—Usted no tiene derecho a intervenir —levanta el arma mi tío y la apunta hacia Emiliano, quien ni se inmuta.

—Basta—grita mi padre y le quita la vara a Hector —nadie va a lastimar a mi pequeña—dicho esto, aparta a Emiliano y se agacha frente a Elenna—tranquila mi niña—la abraza y ella arranca a llorar con más fuerza.

—Perdón papá —dice entre sollozos, mamá se acerca y la abraza también.

—Por eso es que tus hijas están así—suelta mi tío y mi papá se levanta de golpe—quiero que se vayan por favor—habla lo más educado que puede.

—Es cierto —dice mi tío Tomas—esto es algo que tenemos que conversar nosotros.

—Esto es increíble —dice Jazmín y toma de la mano a Hector para salir.

—Ustedes también— le digo a Federica y a Victor —este último lanza una mirada a mis muslos y me incomoda.

—Ya la oyeron, fuera—dice Emiliano poniéndose frente a mi como un buen novio falso y protector, sacándome del radar de los ojos de Victor.

Se van también y quedamos solos con mi tío y Daniel, quien se acerca a Elenna y la abraza.

—¿Cómo paso esto?—pregunta mamá entre llantos.

—Mamá, nos enamoramos—dice Elenna y mamá se refugia en los brazos de papá.

—Yo la amo—afirma Daniel poniéndose de pie—y haría lo que fuese por ella.

—Yo también lo amo—se pone de pie Elenna y lo toma de la mano.

Papá suspira resignado.

—Creo que no hay mucho que hacer —le dice a mamá y a mi tío —si se aman, ¿Quiénes somos para impedir su amor? Si la gente quiere hablar, que hable, yo solo quiero que mis niñas sean felices.

Elenna corre a abrazar a papá y yo también.

—Eres el mejor— le digo, nos da un beso y nos aparta.

—Gracias por intervenir—le extiende la mano a Emiliano,  quien se la recibe—No debí permitir que llegara tan lejos.

—No se preocupe—contesta.

—Bianca creo que debes hacerle caso a Emiliano y subir a cambiarte—me ruborizo al instante y veo el destello de deseo en los ojos de Emiliano cuando recorre con su mirada mis piernas.

Asiento y voy a las escaleras, Emiliano me toma de la mano y subimos juntos.

—Siento mucho que presenciaras eso, pero gracias por intervenir—le agradezco ya en la habitación.

—Tus tíos están locos.

—Ni te imaginas cuanto—voy al baño, pero me detiene y acorrala contra la puerta.

—¿Alguna vez te han lastimado?—pregunta serio.

—Mamá no lo permitió—suelto y bajo la mirada, pero toma mi mentón para hacerme verlo a los ojos.

—¿Iban a marcarte?—su pecho sube y baja rápido por la ira.

—No—respondo seco para cortar el tema, pero no se aparta, así que continúo—cuando se enteraron que salía con Marco, yo tenía diecisiete—hago una pausa, y él me mira fijo, esta molesto—mi tía me llevó a su casa, ahí estaban otras amigas de la comunidad, que eran amigas de mamá y mi tía, entonces me sentaron en una silla y me interrogaron. Me preguntaron una y otra vez si me había acostado con él, y si aún era virgen. Les dije que no había dormido con él, y era cierto, aún no pasaba nada entre los dos, pero mi tía no me creía, así que dijo que tenían que comprobarlo ellas mismas.

—¿Qué?—gruñe.

—Mamá guardo silencio, y yo me asuste me levante rápido pero dos mujeres me sujetaron de los brazos y otras dos de las piernas, luego mi tía se acercó a mi y metió sus manos por mi vestido y me bajo la braga—Emiliano aprieta la mandíbula, mientras que yo siento que revivo ese horrible momento—juro que iba a meter sus dedos dentro de mi—digo ya llorando —pero mamá no lo permitió, hizo que me soltaran y nos fuimos—Emiliano pasa sus brazos por mi cintura y me abraza con fuerza.

—Son unos enfermos—siento su respiración agitada—¿Cómo es que vienes aquí? Esta gente no te merece.

—Mis padres no son malos—los defiendo.

—Perdóname, pero como padres deben estar para cuidarlas, no permitir que unos locos fanáticos las lastimen, así sea psicológicamente.

—Estoy bien Em...—lo tranquilizo y acaricio su espalda desnuda para calmarlo.

—Yo voy a cuidarte siempre—susurra a mi oído.

—Lo sé, eres de esos amigos que los novios odian—me burlo.

—Cuando tengas novio, él deberá estar consciente que yo siempre estaré primero que nadie en tu vida, ¿Cierto?—sigue respirándome al oído y las piernas me tiemblan.

—Me va a dejar si le digo eso—digo en un hilo de voz, mientras que Emiliano acaricia mis piernas— Y si llega a saber que me tocas así—suspiro— te mata, o nos mata.

—Tendrá que aceptarlo—asegura y sube sus manos a mi cintura.

—¿Y tú novia lo aceptara?—mi radar de celos se activa y habla por mi.

—Yo no soy de novias ya lo sabes.

—¿Nunca vas a tener novia? ¿No quieres tener familia?—pregunto sorprendida.

—No—contesta sin dudar—No me hace falta, prefiero ser libre y estar con quien yo quiera.

—Y en un caso hipotético, si quisieras tener novia, ¿yo sería tu tipo?

—No—dice y casi puedo escuchar a mi corazón quebrarse dentro de mi.

—Entonces no soy tu tipo, quiere decir que yo para ti seria solo con la que te acuestas, la que tomas y luego dejas botada—lo empujó y me mira extrañado, a mi también me confunde mi reacción, pero en este punto mis sentimientos hablan por mi.
Camino a la terraza para calmarme y controlar las lágrimas que amenazan con salir.

<<¿Cómo se atreve? me dice que no soy su tipo mientras acaricia mi cuerpo, pero la culpa es mía por ser tan idiota, es que no sé que pasa conmigo que no me doy mi lugar, ¿en donde quedo mi dignidad? Pero este juego termina aquí. No me vuelves a tocar Emiliano>>

—Bianca—dice tras de mi y me voltea para que lo mire—no quise ofenderte—busca acariciar mi rostro, pero me aparto— eres una mujer increíble, y no creo que exista un hombre que te merezca, incluyéndome, se que te haría sufrir, y eso no podría perdonármelo.

—¿Y ser tu amiga con derecho no me haría sufrir?—suelto molesta—porque parece que no tienes ningún inconveniente con llevarme a la cama.

—Te equivocas—suspira—se que no he sido muy fuerte al tenerte cerca, eres una droga para mi, pero prometo que no te volveré a tocar—me volteo porque ahora siento que si voy a llorar—no quiero perderte—añade y las lágrimas corren por mis mejillas.

—Bien—digo y se entrecorta mi voz.

—Mírame —ordena, pero lo esquivo, va a pensar que soy una loca, cuando yo misma soy la que está pidiendo que me de mi lugar—Vamos mírame—me voltea y veo confusión en su mirada, quisiera gritarle que lo quiero, que siento una infinidad de cosas que nunca había sentido por nadie, que quiero sea, mi amigo, mi novio, mi amante... lo sea todo.

—Son las hormonas, no me hagas caso—seco mis lágrimas y le sonrió —me cambiaré para que vayamos a comer algo, quiero ver a Elenna.

—Bien—me da una sonrisa de boca cerrada.

<<Bianca es hora de olvidarlo, sácalo de tu corazón, este juego terminó hoy>>

Déjame EnseñarteDär berättelser lever. Upptäck nu