PROLOGO

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Alberto.

Él no sabía cómo responder a la noticia al joven que miraba sin ver perdidamente a las montañas, contemplando la Serranía y la vegetación que crecía en ella. Era una mañana fría, algo común a esa altitud. "¿Cómo se debía de sentir? ¿Qué debería decirle?" pensó el joven mientras lo ve desde el interior de la habitación. Finalmente, después de mucho pensamiento pasa por la habitación que estaba un poco desordenada para salir al balcón donde se encontraba el joven que seguía contemplando la majestuosidad de la montaña. Se acerca al joven rompiendo el trance en el que se encontraba.

Lo siento mucho -dijo abrazando al joven en un abrazo caluroso lleno de sentimiento.

¿Qué cosa? -dijo el joven con cierto aire de desconcierto.

Beibi, tu sabes, lo de tus padres -dijo el.

¿Qué cosa? -volvió a preguntar el joven alejándolo.

¿No recuerdas? Si fuiste tu mismo el que me llamaste y llegué tan rápido como pude. -dijo el.

¿Cómo así, Alberto? -pregunto el joven.

Que tus padres murieron -dijo finalmente.

¿Que acabas de decir? -pregunto el joven.

Salvador... -dijo mientras que se volvía a acercar.

No. No. No. -dijo Salvador mientras se desplomaba en los brazos de Alberto y vuelve a mirar el paisaje de la montaña, que empezaba a llover común a esa altitud.

Salvador.

Un olor a tierra mojada y hierro invade la nariz de Salvador. Una punzada en el estomago hace que se va disipando para dejar una sensación de seguridad y familiaridad. "¿Qué acaba de pasar?" "¿Cómo estoy en esta situación?" se dijo Salvador a si mismo mentalmente. Salvador no lograba comprender el estado en el que se encontraba.

Huele a plata -oyó a lo lejos una voz que parecía ser la de su papa.

Mira mi amor las vaquitas, ay si las vaquitas bonitas" dijo otra vez que logro reconocer como la suave y calmada de su mama.

Mira, ay -dijo su papa mientras se reía y pellizcaba el cachete de Salvador.

Un bebe comienza a llorar.

Viste tú, ay, mi amor ya el señor ese no te va a pellizcar mas porque si te pellizca yo lo jodo oíste bebe, muy chistosito tú, ¿no? -dijo su mama pegándole un codazo suave a su papa y mientras mecia y le daba besitos a Salvador para que se calmara.

Ay sí, déjame cargarlo -dijo el papa de Salvador.

No, porque ya se calmo y lo vas a hacer llorar otra vez -dijo su mama mientras jugaba con un rulo de Salvador.

Vah, déjame cargo mira yo te juro que solo lo voy a cargar -dijo su papa mientras se besaba los nudillos a modo promesa.

Okay bueno pero no respondo -dijo su mama.

Su mama le da Salvador a su papa y Salvador empieza a morder.

A pero este niño que -dice su papa de manera cómica.

Viste yo te dije -dijo su mama riéndose.

Las risas se empiezan a disipada en la distancia.

Serranía de la Macuira -dice Salvador como si se hubiese despertado de un sueño pero seguía en los brazos de Alberto.

¿a? -pregunta Alberto desconcertado.

No, nada -dice Salvador desconcertado.

¿Por qué estas llorando entonces? -dijo Alberto quitando uno de los rulos de la frente de Salvador para poder mejor su cara y secarle las lágrimas que brotaban de sus ojos.

¿Por qué estoy llorando? ¿estoy llorando? ¿Qué me esta pasando? ¿Cómo? Piensa Salvador al percatarse de que había empezado a llorar. Alberto pone de frente a Salvador y empieza a escudriñar el rostro de Salvador para intentar ver que le estaba pasando a su amigo, bueno novio. Sus rizos color café que contrastan con su piel morena-tostada, sus cejas pobladas que enmarcan su cara, sus ojos color avellana clavados en la taza de café, su nariz chata y adornada con pecas, sus labios carnosos que tiende a morderlo cuando siente ansiedad, todo se veía normal, todo, todo lo que Alberto le gustaba de Salvador estaba ahí, lo físico por lo menos, no que pasaba por la mente de Salvador, ¿será que si esta bien? Perdió a sus padres así que no es que debería estar normal, pero ¿si se sentía bien?

¿seguro que estas bi-en? -pregunto Alberto acentuando cada silaba para asegurarse de que si Salvador está bien.

Di que no es así

Quédate en donde estes comodo

Y ese es mi simple consejo

ya te dije

No me hagas decirlo mas de dos veces

No me gusta cuando hablas mal de mis amigos

¿Qué tal cuando hablas, nunca escuchas?

Preludio: La Danza del Manglar Nevado // Anain Waneeshiasia NamurWhere stories live. Discover now