Capitulo 10

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Capítulo 10

Cuelgo el teléfono frustrada, mi mamá de nuevo logró alterarme con su insistencia para que me reúna con Roman para una "comida de negocios", han pasado tres meses desde la noche de la gala y definitivamente no tengo la menor intención de volver a verlo en mi vida, cómo querría ver a una persona que solo me demostró ser alguien que está lejos de lo que pensé una vez querer tanto; no iba a tolerar otro momento como el que había pasado aquel día en la noche que nos encontramos.

Miro el teléfono que segundos atrás tiré a mi cama y por suerte no fue al suelo con todos los rebotes que dio, me siento en el borde porque se que si vuelvo a entrar bajo la sabanas no habrá poder humano en sacarme de allí, quería por fin disfrutar de un fin de semana en el que realmente pudiera aprovechar mi tiempo libre, donde de verdad pudiera descansar o por lo menos tener mi mente ocupada en algo más que no sea la voz de mamá pidiéndome mil cosas de la empresa incluso cuando se supone que no debo estar pensando en nada de ello.

Sin importarme colocarme algo más que mis calcetines y la bata con la que cubro el pijama que uso salí hasta la cocina para encontrar algo de comer, cuando digo que no hay poder humano que pueda sacarme de la cama no puedo incluir a la señorita que ahora hace fiestas nocturnas para no dejarme dormir, saco un vaso con yogurt del refrigerador y agarro uno de los cereales extraños que como desde que estoy embarazada y vuelvo a sentarme en el sofá que está en mi sala, no quería caminar mucho más de allí, creo que yo no disfruto tanto lo que como y solo soy dominada por alguien que no he visto ni siquiera a los ojos, pero cómo podía decir que no a estos antojos tan absurdos y muchas veces tan raros... por lo menos el día de hoy estaba comiendo algo normal, y no todas esas locuras que tenía que muchas veces buscar en la madrugada, bueno en realidad sacar a la pobre Tasha en la madrugada de su casa para que me consiguiera lo que en ese momento la pequeña mandona que vive en mi vientre quería.

Natasha... como ya no era nada raro para mi, esa morena tan espléndida se metía en mis pensamientos en cualquier momento de mi día, ahora mis ojos estaban fijos en la cuna que aún estaba en la sala de mi casa, porque la señorita terquedad y gran agente del FBI se había negado en mover la cuna a la habitación donde estarían las cosas de mi bebé, hasta que no estuviera completamente hecha y decorada, sonrío cuando camino y paso mis dedos suavemente sobre la madera de color blanco y los detalles de pequeñas coronas en la parte del frente del mueble, aun no podía creer todo lo que esa chica hace por mi bebé.

Definitivamente no me había equivocado en decir y nombrarla el ángel guardián de mi pequeña, porque si había algo que Natasha hiciera siempre a la perfección además de ser siempre ella misma, era cuidarnos a mi y mi pequeña bailarina, aun recuerdo aquella noche en la madrugada hace unas semanas cuando a las dos de la mañana no podía dormir porque mi niña traviesa había tomado por idea comenzar a dar pataditas, sin importar la posición en que estuviera, lo primero que hice fue tomar mi teléfono y marcar el número de Natasha, obteniendo una respuesta inmediata con mil preguntas por minutos, reía porque podía sentir como salia de su cama rápidamente y caminaba por su habitación diciendo que saldría rápidamente a mi casa para ayudarme en lo que sea, hizo falta un grito para dejarle saber que todo estaba bien, cuando le dije que mi niña había comenzado a patear se quedó en silencio unos segundos después de dejar escapar un suspiro de sorpresa y su risa llenó mis oídos, después de un rato diciéndole que ya no sabía qué hacer para calmarla y me dejara al fin dormir unas pocas horas antes de irme a trabajar, así que lo único que encontró en solución fue dejarme colocar el teléfono en altavoz para que mi niña escuchase su voz, solo escuchaba su "Hola princesa bailarina" haciéndome reír porque de allí venía el nuevo apodo para esta bebé tan enérgica.

Mamá estaba loca si pensaba que hoy iría a la empresa cuando mi dia ya estaba completamente planeado, no pensaba dejar mi plan de sábado con mi agente favorita, miré mi reloj pensando que no faltaba mucho para poder ver a Natasha y así disfrutar de lo que sería unas horas libres con ella, como lo habíamos hecho por todos estos últimos meses, sabía y me repetía que estaba mal estar tan acostumbrada a su presencia, porque pronto se iría, podía sonreír siempre y a los dos segundos dejar de hacerlo cuando recordaba aquello, días antes la misión de Natasha había terminado y seguía aquí porque tenía unas semanas más libres para gozar de sus merecidas vacaciones, pero por mal que parecía y que sabía que la pasaría realmente mal sin ella en mis días también sabía que lo que sentía por ella no era nada más y nada menos que lo más bonito que sin duda alguna me había sucedido.

Mi Destino - Zapatterson / PatataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora