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Los gritos y gemidos era lo único que se escuchaba en aquella nueva habitación, junto con el choque de pieles que era cada vez más rápido y constante.

JiMin mordía con fuerza la almohada intentando callar sus gritos y no darle más placer al asesino al escuchar sus súplicas por que parara, o tan siquiera que fuera despacio.

Apretó las blancas y finas sábanas en un puño, el dolor que sentía era infernal y más cuando aquel hombre sólo había profanado su virgen entrada sin siquiera haber tomado la iniciativa de prepararlo, pero ¿Por qué lo prepararía para aquella íntima acción? Si no era más que una violación.

El menor no había sentido nada de placer desde que había comenzado aquella tortura, sólo era un fuerte dolor en su pequeña entrada que sabía y sentía, estaba sangrando. Pero eso a alguien no le importaba, sólo quería satisfacer sus necesidades carnales con aquel pobre chico que había sido el desafortunado.

Agust no tenía compasión, nisiquiera le había dado tiempo a JiMin de acostumbrarse a su tamaño, sumando que mordía con bastante fuerza la pálida piel del menor hasta dejar su marca.

Los gritos del menor cada vez eran más fuertes, parecía ser que era cierto eso de que el gran asesino Agust no había tenido sexo en mucho tiempo, ya que se estaba descargando con el rubio.

¡D-Deténte! ¡Ah! —suplicó JiMin soltando lágrimas, cada vez su zona dolía más y estaba seguro de que las sábanas blancas ya estaban manchadas de su sangre, sin embargo Agust hizo oídos sordos. —¡Por favor, para ya! ¡D-Duele mucho!

Y así fue por una larga hora, hasta que Agust se corrió por segunda vez dentro de JiMin. El rubio sentía que sus cuerdas vocales habían sido desgarradas de tanto que había gritado que parara.

Su mirada estaba perdida viendo a la nada, se sentía sucio al haber sido el juguete sexual de un psicópata asesino que lo había secuestrado, que le había quitado la libertad... y le había despojado su virginidad de una forma muy fea que no olvidaría, hasta el día que fuera asesinado por las manos del mafioso.

—Vamos terroncito, estuviste excelente con tus gritos pidiendo que me detuviera~ —se burló el pelinegro con una sonrisa maliciosa.

En cambio, JiMin no estaba en sí mismo. Estaba en un lugar lejano, donde no estaba secuestrado, donde estaba libre y feliz con su linda familia... estaba dentro de una ilusión creada por su mente, donde era feliz viviendo en su mentira, aunque muy en el fondo sabía que no era así.

—Será mejor que te des un baño, iré a firmar unas cosas justo ahora. Nam te cuidará. —dijo el asesino ya vestido con un traje elegante sin mirar al menor para salir de aquella habitación que de un momento a otro, se sentía tan fría y sucia.

JiMin no había escuchado ni una palabra de lo que le había dicho el mayor, pero cuando la puerta fue bruscamente cerrada, salió de su shock.

Se sentó en la cama aun si sus caderas dolían un infierno, se quejó del dolor en voz alta y cayó al suelo, las lágrimas volvieron a caer de sus hermosos ojos que ya habían perdido todo su brillo.

Se arrastró hacía la puerta de lo que parecía ser el baño y entró con cuidado.

Preparó la tina con agua tibia y burbujas como le hacía su mamá cuando estaba triste, se metió en la bañera y soltó un fuerte suspiro ligado con un gemido de dolor.

Se bañó sin muchas ganas pero sintiéndose un poco mejor, hacía meses que no se bañaba correctamente o tan sólo tocar el agua, por lo que aprovecharía para bañarse debidamente.

Se puso a pensar en lo que había pasado, pero de tan sólo recordar como aquel hombre lo trató quiso vomitar. Restregó sus brazos y piernas con asco, no notando como se lastimaba por la fuerza que empleaba, quería quitarse las huellas de aquel miserable ser de su frágil cuerpo.

Lloró en silencio mientras rasguñaba sus brazos y piernas, dejando el agua teñida de un rojo pálido.

Después de unos minutos se levantó y buscó una toalla para secarse. Mientras pasaba la toalla por su esbelto cuerpo -que estaba más delgado que la última vez-, la puerta fue tocada, eso alertó a JiMin.

—¿Park? —preguntó una voz masculina que no conocía, entró en pánico. —El señor Agust me mandó a cuidarlo, no pienso hacerle daño. —aclaró la voz como intentando que JiMin tuviera confianza.

El menor suspiró pero no respondió, terminó de secarse y se puso una bata de baño que allí había, pensó que estaría bien usarla antes de que se lo llevarán a aquel horrible lugar.

Abrió la puerta con desconfianza encontrándose con unos ojos cafés que lo miraban atentamente pero con aun aura calmada, todo lo contrario a Agust.

—Soy NamJoon, el señor Agust pidió que le diera esto. —le extendió un conjunto de ropa nuevo, los ojos de JiMin se expandieron sorprendido.

—¿A-Algo má-más...? —preguntó como pudo con su garganta desgastada aceptando la ropa y mirando curioso al tal NamJoon.

—Nada relevante, también me ordenó que le diera de comer y después lo llevara al sótano... —soltó firme sin cambiar su expresión, JiMin tragó saliva y volvió a entrar al baño para cambiarse con la ropa que le dió aquel hombre.

Soltó un quejido por moverse tanto, aun le dolían las caderas y su espalda baja.

Salió tambaleándose ya con su ropa cambiada, sorprendentemente NamJoon lo ayudo a sentarse en la cama y agradeció en voz baja, el hombre negó.

—Vengo enseguida. —dijo para salir de la habitación y casi al instante entrar con un plato lleno de comida deliciosa que sólo hizo encantar más a JiMin. —Aquí tiene, provecho.

JiMin miró desconfiado la comida cuando la tuvo en su regazo, dirigió su mirada al mayor.

—¿C-Cúal es l-la tr-trampa...? —tocó su garganta, aun le dolía y su voz salía muy débil. NamJoon le extendió un vaso con agua que JiMin aceptó, mas no bebió hasta tener su respuesta.

—No hay ninguna, yo mismo preparé la comida y no le eché nada dañino para ti, si quieres puedo comer para mostrarte. —dijo el moreno parado frente a JiMin con las manos en su espalda y parado recto, como su fuera un mayordomo.

JiMin negó y bebió del agua, dispuesto a creer en la palabra de aquel sirviente del asesino, pues mostraba ser honesto.

Comió con cuidado aun si se moría de hambre y al terminar, el moreno recogió el plato.

—Por favor, sígueme. —pidió el alto, parado en el umbral de la puerta esperando por JiMin, quien no dudo en salir de la habitación siendo seguido por aquel "amable" hombre que lo guiaba a aquel oscuro y cruel lugar.

NamJoon abrió la puerta del sótano y JiMin tragó saliva.

—Entra, por favor. —volvió a pedir de forma amable con el rostro serio, JiMin asintió y con cuidado se adentró al sótano bajando las escaleras.

Dió un brinco cuando la puerta fue cerrada violentamente.

Sus piernas fallaron y cayó de rodillas al frío suelo, sus piernas y caderas no daban para más.

Sintió unos brazos rodearlo y rápidamente se acurrucó en el pecho de aquella chica a la que JiMin le había tomado un cariño especial.

—Lo siento polluelo... —se disculpó Hye mimando a JiMin, haciendo que éste estallara en lágrimas.

Jin se unió al poco rato, abrazando a la mayor y acariciando la cabeza del de cabello rubio.

|mi corazón está así ira: 💔|
|No me maten plis TT|

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⏰ Last updated: Jul 23, 2021 ⏰

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Estocolmo [Y•M]Where stories live. Discover now