II

1.6K 203 49
                                    

Las primeras horas de la mañana eran muy movidas en la unidad de homicidios. Era cuando toda la información de los casos se daba para poner al día a todos lo que estuvieron trabajando en otras cosas o quienes tienen nueva información la presentaban.

No podías estar ahí escuchando lo que hablaban, aún eras una sospechosa y testigo. Te quedaste en el mismo lugar que el día anterior, solo que ahora tomaste un libro que estaba en uno de los estantes de la oficina de Daichi.

A pesar de que ese no era su trabajo no su obligación había sido muy amable y atento estas últimas horas. ¿Será así con todos los testigo de un homicidio?

La puerta se abrió. Daichi entró con su rostro más sereno que antes.

-Hubieron unos testigos.- Explicó.- Que vieron salir a una persona alta de la casa. Además a la hora en la que la droga fue administrada en el sistema para que hiciera efecto corresponde a la hora en donde te vieron en la universidad.

-¿Eso que significa?

-Que ya no eres sospechosa, no hay nada que te vincule con la víctima además de compartir habitación. Si hubieses llegado después quizás te hubieses encontrado con otra escena.- Dijó y se sentó a tu lado. Aunque quisieras estar contenta, no podías estarlo.

Bueno, un asesinato había ocurrido, no habia motivos para que lo estuvieras. E incluso además de ese habían cuatro más, todo era una jodida mierda. Pero por lo menos te sacabas un peso de encima, no habías sido tú, aunque no estabas tan segura.

¿Que pasó esa noche?

-¿Tienes familia a quien llamar o alguien?- Preguntó.- Ya puedes irte, aunque necesitamos que sigas cerca aún eres clave.

-No.- Reiste con ironía.- Creo que lo más cercano que tenía era Momo y ni si quiera teníamos una relación, y ella ahora...

Cubriste tu cara con tus manos. Siseaste de dolor al sentir una pequeña molestia de un lado de tu abdomen. Levantaste la remera y un pequeño rasguño estaba ahí, aún era reciente no había cicatrizado.

-¿Esto siempre estuvo ahí?- Dijiste en voz baja más que nada para ti misma. Ignoraste aquello de todas maneras, era muy pequeño para tomarle importancia.

-Quedate conmigo.- Dijo hasta casi inseguro.- Digo, si quieres, tampoco es como si tuvieras un lugar a donde ir. Además si recuerdas algo seré el primero en enterarme.- Propuso.

-No puedo aceptar eso, ya es demasiado y lo sabes. Incluso no está en contra de su código policial o lo que sea que tengan.- Dijiste y el sonrió.

-No hay nada que prohíba alojar a una chica sin hogar.- Corrió un mechón de tu cabello de tu rostro.- Además nos llevamos bien ¿No crees?

-Eso no justifica nada.- Te removiste incomoda en tu lugar. Por alguna razón su repentino acercamiento te dio escalofríos.

El lo notó y se levantó de allí, se disculpó, y se sentó en su escritorio.

-Esta bien, pero piénsalo. Es por ti no por mi, necesitas un lugar donde estar. Estoy siendo amable porque pasaste un momento de mierda y todavía no termina, acepta un poco de ayuda.- Insistió.- Da igual, piensalo.

Siguió con su trabajo, restandole importancia a todo. Efectivamente tenía razón, no tenía un lugar donde ir y a nadie a quien recurrir, sería estupido rechazar algo como eso. Aunque seguía siendo extraño, quizás todo era una trampa de los detectives para tenerte con el ojo encima a todo momento, tendría sentido.

-Esta bien, acepto.- Dijiste sacándolo de su concentración.- Tienes razón, no tengo a donde ir. Así que gracias.- Estiro su mano.

-Me debes un dólar.- Recordaste lo que dijo la noche anterior sobre agradecer, soltaste una risa por ello e hiciste caso dejando un billete sobre su mano.

 Daichi Sawamura Where stories live. Discover now