Me interrumpí a mí misma soltando un quejido al pisar lo que sentí como un pedazo de cristal. Había generado una herida por el dolor punzante que sentí al levantar mi pie, pero sólo traté de mover a un lado aquello y continuar caminando.

—Espera, no te acerques. —JungKook trató de venir a mí, pero no parecía poder mover su brazo de ahí.

¿Por qué habían cristales en el piso? ¿Acaso su madre le abrió el brazo a JungKook? Me daba igual lo que le haya pasado a esa mujer, la agarraría yo misma de las greñas.

Me encontré con varios malditos cristales que provocaron varias heridas en mis pies. Trataba de evitarlos y avanzar con cuidado, pero me resultaba difícil cuando estaba tan ansiosa de estar a su lado. Y ahí lamenté haberme quitado los zapatos. Pero con tal de haber llegado a JungKook, no me importaba.

Terminé de hacer a un lado la cortina, para que el intenso resplandor lunar iluminara el lugar. Ahí vi el enrojecido brazo de JungKook y su rostro con una herida grande cerca de su ojo. Entonces lo entendí; le quemó el brazo y le reventó algo contra la cara, algo de cristal.

Su brazo quemado y su cara sangrante. Eso me había metido unos nervios que por unos momentos me congelé. Pero no, no era momento.

Me apresuré a reaccionar y buscar entre cajones algún paño limpio, el cual sí conseguí.

—Presionalo fuerte. —le indiqué cuando lo coloqué sobre su cara para parar el sangrado de ella.

Tomé otro, el cual remoje debajo del agua y estando húmedo lo puse de forma que cubriera la herida de JungKook, que comprendía parte de su mano y antebrazo. Me preocupaba que fuese tan grande, aunque no soy una especializada como para saber si necesitaría ayuda médica o no.

—Vámonos. —le susurré colocando mi mano en su mejilla sana— Vas a estar bien, ¿Sí?

Él asintió con dificultad y me siguió. Otra vez los malditos cristales, pero los ignoré. Creo que JungKook no se dio cuenta, y claro, tiene un problema mucho más grande. Agradecía eso, ya que sería una carga menos para su mente si no sabe que estoy lastimada.

El taxi seguía ahí, agradecía a mis adentros por un chofer tan amable. Hice subir primero a JungKook y yo detrás de él. DoHong estaba contestando un mensaje en su celular, pero a penas volteó a vernos con una sonrisa, su rostro cambió a uno de terror. JungKook había estado perdiendo sangre de su herida, lo que dejaba una vista preocupante por su sangriento rostro.

—Señor... ¿Se encuentra bien? —preguntó DoHong al ver la cara y brazo de JungKook— ¿Quiere que lo lleve al hospital?

Era lo que necesitaba urgentemente.

—Por favo...

—No.

—¡JungKook! —regañé al oírlo negarse— Debes ir, puede ser grave.

—No quiero. —dijo el bajando su cabeza para que no lo vea.

—Jeon.

—No quiero ir al hospital. -insistió.

Ya parecía un niño pequeño y caprichoso, pero de eso no había tiempo. No me quedaba de otra más que ir a mi casa para no seguir perdiendo tiempo. Papá tiene los conocimientos médicos, así que lo debe de poder ayudar. Y, en cualquiera caso, ellos le obligarán a JungKook a ir al hospital.

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