Parte 5: No será hoy

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Cuatro días atrás...

Pansy Parkinson no había calibrado bien la situación. ¿Qué había pasado? ¿Había ido demasiado lejos dándole celos a Hermione con Potter? ¿Era eso? Parecía tan triste, tan alicaída... así no podía ni odiarla, ni desearla, ni ¿amarla? No podía porque esa no era ella.

La había visto en clase de Transformaciones, apática e indiferente a todo, la había visto en los baños de chicas, mirándose al espejo como si no se reconociera e intentando fingir normalidad cuando se había percatado de su presencia. La había visto arrastrar su tristeza por todo el castillo y había llegado a la conclusión de que no lo soportaba. Y no entendía por qué. Eso era lo que ella había querido: mortificarla y amargarle la vida. O tal vez no... tal vez había deseado enfadarla y ahora no sabía qué hacer con lo que había obtenido.

La sangre sucia parecía el fantasma de sí misma y ella debía hacer algo para arreglar la situación. No por Hermione, ella odiaba a Hermione. Más o menos. Tal vez la odiase porque no podía tenerla, porque no era libre de meter sus dedos entre sus desordenados rizos ni podía besar sus labios, pero el caso es que la odiaba y ese odio era como un fuego que calentaba su corazoncito. Y hasta eso lo estaba perdiendo. Hasta ese pequeño e inofensivo placer de odiarla con todas sus fuerzas.

-Preferiría una ronda de puñetazos en el estómago que verte con esa cara de perro triste a todas horas, maldita sea –murmuró Pansy arrojando el cigarro por el retrete antes de tirar de la cadena.

-¿Decías algo, Pansy? –preguntó Millicent cuando la morena abrió la puerta del cubículo donde estaba el inodoro.

-Que llegamos tarde. Hemos quedado con la falsa de Daphne.

-Ah bueno. Pues que espere. Total, ¡ni que tuviese algo mejor que hacer con su vida! –dijo Millicent riendo.

Pansy se unió a las risas de su amiga mientras sacaba de su mochila un pequeño frasco de perfume de violetas y un par de chicles de frambuesa.

-Un día te pillarán, Pansy –comentó la slytherin.

-Un día me pillarán. Pero no será hoy –respondió Pansy con una sonrisa torcida.

(Fin del flashback)

oOo

Hermione no quería reconocerlo ni siquiera ante sí misma, pero estaba un poco preocupada. Había terminado ya la última clase de aquél día y todavía no había encontrado sus flores. Se decía que no tenía ninguna importancia, de hecho era mejor así. Esa historia del admirador misterioso había sido divertida, pero a la larga se podía convertir en bastante incómoda e incluso inquietante. Mejor así. Sin embargo, seguía buscando con la mirada por los rincones con más ansia de la que hubiese deseado.

-¿Eres Hermione Granger? –le preguntó a bocajarro una hufflepuff de primer curso con la que se cruzó en el pasillo.

-Así es ¿qué necesitas?

-Me han dado esto para ti. ¡No me preguntes quién ha sido, no puedo decírtelo! –dijo la niña antes de salir corriendo y dejarle en las manos un pequeño ramo de las ya conocidas flores color violeta. Aquél día iban atadas con una hermosa cinta del mismo color.

Al parecer la espera había valido la pena, se dijo Hermione sonriendo mientras acariciaba el suave raso de la cinta. Se llevó las flores a la cara y pudo sentir la suave fragancia que exhalaban y el frescor de los delicados pétalos contra sus mejillas ardientes. Cuando levantó la cabeza tenía ante sí a las novias más pesadas de Hogwarts.

¡Solo te quiero a ti!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora