✾Familia✾🦋

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Alec

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Alec

Nunca en mi jodida existencia literaria me había asustado tanto por un humano, nunca, jamás, pero eso lo ameritaba, ella valía cualquier emoción que surgiera de mi sin explicación.

Verla de ese modo, casi faltándole el aire, fue y siempre será una pesadilla, creí que la perdería, me sentí inexperto por ser el único alarmado. Aunque esa tonta...«refunfuñe» Argh como no pudo decirme que era alérgica al maní, si lo hubiera sabido se lo evito a toda costa.

Los humanos son despistados, medio tontos a veces, se creen inmortales y son lo más frágil que pude haber, tan iguales a un cristal o tan simples como una flor de primavera, simples pero con una belleza algo...peculiar en sus adentros.

Estar en la gran biblioteca leyendo jamás me cansara, leer por horas, sumergirme entre tantas letras, me siento a buscar inspiración después del susto de hace unos días atrás, pero primero quiero relajar la mente, para que las ideas después pueda plasmarlas a la perfección como es debido. Tengo tres días los cuales debo pensar bien que hacer.

Como quiero que sea.

Miro la hora en la pared dándome cuenta que ya ha pasado mucho y he tenido varias hojas en mano, pero las e desechado todas en la basura, lo fácil es pensarla, lo malo es escribirla como es debido o como quiero que se vea.

Me resulta algo extraño que la molesta de ylani a esta hora no ha venido, siempre viene después de la escuela a charlar o más bien a acosarme sin secar. Sin quererlo una sonrisa me sale mientras veo esa mesa donde semanas atrás estaba sentada acosándome.

Era totalmente increíble como solo se sentaba allí a verme leer, a analizar mis movimientos y tomarme fotos.

—No tienes remedio, ylani.

Ayudo a unas cuantas personas a buscar libros y doy un tour a unos niños después que vinieron de la primaria a leer los cuentos infantiles que hay en la sección de fantasía.

—Disculpe... joven —me llama la maestra de los niños. —Me podría ayudar a leerles un cuento a los niños —carraspea —es que la garganta me duele mucho y perdón si molesto.

—No que va, no molesta —la tranquilizo —claro que les puedo leer el cuento.

—Gracias.

Me lleva a los niños y me presentan con ellos, me siento en el piso en un círculo, nunca había estado con niños humanos así que son impredecibles.

Para mí ahora me los imagino con una alerta de peligro en sus pequeñas frentes.

—Comenzamos —anuncio.

Los detallo y no pasan de cinco y seis años, las niñas me miran con sonrisitas faltantes de dientes y veo de paso a un niño sacándose un moco y luego se lo come. Eso no lo esperaba y no debí verlo. «pongo cara de asco al ver que se lo saborea».

Soy ficticio |✔ BORRADOR CON FALTAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora