『𝕊𝕙𝕚𝕘𝕖𝕠 𝕂𝕒𝕘𝕖𝕪𝕒𝕞𝕒』♡ Escenαrıos ♡ ✓

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『Buscando la felicidad』

Esper! Lectora.
Por favor, leer la nota al finalizar el escenario.

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La vida de un adulto Shigeo era algo que ni él mismo se explica. Después de todos los acontecimientos que vivió hace tiempo siendo un adolescente, agradecía el que sus emociones estuvieran desprendida de sus poderes. Así, viviendo una vida normal.

Graduarse, enfocarse en sus metas. Poco a poco fue dejando de lado aquello que una vez hacía. Se aislaba de sus padres, no tenía tiempo para su hermano, era complicado ver a sus amistades. Sumiendose en el trabajo sin momento a ver alguna diferencia.

En algún punto, extrañaba las escenas de aquel entonces. De las emociones que florecían en él, sus esfuerzos para obtener ese primer amor. Y de cómo en su vida estaba lleno de colores. Y ahora… Un gris cubre su visión.

Caminaba de regreso a su hogar cuando sintió algo, ¿Cómo podría olvidarlo? En la entrada de un viejo túnel, una niña tenía su mano extendida y su frente, un espiritu siendo exorcisado. Se retorcía hasta hacerse pequeño y desaparecer.

Aquella energía que poseía esa chica. Y sobre todo, esa expresión tan neutra.

—…Todos desean existir… —Dijo de la nada. Se volteó, lo contempló —¿Usted cree que este don deba de ser usado para un buen motivo, o solo para la justicia?

Parpadeó perplejo ante tal incógnita. Había una gran diferencia entre un Buen motivo y Justicia. Pero eso no era lo que más le impacto, si no, que todo de ella lo llevó a muchos recuerdos que intentaba, por todas las cosas del mundo, que no aparecieran.

Porque lo recordaban a él.

Y a sus momentos de niñez.

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—Gracias por la comida —Susurró. Cogió los palillos y empezó a devorarse el plato de fideos.

Shigeo entendió el sentimiento de Reigen cuando terminaban la jornada de trabajo y lo llevaba a comer como recompensa por su buen desempeño. Aunque la situación era diferente, sin duda alguna, había un aire al pasado.

—…¿Usted cree en las casualidades?

—Creo que todo ocurre por algún motivo —Respondió el azabache.

Ella asintió.

—Yo también pienso lo mismo. Así como nuestro encuentro, no es casualidad.

Sus palabras no le sorprendieron, pues él ya sabía exactamente lo que podía estar pasando.

—Es tu habilidad psíquica…

—No exactamente —Sonrió con sorna —Solamente es Telekinesis, pero… Hay algo más. Cuando siento energías de otros espers, lo único que se clava en mi. Son sus sentimientos.

Oh no. Él no se espero tal confesión, poco a poco las cosas se iban aclarando para él. Más no tenía el poder de hablar, sus acciones, la forma en la que se expresa, lo tenía atraído por algún motivo que desconoce. Era demasiada madurez a esa edad tan corta.

—Entonces, tú…

—Creo que usted sabe el porque estamos aquí, ¿Verdad? Para decirle lo que incluso ya sabes.

El esper mayor tragó grueso, no se espero que el ambiente se tornara en algo terapéutico, se dieron segundos para sorber los fideos. El sabor salado y un tanto picante les hacía arder la garganta, pero igual manera estaba apetecible.