Capítulo 7

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El escudo mágico ya se erguía con fuerza alrededor de toda la casa.
Tras varios minutos buscando en los libros, Willow y Buffy habían encontrado un ritual que, pensaron, era el idóneo para la situación.

—Aislamiento contra demonios, ángeles y dioses. —leyó Willow por última vez, para cerciorarse de que hubieran escogido el adecuado.

—Perfecto. Contra vampiros no necesitamos una y el resto de criaturas...

—Si el escudo es capaz de protegernos de Glory, créeme que lo hará del resto. -contestó la bruja con total seguridad.

—Está bien, gracias, Willow. —esbozó una sonrisa y se levantó, mientras la pelirroja apagaba las velas una a una.

Buffy estaba agotada. Hacía mucho que no ayudaba a Willow a hacer magia, y construir aquella barrera la había cansado más de lo que se habría imaginado.

Salió del salón, dirigiéndose por las escaleras a su habitación. Al entrar vio que todo estaba sorprendentemente bien ordenado.

La puerta del baño se abrió, de allí salió Spike. Buffy lo miró durante unos instantes.
El chico llevaba una toalla alrededor de la cintura, a modo de falda, y agitaba su cabello mojado suavemente, mientras avanzaba.
Buffy sintió que sus mejillas ardían. "Por Dios, relájate, ya no eres una adolescente", se dijo internamente.

—Buffy. —la llamó sin haberla visto.

—No sabía que estabas aquí. —se defendió ella. —Ya hemos establecido la barrera. Aunque, bueno, no sé si eso te importa, supongo que...

—Pues claro que me importa. —cortó él girando la cabeza hacia la chica.
—Yo... lo siento muchísimo, sé que no tiene justificación nada de lo que hice, pero lamento todo lo que está pasando. Fui un idiota por pensar que nada ocurriría, por pensar que podría arreglarlo sin que tú supieras lo que había hecho.

—Lo que sientes es que me haya enterado de que has vendido a mi hermana a cambio de un pasaje al mundo de los humanos. —miró a Spike a los ojos con el ceño fruncido.

—Sí, porque no pensé que esto llegaría tan lejos. Pero más que nada lo siento por haber aceptado semejante trato, por irrumpir en vuestra vida y por poneros en peligro.

—Ya. —dijo ella en tono irónico, dejando asomar la decepción en su voz.
Miró al rubio de arriba a abajo y le dio la espalda dispuesta a abandonar la estancia, pero la mano de Spike se adelantó. Sujetó la puerta por encima de sus hombros, impidiendo que la abriera —Spike, tengo que ir a por las armas. —dijo en tono cansado.

—Por favor, permíteme que os ayude a acabar con Glory. —pidió él mirando el pelo de Buffy desde arriba.
Ella no contestó ni se movió.

—Luego me iré y no volveré a molestaros ni mezclaros en mis problemas. —hizo una pausa.

La realidad era que volver a ver a Buffy había sido su motivación principal al aceptar el trato de Glory, pero sabía que aquello no era justificación suficiente. Había puesto a todos en peligro por un deseo egoísta
—Me iré lejos de aquí y no tendréis que verme nunca más. —terminó.

Buffy sintió cómo su corazón se rasgaba, pero no dijo nada.
Recordó cómo hacía tres años él había dado su vida por ella, cómo el tiempo se les había acabado mucho antes de lo que jamás habrían imaginado y en cierto modo logró empatizar con Spike, comprender por qué había actuado de aquella forma, sin pensar en las consecuencias.

Él suspiró y Buffy se estremeció al sentirlo tan cerca.
Todo era demasiado, pero no quedaba otra que afrontarlo. Se armó de valor y encaró al chico.

—Entiendo cómo te sientes, Spike, te comprendo. Pero eso no quita que esté mal lo que has hecho y... y me ha dolido...

—Lo sé, lo sie...

—No te estoy pidiendo que te vayas. Quiero que me ayudes a acabar con esto. No necesito más "lo siento" por tu parte, quiero que actúes.
No sé qué es lo que te ha sucedido allí abajo... Aunque puedo imaginarlo. —dijo haciendo una pausa, pensando cómo diría lo siguiente .
—Pero te pido que seas fuerte, Spike, porque... —bajó unos instantes los ojos —porque te necesitamos, yo te necesito. Necesito al Spike de siempre, decidido, valiente, cabezota, ingenioso, temerario y un poco perverso.

Spike rió ante eso último y la miró intensamente, entrecerrando los ojos. Ella le devolvió una pequeña sonrisa relajada.
Saber lo que Buffy pensaba lo hizo sentir algo mejor.

—Yo confío en ti, —siguió, cogiendo una de sus manos, que reposaban a los lados del cuerpo del chico, llevándola a su pecho —haz tú lo mismo.

Entonces Buffy abrió la puerta, aún de espaldas a ella, y salió de la habitación, dedicándole una última mirada mientras se alejaba escaleras abajo.
Spike se quedó mirándola, sin apenas moverse, hasta que la perdió de vista.
—Wow —articuló sin pensar.

—Como le rompas el corazón te mato. —escuchó unos segundos después. Se asomó fuera de la habitación.
Allí estaba Dawn, apoyada en el marco de la puerta del dormitorio contiguo, con las piernas cruzadas, y mirando hacia las escaleras.

—¿Cuánto tiempo llevas escuchándonos? —inquirió Spike soltando una leve risa.

—El suficiente. —dijo sin más. El chico no se movió. —Pero si mi hermana cree que podemos confiar en ti, yo también. —terminó tras un pausa. Su semblante se relajó levemente.

—Gracias. —respondió él inclinando su cabeza hacia delante —Significa mucho. —terminó.

Dawn asintió mientras volvía a meterse en su habitación. Spike sonrió para sí e hizo de igual manera.

Estaba decidido, aquella noche revertiría todo lo que había hecho, aunque aún no sabía cómo. No iba a permitir que Glory hiciera daño a Dawn bajo ningún concepto, ni a Willow, ni a Buffy.

—Jajajaja. —rió la diosa con fuerza —Esto es mejor que ver una telenovela en 3D. —dijo llevándose una fresa bañada en chocolate a su boca.
—Parece mentira que Buffy aún confíe en él después de todo...

—Mi señora... —uno de los minions, que habían atacado a Spike esa misma mañana, entró a la sala.

—¿Qué ocurre? —contestó Glory resoplando, mientras disipaba las imágenes que se proyectaban en su mente.

—Nuestro Gran Señor del Inframundo, Lucero del Alba, desea ponerse en contacto con usted. La convoca a su corte ahora mismo.

—¿Cómo? —se incorporó de un salto.

—Ahmm...

—¿Y qué es lo que quiere? —preguntó de poca gana. La realidad era que aquella inesperada noticia amenazaba con arruinar sus planes de hacerse finalmente con la llave, y no le entusiasma demasiado la idea.

—Lo desconozco, únicamente dijo que era urgente y de extrema importancia, mi señora.

—Agggg, eres inútil. ¡Sois todos unos inútiles! —exclamó para que los esbirros que estaban en la sala contigua la escucharan, mientras caminaba rápidamente por el interminable pasillo.
Anudó el lazo de la bata alrededor de su cintura.

Tras pronunciar unas cuantas oraciones en un idioma desconocido, Glory desapareció del lugar, dejando tras ella un rastro rojizo.

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