De nuevo, como si el tiempo no significara nada ese martes, las horas de clase pasaban lentamente, y los recreos con una agresiva velocidad. El rubio anotaba con pesadez cada cosa que aquel docente dictaba, mientras sus compañeros, que no eran más que Ashley y Larry entre unos cuantos, intentaban seguirle el ritmo al profesor; pidiendo que este repita lo anteriormente dicho a cada rato.

Para su mala suerte quizás, la lluvia empezó a hacerse presente, y allí muchos suspiraron sabiendo que no tenían con qué cubrirse de ella. Tener un resfriado a comienzo del curso tampoco era muy agradable, pero, eso dejó de ser una preocupación, mientras las horas de apuntes continuaron.

Y llegado el punto, del otro lado del pasillo, en el salón seis justamente, un chico de cabellos azules charlaba por lo bajo con un joven gordito y de cabello verde, mientras el ruido de un marcador en la pizarra hacia acto de presencia.

─¿Y qué me cuentas del festival de ayer?, ¿qué has hecho al llegar a casa?, Chug─.

─Bueno... tuve un pequeño pleito con Maple, lo normal, pero luego me encerré en mi apartamento y comencé a comer para olvidar la frustración─.

─No quiero meterme con el cuerpo de nadie, pero... si necesitas desquitar la frustración, comer mucho puede llevarte a una vida muy poco saludable. Lo digo por tu bien, viejo─.

─Lo sé, Sal, pero no puedo hacer nada─.

─Larry va al gimnasio todos los viernes, tú dime y le pido si puedes acompañarlo, seguramente yo empiece a ir dentro de un tiempo. No puedo depender de otro para que me proteja toda la vida─.

─Bueno... suena interesante, aunque tengo problemas con el dinero─.

─¿Tú y Maple tienen problemas con el dinero?, joder, ¿pasó algo?─.

─Mmm, creo que ella sabrá decírtelo, igual, no la presiones, anda muy sensible últimamente, y estalla cada vez que alguien toca un tema muy personal al hablarle─.

─Hum... gracias, lo tendré en cuenta, hace tiempo notamos que está rara, y de verdad queremos ayudarla, de igual forma, intentaremos no presionarla. Capaz si le damos su tiempo podrá tener la mente más clara─.

─Seguramente─.

─¿Tienes lapicera roja?─.

─Sí, pero... ¿esa que está en tu cartuchera no funciona?─.

─Nop, por eso te pido una─.

─Uh... ¿no es de Larry según lo que dice en el papelito ese?─.

─Sí, es de él, me la prestó y... joder, me olvidé de devolvérsela, maldita sea...─.

─Hum, ya decía que por esa razón ya no te presta nada... toma, pero devuélvemela en el receso, Sal─.

─Claro, claro... lo haré─.

Pocas horas que acontecieron posteriormente, bastaron para que con cansancio todos empezaran a guardar las cosas, y hasta pereza de irse tuvieran. Por ello, luego de que varios abandonaran los salones y con camperas sobre la cabeza, se marcharan, el peliazul aún se tomaba su tiempo para guardar todo.

Cerró su cartuchera y guardó las cuadernolas dentro de su mochila, para luego ponerla en sus hombros, y comenzar a caminar por el pasillo vacío del segundo piso, mientras saludaba a las empleadas de limpieza que venían a cumplir el trabajo. Algo parecía nublar la motivación que había tenido al comienzo del año, era como si... la vida misma se estuviera escapando tono a tono dentro de sus azulados ojos.

Poco a poco, solo gris se podía ver, y ni él mismo estaba sabiendo porqué. Simplemente quería aferrarse a otro ser humano, y dormirse en sus brazos, mientras las primeras preocupaciones del año comenzaban a aparecer, y él luchaba internamente por alejarlas. No quería un año perfecto, pero la sensación de que una tormenta bastante fuerte tendría que enfrentar, era algo que continuamente estaba allí.

Superfluo -【Sally Face】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora