Capítulo 94: San Mungos

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-No te preocupes, muchacho, se pondrá bien, alguien dijo la contra-maldición justo a tiempo- dijo Moody, mirando fijamente a Harry.

-¿Estás seguro?- preguntó Harry tembloroso, exhalando alivio. Parpadeó ante la mirada de Moody, si no lo conociera mejor diría que Moody lo sabía... evitó mirarle a los ojos mientras se concentraba en Cedric, tenía que llevarlo al hospital. Tenía que estar seguro de que Cedric se pondría bien, y también tendría que avisar a sus padres y a Cho de lo que había pasado.

-Se pondrá bien-, volvió a afirmar Moody. Se levantó cuando Harry hizo levitar al Auror junior sobre una camilla y de inmediato comenzó a moverse hacia las puertas de San Mungo. Debería denunciarlo, el chico había utilizado un gira tiempo... a no ser, claro, que hubiera tenido permiso para hacerlo, pero nunca solían hacer excepciones de ese tipo. Habría sido casi imposible entrar en la habitación, especialmente con el nuevo Ministerio. Equivocado o no... es posible que haya salvado a unas cuantas personas... no, los había salvado a todos, se dio cuenta tardíamente. Había derrotado a Voldemort; no era como si él mismo no hubiera estado haciendo algo ilegal. Técnicamente, él, como Auror, nunca debería haberse involucrado con la Orden, era un grupo de vigilancia. El grupo nunca debería haberse fundado, debería haberse dejado en manos de los profesionales, o así lo consideraba el Ministerio.

-No te preocupes Cedric, te conseguiré ayuda, te lo prometo- dijo Harry, entrando por fin en el edificio. Se abrió paso hasta la recepción pasando por delante de todos los que estaban allí. -¿Está la sanadora Walsh disponible?-.

-Estamos ayudando a todo el mundo en la medida de lo posible-, dijo tranquilizadora, tratando de calmarlo como si estuviera histérico.

-Es importante-, explicó Harry, manteniendo la calma.

-Lo entiendo-, dijo ella, como si lo creyera de verdad.

-Le dieron con la maldición Concido, he dicho la contra-maldición pero el daño está hecho... realmente necesita un sanador-. Harry mordió, mostrando su enfado por primera vez.

-Oh-, dijo ella, -dame un momento-, añadió reuniendo rápidamente su ingenio.

Más sanadores entraron rápidamente por la puerta en el mismo momento.

-¡Señoras y señores, por favor!-, gritó la sanadora Walsh, -¡Si no están heridos, me gustaría que todos abandonaran el recinto para que podamos atender a los que están de forma ordenada! TAN PRONTO COMO TENGAMOS TODO BAJO CONTROL PODRÁN VOLVER A ENTRAR. POR EL INTERÉS DE NUESTROS PACIENTES POR FAVOR VÁYANSE-.

-Sanadora Walsh, tenemos aquí a alguien que ha sido herido con la maldición de Concido, necesita atención inmediata, la contra-maldición ya ha sido realizada-, explicó la recepcionista. Guiando a la sanadora hacia el Auror herido, que afortunadamente estaba inconsciente.
-¡Raile!- llamó la sanadora Walsh, -Lleva a este caballero a la sala de alta dependencia inmediatamente, me ocuparé de él en un momento-.

-Sí, señora-, dijo el medimago Raile, haciéndose cargo rápidamente de la levitación y lo trasladaron al hospital.

-Te avisaré de lo que ocurre-, dijo el sanador Walsh, sabiendo lo mucho que Harry se preocupaba por sus amigos.

-Gracias Andy-, dijo Harry, dedicándole una pequeña sonrisa de alivio. Se dio cuenta de que todos los demás heridos estaban siendo guiados por los sanadores de los Medimagos y de las Medibrujas, incluso; se dio cuenta tardíamente cuando se fijó en las túnicas de diferentes colores. Estaban más preparados para esto que durante la batalla del Ministerio. Pero esa batalla había sido mucho más sangrienta. Aquel día, mucha gente inocente había estado en el edificio y había resultado gravemente herida por la caída de escombros, desde estatuas hasta el propio edificio.

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