sea especial para ambos. —volvió a su lado y entonces la agarró por la cintura y estampó sus labios con los de ella.

(n) colocó sus brazos alrededor del cuello de Armin, caminando con él hacia la cama. El rubio se sentó sobre esta sin dejar de besar a la (c/c). Se recostó en la cama y la fémina sobre él.

Armin, tímidamente, llevó sus manos al trasero de (n), apretando de vez en vez, escuchando como su esposa soltaba jadeos que hicieron efecto en él.

Los besos de (n) bajaron al cuello del rubio, succionando para dejar unos cuantos chupones ahí. Armin jadeaba, cerrando sus ojos, sintiendo también como su esposa le mordía ahí.

La (c/c) quitó la camisa de botones del hombre y tocó su pecho fornido, sonriéndole inocentemente a Armin, quién se veía tan bonito con ese enorme sonrojo en su rostro y los suaves chupones en su cuello que ya tomaron más color.

—Cariño, te amo mucho. —dijo, agarrando las manos de él y colocándolas en sus pechos.

El corazón de Armin se detuvo un momento y volvió a latir luego.

(n) dirigió sus manos al nudo trasero del brasier del traje de baño, deshaciéndose de este, dejando sus pechos desnudos al aire, calentando aún más a Armin. Él se apoyó sobre sus brazos, mirando deseoso a su esposa, y ella al notar esto, acercó sus senos a la boca de él, iniciando a lamer los pezones para luego meterlos a su boca, mordiendo y chupando, unas simples acciones que dejaban las bragas de (n) empapadas.

—Armin, realmente estás excitado. —jadeó, balanceándose ligeramente sobre la erección de su esposo.

Él sacó el seno de su boca y soltó un suave gemido que causó que (n) se riera bajo. Lamió sus labios y besó la frente de Armin—, ¿En serio quieres hacer esto, estás preparado?

—S-sí, ¿Tú estás preparada?

—Desde hace mucho, cielo. —Estampó sus labios con los de él, volviéndolo a recostar en la cama.

Se apartó, poniéndose de pie para quitarse la parte inferior del traje de baño. Armin tragó grueso, viendo hipnotizado cómo ella bajaba esa prenda con sensualidad. Se acercó nuevamente a él y bajó, con ayuda del rubio, los shorts playeros de él, dejándolo solo en boxers.

(n), sonrojada, quitó la única prenda que traía Armin, dejando libre su pene erecto y con mínimas venas alrededor del miembro que se alcanzaban a notar. El glande estaba rosa y levemente húmedo por el pre-semen que salió.

La mujer lamió la punta, causando que el rubio soltara un jadeo suave. (n) sonrió de medio lado, colocándose sobre el vientre de Armin. Agarró el pedazo de carne entre la palma de su mano y restregó la punta contra su clítoris y toda su humedad, la cual salía a borbotones.

—¿Estás seguro de qué quieres que sea yo la que domine? —acarició el pecho de él con sus dedos.

Asintió rápidamente—, Lleva el control, bebé. —Tomó la mano disponible de ella y la unió con la suya del mismo lado. Depósito un tierno beso sobre el dorso de esta y le sonrió a su esposa.

(n) lo miró con dulzura y tomó aire antes de proceder. Alzó un poco su cadera y alineó la polla de armin con su entrada. Descendió, sintiendo esto como algo completamente incómodo, doloroso, aunque su humedad provocaba que el acceso del miembro dentro de ella fuera algo fácil por lo resbaladizo que estaba. Sintió algo romperse, lo que causó las lágrimas que ahora salían de sus ojos. Armin se alarmó y se apoyó sobre sus codos, quitando con su mano disponible las lágrimas de la mujer (c/c).

—¿Duele? —cuestionó preocupado, dejando otro besito en el dorso de la mano que sostenía.

—Mucho. —Jadeó, inclinándose hacia delante, recostando su cabeza en el hombro de él. —Se siente extraño. —chilló.

—Detente.

—Uhm, no... Sólo, sólo debo acostumbrarme a tu tamaño. —Soltó una risita y luego un gemido de dolor. Intentó relajarse y respiró hondo, reincorporándose. —De acuerdo... Ya está.

—¿Segura?

—Sip. Vuelve a acostarte.

Obedeció, soltándose del agarre que en había mantenido su otro mano con la de ella. Ahora dejó sus manos en la cintura de (n) mientras que ella las tenía sobre el pecho de Armin.

Suspiró, alzando lentamente su cadera para bajar de nuevo, repitiendo esto una y otra vez, jadeando de dolor el cual estaba sintiendo y del que no podía deshacerse tan fácilmente. Por otro lado, Armin lo estaba disfrutando. Se sentía bien, cálido y apretado. No paraba de soltar jadeos y debes en cuando algunos gemidos de placer.

Las molestas y dolorosas penetraciones se volvieron poco a poco placenteras para (n). Fue después que Armin siguió el ritmo de caderas de la (c/c), haciéndola suspirar y gemir su nombre un par de veces, lo que de sobremanera, calentó a armin, provocando que las estocadas fueran más rápidas y profundas.

La (c/c) echaba su cabeza hacia atrás, disfrutando las oleadas de placer, alcanzando el paraíso, como Armin había prometido aquella noche antes de su boda.

—¡A-armin! —exclamó, sintiendo lo cerca que su orgasmo estaba. —Oh... Armin. —Mordió su labio inferior y cerró sus ojos. En sus labios se formó una pequeña sonrisa de la cual el rubio se fijó, pensando que, quizá, ella ya estaba cerca de acabar.

Él sintió el interior de (n) palpitar, provocando que su orgasmo estuviera igual de cerca que el de ella. Y, después de unos minutos más de fantástica gloria, el orgasmo llegó, acabando ambos al mismo tiempo, perdiendo casi la razón.

Ahora estaban regulando su agitada respiración. Ella ahora acostada sobre el pecho de Armin, mientras que él la abrazaba con cariño. Los jadeos y gemidos dejaron de escucharse, estaban en completo silencio, ignorando el hecho de sus respiraciones aún agitadas.

(n) sonrió feliz. Era lo que había esperado, había sido completamente perfecto. Esperar tanto había valido toda la maldita pena.

—Armin. —musitó. —Gracias.

—Soy yo quien debería agradecerte. —refrescó sus labios con saliva. —Fue... Fue maravilloso.

—Estoy muy de acuerdo.

𝘢𝘳𝘮𝘪𝘯 𝘢𝘳𝘭𝘦𝘳𝘵 , 𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴Where stories live. Discover now