X. Cazando serpientes y leones

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- Si, recuerdo como salve tu trasero más de una vez.

- Vete - Reí abiertamente. Finalmente se fue, y logré ver como lo perseguía Mateo. 

Finalmente quedé yo sola corriendo en dirección al lago negro. Alguien me perseguía, pero no podría decir quien ya que si me quedaba para averiguarlo terminaría cayéndome. Intenté despistarlo y confundirlo corriendo entre los arbustos y saltando rocas, pero me seguía el rastro mejor de lo que pudiese admitir. Creí que se trataba de Harry Potter, ya que al ser el buscador de Gryffindor era muy bueno persiguiendo lo que sea que se propusiera. Apresuré mis pasos hasta llegar a la extensa llanura junto al agua sin embargo no me detuve, seguí corriendo a toda velocidad. El sol se reflejaba con intensidad sobre el lago y, en el reflejo del agua, me veía con la mascara puesta y el traje de entrenamiento militar muggle que me dio Marcus para disfrazarme. Por más esfuerzos que hacía para acelerar el paso cada vez oía los pasos detrás de mí más cerca, hasta que en un momento me derribó tirándose sobre mi y tomándome por los pies. Intenté volver a levantarme y salir corriendo, pero esta persona me tomó por la cintura y se acomodó sobre mí, juntando mis muñecas y apretándolas con fuerzas sobre mi cabeza, sosteniéndolas con una sola mano. Con su mano restante me quitó la máscara y ambos pudimos saber quien era el otro.

- ¿Tú? - Preguntó Oliver confundido. «¿Otra vez él? ¿Acaso el destino nos shippea o qué?» Pensé.

- Sí, yo - Contesté siendo obvia - Me estás lastimando - Señalé con la mirada mis manos atrapadas entre la suya. Sus garras de plástico estaban clavadas en mi palma y, aunque fuesen de juguete, me dolía.

- Esta bromita absurda me la esperaba de todo el mundo menos de ti - Me dijo ignorando mi anterior comentario. 

Sonaba serio, pero no podía tomármelo de aquella forma cuando llevaba pelos alrededor de su cabeza y el cuello pintado de escarlata, por lo tanto solté una risilla inocente, arqueando levemente la espalda e intentando aguantármela. Él me miraba completamente enfadado, aunque cuando comencé a reírme sentí como su cuerpo se relajaba sobre el mio, y su mirada se volvía más cálida detrás de su semblante serio. 

- ¿De qué te ríes? - Masculló.

- De ti, leoncito - Hice énfasis en la última palabra usando un tono meloso y dedicándole una mirada juguetona. Él se miró en el reflejo del agua a nuestro lado sorprendido para volver dirigirme la mirada, esta vez avergonzado y sonrojado. Por suerte o por desgracia, el efecto no duraba mucho, así que la pintura comenzó a deshacerse en su cuerpo y los pelos se caían. En cuanto a las garras, estas se soltaron de las uñas reales.

- Dame la cámara - Exigió revisando mis bolsillos con la única mano que tenía libre.

- Suéltame y te la daré - Respondí siendo obvia, aunque ya tenía pensado un plan.

- Si te suelto huirás - Recriminó él.

- No, te prometo que no.

Lo dudo unos segundos, pero finalmente me soltó. Sin dudar demasiado le pegué con mi rodilla en su entre pierna y me lo saqué de encima usando mis manos libres.

- ¡Nunca confíes en una Slytherin, Wood! - Grité divertida y riendo mientras me alejaba hacia el bosque.

- ¡Vuelve aquí! - Respondió incorporándose y volviendo a perseguirme.

Pero no pude llegar hasta la entrada al bosque debido a un movimiento entre los arbustos. Yo estaba corriendo, capaz me confundí, pero estoy casi segura de que vi un pie. Detenerme tan de repente y tan en silencio hizo que Oliver se detuviera a mi lado algo confuso. 

𝐀𝐧𝐲𝐰𝐚𝐲 │Oliver WoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora