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Desde que JiMin se había presentado como omega, tuvo un séquito de alfas detrás de él a donde sea que él fuera. No había día que pudiera caminar tranquilo, ni si quiera usando supresores que ocultaban su aroma. Es que físicamente se notaba que era un omega o un beta, incluso si existía la posibilidad de que fuera un alfa no le importaba a los acosadores, su belleza los atrapaba igual.

Podía tolerarlos, pero había alfas que en serio se ponían pesados e insoportables; tocándolo, persiguiéndolo e incluso marcándolo con su repugnante aroma. Cuando llegaban a ese punto, no tenía más que llamar a su vecino, como lo hacía ahora.

—Jeongguk hola, yo... ¿E-Estás ocupado?
¿Dónde estás, hyung?— se levantó de la cama y comenzó a vestirse. Su lobo sabía perfectamente cuando se sentía asustado.
—Casi llegando al edificio, estoy cerca de la farmacia.
Entra ahí, llego en 5 minutos.
El omega asintió suspirando aliviado. —Jeongguk, gracias...
No te preocupes, hyung.

Después de colgar, el alfa terminó de abrochar las agujetas de sus botas y fue a donde su vecino.

La primera vez que Jeon ayudó a JiMin fue cuando el omega hizo la mudanza al departamento de enfrente. Uno de los alfas del servicio de mudanza no dejaba de invadir su espacio personal, olisqueando su cuello descaradamente a sus espaldas. Jeongguk no hubiera interferido de no ser porque vio los colmillos del alfa demasiado cerca, a centímetros de clavarse en su cuello sin el consentimiento del omega. Estampó al alfa contra la pared y le miró de una manera tan oscura que espantó también a su futuro vecino, fue hasta que su nariz detectó el aroma ácido del omega que dejó de alzar al otro alfa del suelo. Jeon era un chico tranquilo, pero cuando le hacían enojar se desconocía y así pasó, no supo lo que estaba haciendo hasta que su lado humano tomó control.

Jeongguk le obligó a disculparse con el omega si no quería que su superior se enterara de aquello tan grave que seguramente era pase directo a su despido. Luego fue su turno para presentarse y de pedirle perdón por asustarlo, pero JiMin no tenía nada que perdonarle, sino agradecerle por haberlo salvado de una marca que no le hubiese traído más que infelicidad.

Después de ese incidente, el lobo protector de Jeon actuaba como su guardián. Se había encaprichado con el omega de JiMin y le obligaba a ir detrás de él cuando lo veía salir, se contenía muchas veces pero eran más veces en las que su alfa se salía con la suya.

Claro que no lo había hecho ver tan obvio, se sacaba cualquier pretexto para no verse tan malditamente interesado en su vecino.

Ahí estás, hyung.

La cara de JiMin era de total disgusto, cubría su nariz con la manga de su sudadera, probablemente porque aquel alfa debió soltar feromonas de apareamiento. Su lobo gruñó y con pasos largos y firmes, entró al establecimiento.

La naricita del omega se sintió mejor al percibir aquel aroma a eucalipto que le calmaba. Bajó la mano que cubría su nariz y al voltear hacia atrás vio los profundos y bonitos ojos de Jeongguk.

Era un alfa muy alto, le sacaba más de una cabeza.

—¿Nos vamos, hyung?— preguntó sin dejar de clavarle la mirada al otro alfa.
—Sí.

Pasó por un lado de quien le estuvo siguiendo, Jeon iba justo dos pasos atrás de él. El omega pagó por lo que había tomado mientras esperaba a Jeongguk. Al salir de la farmacia, le dio un pequeño obsequio al alfa.

—¿Es mi premio por ser tu guardián?— una broma muy literal.
A Park le hizo gracia pero negó. —Es porque siempre eres tan bueno conmigo, Ggukie.

Se olvidó de cómo succionar del popote de su leche de banana cuando vio la bonita sonrisa de JiMin. Joder, no solo era su omega, él le gustaba mucho y ya no podía hacerse el tonto. ¿Pero qué omega mayor que él le haría caso a un mocoso como él?

Caminaron sin prisa, mirando las constelaciones y riendo de las travesuras que Gureum le hacía a Jeongguk, pero aún así, pronto estuvieron frente a sus respectivos departamentos, mucho más de lo que el alfa quiso. JiMin ya había abierto la puerta, pero antes de entrar...

—¿Jeongguk?— lo llamó con una voz que casi hizo suspirar al alfa.
—¿Necesitas algo más, hyung?

Todo había pasado demasiado rápido; los labios abultados de JiMin besaron su mejilla y se sintió flotar al mismo tiempo que en un sueño, pero luego de ver el bonito sonrojo de las mejillas del omega, su cerebro hizo corto circuito y lo dejó en shock. Era la primera vez que el omega le daba una muestra de afecto física, y no es como si sus agradecimientos no fueran suficiente para él, pero esto había causado fuegos artificiales en su interior.

Se tocó la mejilla y sintió su rostro arder, sus muy abiertos ojos cayeron sobre los rasgados del mayor que le veían con un brillo que no había visto antes. Lo miró alejarse sin quitar su preciosa sonrisa de su rostro y entonces un impulso de valentía se apoderó de su cuerpo y fue hacia él. Acunó su carita entre sus grandes manos y sintió el choque de sus respiraciones antes de cerrar los ojos.

Las manos del más bajito no encontraron otro lugar al cual aferrarse más que el cuello del alfa, poniéndose de puntitas para tener más alcance a sus labios. Se sentía bien, se sentía increíble, se sentía como nunca antes. Podía sentir el regocijo de su lobo por el cariño con el que Jeongguk besaba sus labios, con parsimonia y adoración.

Abrieron lentamente los ojos, observando sus acalorados rostros. Jeon parecía más aturdido que JiMin, en realidad tenía miedo de que aquello hubiera sido un producto de su imaginación y no algo real, por eso no se había tomado mucho tiempo para pensar en sus palabras.

—Hyung, me gustas. Sé que no estás interesado en una relación de ese tipo conmigo, así que...
—E-Eso no es verdad— le interrumpió. —Tú también me gustas, me gustas mucho.

Esperen, ¿JiMin había dicho que también gustaba de él? El menor se convirtió en un tomate, ¿de dónde le había salido tanta valentía para confesarse así nada más? Ahora quería ocultarse. El omega le tomó del rostro y le pidió que le mirara, Jeon obedeció aunque aquello le fue muy difícil.

—¿Te parece si mañana vienes a cenar a mi departamento y dejamos claro esto?

El más joven asintió con vehemencia sonriendo, apretando los labios para no gritar de la alegría.

—Buenas noches, lobo guardián.
—N-Noches buenas, hyung... Quiero decir, buenas noches, hyung.

Fue así como Jeongguk, el alfa guardián de JiMin, dejó de ir detrás de él ahuyentando alfas a ir a su lado de la mano ahuyentando alfas.



























Hola gente 👋

Tenía este one shot en borradores y por fin pude terminarlo y revisarlo para publicarlo, espero que le den mucho amor uwu
Semecuidan, las, los y les tqm ♡

PD: 👋 -----------> esto fue una nalgada, no era pa' saludarles 😎 ah se crean, yo soy bien respetuosæ.

Ahora sí, bais



























scary dog privilege  ⁏  ggukmin O.SWhere stories live. Discover now