Capítulo 36

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Gabriel

Alguna vez dije que las mujeres y los gatos siempre se salen con la suya.

Y sí que no me equivoqué.

Aparte de que ahora tengo que compartir mi cama con un animal peludo, también caigo en cuenta que estoy bailando con Luna y a partir de esto ya no hay vuelta atrás, es que sí... las mujeres y los gatos siempre van a salirse con la suya y de eso nadie no vas a salvarte.

―¿No es que no podías bailar? ―Escucho a Luna decirme, quisiera decir algo que me saque de este momento, pero... ya me da igual, a decir verdad. Como dije, después de esto ya no hay vuelta atrás.

―Dije que no me gustaba, no que no podía...

―¡Oh, por Dios! Sí vales más que diez cerdos holandeses. ―El comentario de Luna me hace soltar una risa y pasa sus brazos alrededor de mi cuello. Así de cerca puedo asegurar que me encanta el olor de Luna y en el momento que ella pone su mejilla sobre la mía también aspiro el aroma de alguna colonia dulce que me gusta.

―Nos están viendo. ―Me dice. Ya me había dado cuenta desde que comenzó la canción, pero no es como que me importe. Digo, peores cosas he pasado con esta gente ya... ¿gracias a quién? A ella.

―Me has hecho hacer cosas peores, Lu. ―Ahora sí me detengo y la miro al mismo tiempo que le agrego: ―Pero eso no significa que voy a bailarme todas las canciones que aparezcan en la radio ahora.

Luna suelta una carcajada y entonces tiro de ella hacia arriba haciendo que envuelva sus piernas alrededor de mi cintura. La cargo hasta el capó de la camioneta y me quedo entre sus piernas mientras le explico:

―Tengo que enviar un correo, finge que la estamos pasando bien así mientras yo redacto el texto ¿Ok? Ya te lo dije, si mi padre se entera que estoy trabajando en su cumpleaños, me mata y ya no tendrás en qué gastar tus diez cerdos holandeses.

Luna se ríe otra vez, de esa forma que se escucha divertida y me dice:

―Bueno, en esta posición me estoy pensando seriamente si gastarme toda la granja contigo. ―A ver, para explicar un poco: mis brazos están a ambos lados de ella, mi barbilla está sobre su hombro y ya mencioné que estoy entre sus piernas ¿verdad? Caigo en cuenta que esta posición es muy comprometedora, pero es la única forma de estar de espaldas a mi padre mientras intento redactar. ―Oye ¿puedes contestar todos tus correos de esta forma, por favor?

El comentario me hace soltar una risita, pero no contesto por el mensaje de Juan que me llega al móvil. Es desde Instagram y cuando lo abro, veo el texto:

De: Juan

Pues así como traumado tampoco estás, Gabriel.

Arrugo el entrecejo al ver las palabras de él, pero de inmediato le agrega una historia que me acaba de compartir. Es de la cuenta de mi hermana, Jessie.

Ok, mal vamos.

Ni siquiera le he dado click cuando ya sé de qué se trata; digo, solo me basta con ver la imagen que me aparece en miniatura. Cuando la abro es solo para cerciorarme que sí, es lo que me imaginaba por supuesto, el video de Luna y yo... bailando... y mi hermana lo compartió en redes sociales hace rato. Santo esc... santo cielo.

Para: Juan

¿Qué? ¿Tú no bailas acaso?

También tengo un mensaje de Elías, mi hermano, es una imagen, solo espero que no tenga que ver con esto también. Por si acaso, mejor lo guardo para más tarde mientras me invento otra excusa.

Se busca novia © (Disponible en Amazon 🌸Digital, Papel y Kindle Ilimitado🌸)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora