Tras derrotar a Le Papillon y ser rechazada por Adrien, Marinette ha decidido olvidarse de todo e iniciar de cero con Luka. Pero las cosas no siempre son lo que parecen.
-Al fin mañana podré abrazarte, Luka, ay estoy tan emocionada de volver a París - le habló la azabache a su novio Luka quien hacía videollamada por el celular, pero no parecía muy emocionado.
-Sí, si... te iré a recoger al aereopuerto a las 3, tal vez llegue con Juleka- respondió el chico rockero mientras miraba un póster en la pared.
-Ay Luka, debí haber soñado tanto con ésto, mis padres, mis amigos recibiéndome en el parque cerca a casa... tengo mil cosas para contarles... ahh y no me olvidé de sus regalos... si vieras! - Marinette hablaba muy emocionada -A Alya le traje una funda artesanal hecha por mí en el instituto, sólo con tela importada, está preciosa...y a Nino, una gorra con el símbolo de la Torre Eiffel, quise bordarlo con forma de engranaje pero era demasiado loco! jajaja... y por supuesto te tengo tu regalo... no te lo diré porque es sorpresa... pero se que te encantará...-
La azabache se interrumpió.
-¿Luka, porqué no me estás oyendo?-
El peliturquesa la miró de golpe.
-Ahh sí, disculpa. La comida que decías se escuchaba deliciosa, Marinette...-
Se oyó un suspiro de tristeza.
-No oíste nada de lo que dije, Luka- sollozó la menor.
-Lo siento Marinette, debo colgar. Mi mamá está requiriéndome para ayudarle-
Ella lo miró por la pantalla.
-Tu mamá no te llama para eso... dime que me ocultas-
-Nada... - dijo nervioso el mayor -Se me acaba la batería, nos vemos mañana, linda- y apagó el celular.
-Uff, al fin dejas de hablar con esa tonta, ¿Mañana vuelve?- preguntó Chloé mientras se pintaba las uñas semi acostada en el diván de Luka.
-Sí, y tengo que recogerla. Por favor Chloé, no le digas nada de nosotros. Quiero hacerlo yo mismo- dijo el chico levantándose de la silla.
-Así es más divertido, romperle el corazón a tu panaderita, Lukiboo- la rubia se sienta en el diván y sopla sus uñas con barniz - Volveré al hotel, Luka- gira hacia la puerta siendo detenida por el chico.
-Chloé, ¿Tomáste la pastilla, verdad?-
Ella lo miró con una sonrisita.
-Obvio, no quiero sorpresas-
El chico dió un suspiro de alivio. Acercó a la rubia y besó su cuello.
-Ya no soy un niño, tengo 22 años, y mis ganas no se apagan tan fácilmente, señorita Chloé- ella lo miró de nuevo.
-Lo sé, nos vemos, amor- se sentó en sus piernas para besarlo y luego se fue.
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