A Henry se le encogió el corazón cuando ella abrió los ojos. Estaban brillosos y rojos, por lo que su color celeste resaltaba más, de una forma dolorosa y hermosa. 

—Escúchame —suplica. Acaricia con amor sus mejillas, tratando de relajarla—. No es tú culpa, amor. No importa lo que yo quiera o no; siempre, pero siempre, tendrás la decisión final cuando se trata de tener hijos. No seré yo quien deba cargar con tantas cosas por nueve meses, más todo lo demás. 

          » Tú decides si quieres tener un hijo o no. Respetaré tu decisión sea cual sea porque te amo y quiero seguir pasando mis días contigo, no quiero que esto arruine nuestro matrimonio —Henry deja un beso sobre sus labios—. Te amo, Violet Hart. 

—Y yo te amo a ti, Henry Hart —murmura. 

          Henry la ayuda a levantarse de la silla y la atrae a él para abrazarla. 

—Sabes —exclama de manera suave, colocando sus manos sobre la espalda de Henry—, creo que era bueno empezar con un perrito. 

          El rubio se aparta un poco y la mira confuso: —¿Qué? 

          Violet presiona sus labios. Era ahora o nunca. 

—Estoy embarazada, Hen. Lo sé desde hace dos semanas. 

—¿Es en serio? —Violet asiente—. ¿Por qué no me dijiste? 

—Porque no sabía qué hacer.

—¿Y ahora? 

—Estoy más perdida que antes, amor. 





          Violet siempre quiso ver feliz a Henry, y si él estaba dispuesto a renunciar a su felicidad por ella, la rubia lo haría por él. Por lo que, por más estúpida que podría parecer la idea, decidió seguir adelante solo por la felicidad de Henry. 

           Parecía no haberse equivocado. El rubio estaba de una sonrisa de oreja a oreja, la gran parte del tiempo; la ayudaba con cualquier cosa que necesitara y la mimaba más que de costumbre. Sin embargo, su pecho se contraía cada vez que solía mirar su panza, mirarse al espejo, cuando algún extraño la felicitaba por su embarazo o le preguntaban si estaba feliz. Por que nadie podría aceptar algo, que negó durante gran parte de su vida, de la noche a la mañana. 

          Le costaba hacerse la idea de que sería madre en cuestión de meses. Por más de que tratara de visualizarlo como algo bueno y hermoso, siempre terminaba llorando. 

           Creyó que en un futuro, cuando viera a su hija por primera vez, todo cambiaría y estaría enamorada con ella, y todo esto quedaría en un pasado. Pero no ocurrió aquello. Todo el dolor emocional que atravesó por si sola, para no lastimar a Henry, pasó factura. Cuando Henry le presentó a su pequeña hija, ella se negó a querer cargarla o verla; fue así, que los doctores le dijeron que poseía depresión post parto. 






—Violet —suplica Henry, sentándose a su lado en el sofá—. Haz es el intento, por favor. 

            En los brazos de Henry estaba Josie, su hija. Su esposo llevaba un par de meses tratando que Violet establezca un vínculo con Josie, por miedo a que las cosas se pusieran peores en un futuro y todo se volviese complicado. 

DAYDREAMIN' ━ Henry Danger ¹ ✔Where stories live. Discover now