23. "Dos velas para el diablo"

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Otra vez ese sueño. Notó como me inunda la mente, poco a poco. Hace apenas unos minutos que cerré los ojos, pero él no tarda en llegar. No se trata de una ilusión de mi mente. No es algo que siempre he querido hacer. Es como... Como un recuerdo. Pero sé que ese sueño no es mío. Porque sé que no he vivido este momento.

Siempre es igual. Al soñarlo, es como observar una imagen en la superficie de un lago. Amplia, clara, pero si intento tocarla, se borrará con incontables ondas, y despertaré. Sin embargo, disfruto de esto. En mi sueño, los protagonistas son los ángeles y los demonios. Aparentan ser personas normales y, sin embargo, soy capaz de ver los ojos rojizos y las cascadas de oscuridad negra en las espaldas de unos, y los ojos dorados y la luz luminosa de otros. Pero no me fijo en los ángeles, ni en los demonios. Nunca lo he hecho, desde que empecé a soñar esto. Toda mi atención está fija en ellos.

Son dos personas, allá, sobrevolando el cielo. En realidad, de humanos tienen poco. Lo sé. Puedo sentirlo. Están abrazados, y casi forman una misma esencia. Sin embargo, hasta yo puedo observar que uno es negro, una figura llena de oscuridad, de la cual resaltan algo parecido a dos alas. Y dos brillos rojizos, con aspecto peligroso. Sé que es un demonio. Sin embargo, él no tiene cuerpo físico como los otros que los rodea.

La otra figura, sin embargo, no sé qué es. Es humana, pero su silueta es confusa, con un tono azul tan claro que parece transparente. No es un ángel, pero tampoco es un demonio. Sin embargo, alcanzo a ver sus ojos. Dolidos, con miedo, de un color extraño.

Casi como el oro viejo.

No hay más. Es solo eso. Un momento congelado en el tiempo. Y, sin embargo, soy capaz de entender distintas cosas. Muchos ángeles y demonios del paisaje les han dado la espalda. Pero soy capaz de ver a un ser oscuro, más oscuro que sus hermanos, mirándolos con verdadero interés. Al igual que, en los seres de luz, el más luminoso los observa casi con recelo. Puedo notar el equilibrio entre ambas fuerzas.

Y también sé, de alguna forma, que las dos figuras separadas están a punto de separarse. Y sé que se aman. A pesar de que ni siquiera sospecho la naturaleza de una, no lo dudo. Se aman, pero ese amor tendrá un trágico fin. Y ese pensamiento me duele, a pesar de que no los conozco.

"Te esperaré" suena una voz, en lo más profundo de mi mente. Una voz masculina, llena de tristeza y esperanza. Me quedo sin aire. Tal vez eso es lo más macabro de todo. Empiezo a disfrutar de este sueño que no me pertenece. Cada noche, el sueño se hace más real, más fuerte, más grande. Esta noche, esa voz me corroe los sentidos. Mi piel se pone de gallina. Es la voz de un demonio.

Abro los ojos, con esas palabras haciendo eco en mi cabeza. Me siento sobre mi colchón, que emite un sonido metálico debido a los muelles del colchón oxidados, y me froto los ojos, cansada. Cojo el teléfono y miro la hora. 3:42 A.M. Suspiro, volviéndolo a dejar en la mesita de noche. Genial, otra noche en vela.

Me levantó, escondiendo mis fríos pies en los zapatos de noche, y salgo al balcón. En estos momentos, la comodidad de mi habitación me resulta perturbadora. Mis padres no están en casa, cosa que es normal.

Una vez les comenté el sueño, hace cosa de un mes. Ellos solo insistieron en que no me preocupara, que era normal. Odio cuando se lanzan miradas cómplices, como hicieron en ese momento. Dijeron que formaba parte de mi naturaleza. Pero creedme, conozco mi naturaleza, y sé que no es normal.

¿Recordáis esas figuras del sueño que he comentado antes? Mi madre pertenece a los que tenían los ojos dorados y las cascadas luminosas blancas inundando su espalda, como si fueran dos alas. Es un ángel. Y sé que ella, en las pocas veces que ha dormido, porque realmente no lo necesita, jamás ha soñado algo que no hubiese vivido. Incluso aunque lo haya olvidado, siempre formaba parte de su vida.

Querido Diario: HistoriasWhere stories live. Discover now