▬▬▬ O14 ; SOLO TÚ

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Las mejillas de Ten ardieron con vergüenza. Apartó la cara, evitando a toda costa mirar al chico lobo. ¿A qué venía aquello? Acababa de descubrir que estaba sentado junto a un hombre lobo y lo último que se esperaba era que le preguntara sobre sus sentimientos. ¿Que si sentía algo por él? Ten no lo sabía. Lo sentía todo, y nada a la vez. Era tan natural querer a Johnny que ni siquiera se había dado cuenta de cuándo empezó a hacerlo y aún así, cuando pensaba en ello, se sentía abrumado. No le gustaba, y tampoco le quería, incluso amor parecía no encajar bien con lo que Ten sentía por él, pero no lo dijo, al fin y al cabo, era imposible que a Johnny, siendo humano o no, le gustara saber cuán profundos eran los sentimientos que un chico al que conocía hacía apenas unos meses sentía por él. Se separó completamente del cuerpo de Johnny, sintiendo frío de inmediato. Mordió su labio.

No era normal, no era normal que el toque con Johnny se sintiera tan natural, como si sus cuerpos estuvieran diseñados específicamente para estar en contínuo contacto.

— ¿Ten?

La voz de Johnny sonaba estrangulada, pero no podía evitarlo, un nudo se le había formado en el pecho. Ten parecía repentinamente incómodo, y era incapaz de sostener su mirada. Aquello no podía ser cierto, Johnny no podía haberse imaginado las reacciones involuntarias que el cuerpo del humano sufría cada vez que estaban juntos. ¿Y los besos? ¿Solo fueron una forma entretenida de mantener su boca ocupada? Johnny ya se estaba imaginando mil y un escenarios, a cada cual más catastrófico, en los que Ten le decía que no sentía nada por él. Moriría, en el acto. Si Ten le pidiera que se alejara... la muerte parecía un mejor destino que eso.

Finalmente, Ten pareció reunir el valor suficiente para mirar a Johnny. Sus mejillas sonrojadas y su voluptuoso labio inferior atrapado entre los dientes. Retorcía las manos con nerviosismo, y Johnny sentía como si su propio corazón bailara entre esos pequeños dedos. Podría dar marcha atrás, podría no decirle nada sobre los emparejamientos lobunos y vivir toda la vida como su amigo, lo soportaría con tal de estar a su lado. Soportaría cualquier cosa con tal de estar junto a Ten. Su lobo gruñó en protesta, el animal quería que luchara, que reclamara a Ten a toda costa y por cualquier medio.

Mío, mío, mío. Es nuestro, ¿no lo ves? Nuestro omega. Márcalo, hazlo tuyo. Nadie podrá arrebatárnoslo.

Pero Johnny no podía hacerlo, no forzaría a Ten, nunca se perdonaría el hacerle daño. Prefería vivir una vida condenado a la tortura de estar junto a su pareja predestinada sin llevar a cabo el enlace, que hacer infeliz a Ten.

Los pequeños ojos castaños le miraron, ondeando en sus profundas pupilas negras. Cada vez que Ten le miraba a los ojos, Johnny sentía como si el humano estuviera nadando en las profundidades de su alma. Finalmente, Ten asintió.

La presión en su pecho desapareció, aunque los latidos de su corazón parecieron emprender una carrera aún más acelerada.

— ¿Qué, Ten? ¿Qué es lo que sientes por mí?

Johnny se acercó a Ten, volviendo a juntar sus piernas, y le tomó la mano.

—No lo sé...

Ten intentó apartar el rostro, aquella intensa mirada ardía en el interior de su mente, pero la mano de Johnny sujetó su mentón impidiéndoselo, obligándole a seguir contemplando aquellos ojos que causaban estragos en todo su ser. Dejó escapar un irremediable suspiro cuando sintió la piel de las firmes manos de Johnny sobre su suave mejilla. El chico parecía tan ansioso, con la mirada expectante y el pulso irregular.

—Ahora mismo... mientras me tocas, siento como si estuviera recibiendo una descarga eléctrica en cada nervio de mi cuerpo. Como si... como si algo mágico fluyera entre nosotros. No puedo explicarlo. Tú no me gustas, Johnny, es algo más, algo que parece...

Ten pensó cómo describir con exactitud aquel sentimiento. Johnny acabó la frase por él.

—... Sobrenatural. ¿Nunca has sentido que nuestros cuerpos reaccionan como si se conociesen? Como si el que estén juntos fuera lógico, algo natural. Como si nosotros dos estuviéramos unidos por el destino.

Ten se quedó sin palabras. Realmente creyó que era el único en sentirlo, que era el único que se sentía extraño cuando se separaban, que era el único que se sentía ansioso cuando veía al otro preocupado.

— ¿Qué significa esto?

—Que eres mi omega, Ten. Eres mi omega y yo soy tu alfa, aunque es muy probable que no sepas qué quiere decir esto, y aunque no tenga ningún tipo de sentido. Somos almas predestinada, el cielo así lo quiso. Dos mitades de un mismo todo.

Aquello era abrumador y, a la vez, parecía tener todo el sentido del mundo. No sonaba a locura, no sonaba a exageración. Ellos eran almas gemelas, y sus corazones lo sabían. No había nada que el cerebro pudiera hacer al respecto.

Johnny deslizó suavemente su mano, siguiendo la línea de la mandíbula de Ten, deleitándose con la suavidad de su piel. Acarició sus labios con admiración, como si fueran lo más bonito de este mundo. Para ser honestos, para Johnny no había nada más bonito en este mundo que Ten. Ni lo habría nunca.

Ten suspiró, aquella caricia podía calmar cualquier malestar en su cuerpo.

—Johnny, realmente no entiendo nada de esto. Algo en mi interior me grita que lo que estás diciendo tiene sentido, pero mi cabeza no puede procesarlo. ¿Que soy tu omega? ¿Qué significa esto?

—Los licántropos estamos separados en alfas y omegas según nuestra reproducción. Yo soy un alfa, se supone que somos líderes y padres de familia, fuertes, posesivos y muy territoriales. Un alfa puede emparejarse con un omega, nunca con otro alfa, y formar una familia. Los omegas son lobos hermosos, no por ello menos fuertes, y los encargados de dar a luz a los cachorros.

—Espera, ¿estás diciendo que un hombre lobo macho puede quedarse embarazado? — Preguntó Ten con asombro.

—Así es.

Johnny sonrió divertido ante la expresión sorprendida de Ten y volvió a acariciar su mejilla con cariño.

—Los lobos buscan una pareja y se enlazan de por vida. Tú eres la mía, Ten.

—Pero... yo soy humano. No puedo ser un omega, no me puedo quedar... ya sabes, en ese estado. — Comentó con timidez. — ¿Cómo sabes que soy tu pareja predestinada? A lo mejor te has equivocado y solo...

—Ten — Le cortó Johnny. —Sé que todo esto es muy complicado, yo tampoco lo entiendo. Nunca había oído hablar de nada parecido. Pero, si algo tengo claro, es que tú eres mi alma gemela, mi otra mitad. Mi lobo interior aúlla tu nombre, quiere que te marque y te haga mío. Los licántropos siempre hacemos caso a nuestro animal interior, porque es la voz de nuestra alma. Y mi alma solo quiere pertenecerte. Pocos encuentran a su verdadera pareja, yo he tenido la suerte de ser uno de ellos. Tú eres mi verdadera y única pareja destinada, Ten, solo tú.

Y entonces, el chico tomó a la bestia y besó sus labios con todo el amor que sentía.

ALPHA'S OWNER Ꮺ johnten +18 ✓Where stories live. Discover now